miércoles, 2 de septiembre de 2015

* A JOSÉ ANTONIO MEDINA PELLEGRINI: MI GRAN AMIGO.




Decía Roberto Carlos en una inolvidable canción que “quería tener un millón de amigos” y  aunque pienso que es un logro difícil de conseguir pues amigos verdaderos hay más bien pocos si se puede alcanzar esa cifra de personas que te quieren, estiman, admiran o te tienen cariño que si la conociéramos de forma personal serían buenos amigos estoy seguro de eso.

Hace un tiempo me dabas señales de tu marcha sin decirme absolutamente nada y hasta que lo viste oportuno nos hiciste saber tanto a Hetepheres como a mí que cuando terminaras tu misión en la Diócesis de Cádiz y Ceuta con nuestro querido D. Rafael Zornoza Boy volverías a coger las maletas para que tu coche rodara camino de la zona de Madrid. Fuiste escrupuloso con tu obispo de Getafe, mi admirado Mons. D. Joaquín María  López de Andújar y Cánovas del Castillo al cual tengo en alta estima pues nos unen lazos fraternos y de verdadera amistad con un buen colaborador y amigo suyo como es mi buen amigo del alma Alfredo Dagnino Guerra.

No creo en las casualidades, más bien como diría el Padre Loring, nuestro querido Loring, en las causalidades aunque es cosa del cielo que nuestro querido y admirado obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. D. Rafael Zornoza Boy también haya estado durante años incardinado en Getafe de la que fue obispo auxiliar.


Hoy has hecho público mediante un post en tu seguido y prestigioso blog de tu marcha así como del nuevo destino como Cura-Párroco de la Saleta en Alcorcón (Madrid). Sé, porque te conozco bien que te entregarás en tu nueva misión apostólica y que le harás la vida mucho más fácil así como agradable a todos los feligreses y que tendrán en ti un buen sacerdote, un buen amigo, un buen hermano y un gran director espiritual. Me imagino que seguirás enfrascado en los mil y un proyectos literarios, conferencias, participación en radio, en medios porque si no no serías tú, mi querido y buen Amigo José Antonio.

Bien sabes que cuando uno escribe tiene mucho de la fuente de inspiración que te pueda alumbrar en ese momento así como la mano del Buen Dios que nos va guiando hasta llegar al momento que pensamos y damos cien vueltas a la cabeza de como plasmarlo.

Pues bien, a mí me ha acaba de llegar ese momento.

Voy a hablarte a ti porque haciéndolo así también lo hago con el resto de personas queridas, hermanos en la fe, que en estos momentos están leyendo estas palabras salidas de la mente y corazón que hoy conforman un misterioso cordón umbilical donde una da la mano gustosa al otro.

Considero, hablo de forma muy personal, que Dios nos ha bendecido a Hetepheres y a mí con mucho en nuestra vida en común y que justamente ayer celebrábamos a “nuestra manera” el octavo aniversario de ese día que Dios nos abrió sus brazos para bendecirnos como un matrimonio que trabaja todos los días para intentar se santo.

En la medianía de mi vida cuando por las circunstancias personales de cada uno ya he empezado a girar para ir, como se dice, de vuelta, cuando tienes esperanzas más certeras y todo pasa por el tamiz de la precaución he tenido el inmenso privilegio de que el Señor nos haya otorgado a dos sacerdotes que vinieron de “fuera” de Cádiz y que con el pasar de los tiempos se han convertido en un referente en cuanto a su vida apostólica y personal hasta llegar a considerarlos verdaderos Amigos.

Hablo de D. Rafael Zornoza Boy, mi obispo de Cádiz y Ceuta, y mi querido amigo José Antonio Medina Pellegrini, buen sacerdote, que recalaron por estos lares con espíritu de sacrificio, de entrega, de servir ante todo y sobre todo y que tanta piel se han dejado pegada al camino en el ejercicio de su ministerio. Tan diferentes y tan iguales. Uno ostentando la máxima responsabilidad de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, otro asumiendo las responsabilidades que aquél le tendía en los primeros tiempos tan ilusionantes a la vez que duros.

