domingo, 25 de octubre de 2015

* LA MUJER DE CÉSAR...



Hoy, como todas las semanas, comparto con todos vosotros el artículo que domingo tras domingo publico en Información en el apartado que coordina y dirige mi querido hermano Pepe Moreno Fraile.

El de hoy toca un tema que puede irritar a ciertas personas porque es ciertamente molesto para los que viven, como diría Gardel, en la impostura.

Jesús Rodríguez Arias


LA MUJER DEL CÉSAR...

La mujer del César no solo tiene que serlo sino parecerlo. Pues lo mismo nos pasa a los cristianos que tenemos que serlo y demostrarlo ya que por mucho que hablemos de testimonio de vida si el nuestro no es al cien por cien creíble poco podremos “testimoniar”.

Sí, muchos me diréis que somos pecadores y que Dios vino para salvarnos y acogernos en sus brazos. Es verdad, pero una cosa es caer en el pecado, en nuestra debilidad, y otra muy distinta es premeditadamente hacer o realizar algún acto que no es que oscurezca nuestro testimonio sino que demuestre la falsedad del mismo haciendo un verdadero daño a esos que los tienen como “modelos”.

Soy de los que piensa que Cristo es nuestro mejor y mayor modelo aunque también sus discípulos, los que lo siguen y son capaces de dar su vida por Él son personas en las que fijarse pues gracias a esa imagen cercana se puede llegar a Dios por medio de los testimonios de los demás. El testimonio es vital para nuestro acompañamiento en la vida de fe.

¿De qué me sirve estar todos los días escribiendo, hablando o alzando mi voz en público diciendo las maravillas que ha obrado Dios en mi vida si después mi testimonio de vida es todo lo contrario a lo que digo ser y luego hacer? Este contrasentido, este antitestimonio, esta falsedad, hace mucho daño a personas que piensan que nosotros somos fiables y que nuestra coherencia de vida es eso: ¡Coherencia!

Hasta aquí todo perfecto, ¿Verdad?

He visto como personas que ofrecen la imagen que nosotros percibimos luego en actitudes son deslegitimados.  Cuando es un tropezón, no pasa nada, tampoco si son dos, tres..., aunque cuando el tropezón se convierte en conducta pues se hace con premeditación y cierta alevosía entonces es cuando vemos y comprobamos, con cierta desazón, que lo dicho y hecho forma parte de la mentira, de la cortina de humo, de la “mercancía” que nos quieren vender y entonces, querido hermano, por mal camino vamos.

Esto que hoy expongo, a modo de pensamiento con clara actitud de corrección fraterna, también ocurre no tanto en las Hermandades y Cofradías como institución sino en algunos de sus miembros pues la intoxicación de este mundo que necesita alejarse de Dios, que es en definitiva quien lo creó, para encontrarse a sí mismo también llega a donde llega.

El apostolado cofrade es eso: Apostolado. Al ser muy amplio y numeroso nos encontramos con una variopinta variedad entre sus miembros a los que se les pide que sean consecuentes para que sus actos sean acordes con lo que dicen creer. ¿De qué nos vale un “cofrade” que no se sienta apóstol? Aunque para que esto ocurra, para que adquieran ese compromiso de ser cristianos consecuentes, tiene que darse una premisa principal: La Formación que a decir verdad escasea y mucho más en tiempos no tan remotos que ha hecho que haya una o varias generaciones perdidas que caminan sin caminar y que muchos de ellos, con lo más básico que básico, estén integrados incluso en las respectivas juntas o consejos.

Se acerca un año lleno de cabildos de elecciones donde se debe mirar con lupa quienes integrarán cada candidatura porque después nos encontramos con lo que nos encontramos y eso hace un daño importante, nunca irreversible, a la hermandad en cuestión, al carisma que nos une, restando cierta credibilidad ante el mundo la ingente e imprescindible labor que realiza el apostolado cofrade. No se puede permitir que por “unos pocos” se ensucie tan inmensa vocación y quienes deban poner freno tienen la obligación de ponerlo porque si no se hace después nos encontramos con comentarios de toda índole defendiendo lo indefendible, muchas veces en contra de la fe y de nuestra Madre la Iglesia, fotos en redes sociales que son un claro antitestimonio o dando pábulo a ideas contrapuestas con nuestras creencias. Eso existe y vosotros sabéis que es verdad.

Y si no, sólo hay que echar un simple vistazo a los espectáculos que se están organizando para halloween y fijarnos después en algunos de sus asistentes. ¡Eso sí que seguro os sorprende!

Lo dicho “la mujer del César no solo tiene que serlo sino también parecerlo”.

Con un fraternal abrazo,


Jesús Rodríguez Arias

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