Cómo bien sabes estoy metido en esto de la evangelización en la red desde 2011 con “SED VALIENTES” que de ser un modesto y humilde proyecto con la ayuda de Dios se ha convertido en un medio muy conocido a lo mejor por mantener una línea de fidelidad absoluta a la Santa Madre Iglesia defendiéndola siempre aunque, como bien sabes, alguna vez más que otra los disgustos no han sido pequeños.

Y en este mundo tan virtual a la vez que real coincidimos en varias ocasiones y entablamos “amistad” sin poner cara y voz aunque si buenos y correspondidos sentimientos. Al poco me entero que estás en Cádiz, Dios nos iba acercando, porque has venido con el nuevo obispo para acompañarlo en sus primeros tiempos.


Cómo la vida va a un ritmo que nosotros no llegamos a cogerlo por más que queramos no sería hasta unos meses más tarde cuando los sentimientos pondrían voz y cara. Fue en el Aulario “La Bomba” en la presentación de tu libro “Francisco, el Papa de todos” justo en el momento en el que estabas firmando los ejemplares a esa ingente cola de personas que pacientemente esperaban su turno cuando me acerqué, nos miramos, y me dijiste: ¿Tú eres tú? A lo que te respondí: ¡Yo soy yo! Y nos abrazamos como cuando uno se reencuentra con un amigo del alma y hace mucho que no se ven. En ese momento en particular supe que Dios me había bendecido con un Amigo para la eternidad, de los que duran siempre, de los que siempre están aunque físicamente no estén, de los que siempre puedes contar con ellos, de los que sabes a tu lado.

Y desde ese mismo momento José Antonio Medina Pellegrini es mi Gran Amigo.

Con el tiempo coincidimos mucho en muchos lugares: En la Iglesia del Santo Cristo, en la presentación del libro en cuestión, donde después cenamos con el Párroco, mi querido y admirado Padre D. Rafael Pinto Vega así como el Padre D. Sergio Moreno que por entonces estaba en el Vaticano y que el próximo domingo 6 de septiembre tomará posesión como nuevo párroco de la de San Miguel Árcangel de mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario. ¿Casualidades? ¡No, causalidades!

Después fue Valladolid y sobre todo Cádiz...

En la Tacita de Plata hemos estado mucho contigo, hemos hablado de todo, también llorado en medio de profundas conversaciones que eran casi confesiones. En la trimilenaria Cádiz hemos compartido contigo momentos como cuando nos enseñaste “por dentro” el Seminario Diocesano de San Bartolomé o mucho cuando comenzabas a caminar como Vicario Parroquial de la Iglesia de la Merced.

Contigo hemos entablado amistad con los hermanos de Sentencia así como la de la Merced. Hemos compartido contigo la Misa de Navidad en la que eras el celebrante. Tanto mi mujer como yo hemos estado en innumerables ocasiones en la que fue tu casa allá en la Merced donde tu Amiga Hetepheres preparaba algunas cosillas y cenábamos en torno a la mejor de las mejores conversaciones, risas, proyectos, recuerdos e ilusiones compartidas en torno a la Amistad.

No puedo ni quiero olvidar que fuiste uno de mis presentadores de mi libro “Diario de un blog” en mi bendita Isla de San Fernando junto a mis queridos José Carlos Fernández Moscoso y Agustín Rosety Fernández de Castro en un lleno salón de buenos y queridos amigos, hombres y mujeres de fe, que con vuestras palabras hacia la publicación y el autor se creó un ambiente puramente cristiano y ese es mi mayor orgullo porque fue ante todo un acto realizado para mayor gloria de Dios.

No puedo ni quiero olvidar las interminables conversaciones por teléfono. De esas que sientes como la batería se consume por lo que arde el terminal en tu oreja aunque eso no es óbice para seguir charlando con mi Gran Amigo.

No puedo ni quiero olvidar la alegría que nos diste a Hetepheres, a su madre Conchita, y a mí cuando aceptaste la invitación de almorzar en Familia en Navidad. ¡Qué bien nos lo pasamos! Recordaré ese día en letras del oro más valioso que hay que es el que representa el insondable misterio de los Amigos del alma.

No puedo ni quiero olvidar la mano tendida que siempre hemos tenido Hetepheres y yo por tu parte donde siempre estabas para escuchar lo que uno u otro teníamos necesidad de decir y que casi nadie podía escuchar.

No puedo ni quiero olvidar cuando fuiste ese esencial instrumento para que algo tan mío esté ahora donde tú sabes que está.

No puedo ni quiero olvidar los brazos siempre abiertos a todos los que te querían conocer y la bienvenida así como acogida que le tributaste a dos queridos y buenos amigos también hermanos de ese alma que caben pocos pero esos pocos la engrandecen como son Beltrán y May.

No puedo ni quiero olvidar nuestra conversación de conversaciones donde salía de todo y nos hacías partícipes de tu infancia, juventud y madurez en la Argentina de cuna y sentnimientos. Los buenos amigos que dejaste allí junto a tu querida Familia con Mamá Chiquita el eterno recuerdo de tu papá…

No puedo ni quiero olvidar lo bien que te integraste en la indiosincracia de Cádiz y tu forma de involucrarte en un apostolado como el cofrade con el que te encontrabas tan a gusto. Pienso que has hecho mella entre los cofrades gaditanos y eso, cree lo que te voy a decir pues también soy cofrade, no es para nada fácil.
 
No puedo ni quiero olvidar como tus ojos brillaban cada vez que te hablaba de mi bendito pueblo de adopción, de Villaluenga del Rosario, de sus cosas, gentes, parajes imposibles de ver en otro sitio o lugar. Creo, querido Amigo, que te has ido para tierras de los madriles un poquito enamorado de mi pueblo.

Pero te has ido y nos has dejado a los que en verdad te queremos y valoramos un poco huérfanos aunque sabemos que te tenemos estés donde estés, que tu voz melosa y armónica seguirá retumbando en el móvil que volverá arder del tiempo que llevamos conversando aunque no estarás aquí y eso, me lo tienes que permitir Buen Amigo, llena mi corazón de soledades.

Qué nos veremos pronto. ¡¡Por supuesto!! Si Dios así lo quiere tenemos que arribar por la Capital del Reino de España a finales de este mes para hacerme la, tan temida y a la vez deseada, revisión médica. Debo pasar la ITV y que vuelvan a ponerme la etiqueta que me diga que puedo seguir recorriendo el mundo con las personas que quiero y me quieren como es tu caso querido y Buen Amigo José Antonio hasta que la muerte nos separe para entrar de verdad en lo que es la Vida.

No se pueden imaginar los feligreses de tu nueva parroquia, los grupos, la Diócesis de Getafe la calidad apostólica y humana de este “cura urbano en las periferias de Madrid”, de mi querido hermano y Gran Amigo José Antonio Medina Pellegrini al que doy gracias a Dios por haberlo puesto en el camino de mi vida, de nuestra vida, y que junto a Monseñor D. Rafael Zornoza Boy, mi obispo de Cádiz y Ceuta, son dos auténticas Gracias de Dios.

Querido José Antonio:

Sabes que te quiero, te añoro y te admiro como lo que eres: MI GRAN AMIGO.

Permíteme que a estas horas cierre los ojos para escuchar tu voz junto a la de tu primo cantando un bello tango del eterno Gardel. Con esos instantes que son toda una vida me quedo.

Rezo por ti y sé positivamente que tú ya lo estás haciendo por nosotros. Un fraternal abrazo hermano y nos vemos pronto porque las horas hace tiempo en mi vida que carecen de la importancia que parecen que tienen.

¡Volver con la frente marchita...! ¡Brindo por ti, por nuestra Amistad!


Jesús Rodríguez Arias

2 comentarios:

  1. me encanta tus vivencias no me canso de leerlas pues me llenan muchisimo

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  2. hermoso comentario acá en ARGENTINA tenemos valiosos recuerdos soy la mama de HERNAN GUERENDIAIN....UN ABRAZO DE LOS DOS Y DOY GLORIA A DIOS POR VERLO OTRA VEZ CON TODA LA FUERZA DEL SEÑOR Y DE NUESTRA MADRE QUE SIEMPRE LO AMPARA BAJO SU MANTO. AMEN

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