Cómo si de
una liturgia se tratase cada 1 de septiembre de ocho años para acá cierro los
ojos y me veo de pie en el Altar Mayor de la Iglesia de San Juan Baustista de
los Descalzos que está radicada en la jerezana calle Medina a que con los sones
de Canon de Pachebel entrara de forma majestuosa la novia más bonita, más
sonriente, más tranquila, más acogedora, más pendiente de todos los invitados
porque todos fueron depositarios de su inmensa mirada en la mejor de las
sonrisas.
Fueron
escasos minutos ese tiempo de transición en el que los novios se convierten
para siempre en marido y mujer. Misa larga y preparada al extremo donde todos
fueron partícipes, donde todos quisieron agasajarnos con el calor de la buena
amistad teniendo como principal testigo al mismo Dios que bendecía, sigue
haciéndolo por cada día que pasa, nuestro Matrimonio.
¡Y ya han
pasado ocho años lo que parece que fue ayer!
Después del
tiempo transcurrido, de las vivencias compartidas, de conocernos tanto que
parece que llevamos una vida juntos os puedo decir que no me cambio por nadie.
Nuestro Amor es un Amor maduro y por tanto verdaderamente gozado. Me podéis
preguntar si sigo igual de enamorado de Hetepheres que al principio y os diré
sin temor a engañaros y sobre todo a engañarme que más todavía porque hemos
entrado en esa clase de estar enamorados viviendo nuestro amor con pasión y
todos los sentidos y ahora es mucho, mucho más pleno.
Lo bueno de
llevar años es que nos conocemos a la perfección y ya sabemos por el pie que
cojeamos porque siendo tan inmensamente iguales también somos necesariamente
distintos. Un ejemplo: Mientras yo soy un romántico empedernido, Hetepheres es
una persona pragmática y realista al extremo. Mientras yo me quedo mirando esa
esponjosa nube que parece algodón en el inmenso cielo azul de Villaluenga del
Rosario ella me dice que si me he fijado en tal o cual cabrita o perrito que
está ni donde se ve pero que ella ya se ha percatado. Mientras yo miro
demasiado para arriba ella mira de frente donde se todo se ve en su verdadera
dimensión. En estas diferencias, necesarias y enriquecedoras, está el secreto
mejor guardado y que todos conocéis a leguas de distancia: ¡Nuestro Amor!
Son ya ocho
años los que caminamos juntos cogidos de la mano y son muchos los que han ido
abandonando el sendero por el que nosotros transitábamos. Algunos se han
marchado junto a Dios para caminar los verdes prados eternos, otros por
obligaciones han tenido que poner sus mentes en otras metas a distancia
kilométricas de nosotros aunque estemos unidos en sentimientos y por el corazón
así como algunos han decidido apearse de nuestro sendero porque la vida cambia,
son ciclos muy bien definidos donde Dios te da los compañeros que vas
necesitando en la vida para hacerla en cada tramo más intensa, más plena, más
de verdad.
¿Qué muchos
se han ido para no volver porque han puesto sus miradas en otros horizontes?
¡Perfecto! ¿Qué otros no han querido seguir nuestro camino? ¡Mejor para ellos!
Yo solamente doy gracias eternas a Dios por haberme, habernos, permitido el
caminar aunque fuesen tan solo unos
metros en su compañía pues de todos se aprende, todos son ejemplo para
nuestra propia vida y todos han sido y son verdaderamente necesarios en nuestro
común peregrinar.
Cómo me
gusta escribir me pasa que no suelo ser escueto. ¡Un fallo lo tiene cualquiera!
Aunque si tuviera que condensar hasta el extremo como me siento junto a mi
mujer no tendría que escribir demasiado pues se puede describir con una sola
palabra: ¡¡FÉLIZ!!
...Y Amado,
querido, apoyado, protegido, consolado.
Hetepheres
es sin lugar a dudas la MUJER DE MI VIDA porque en ella he encontrado TODO y
MÁS. Con ella me encuentro feliz, relajado, tranquilo, en Paz y en los tiempos
que corren es tan difícil el poderse sentir en PAZ...
Hetepheres
me ha proporcionado una seguridad en mi mismo de la que siempre he adolecido
porque me ama sin fisuras, me quiere con locura y me admira aunque os confieso
que no sé el por qué.
Hetepheres
es ese empujón necesario cuando no veo la situación demasiado clara o cuando el
compromiso puede llegar a ser apabullante. Es ese consejo claro, desnudo,
analítico que cuando le haces caso sale impresionantemente bien.
Hetepheres
es la sonrisa con ojos llenos de amor cuando me ha visto postrado en la cama
con tantos dolores y padecimientos.
Hetepheres
es Amor en estado puro y por tener un corazón tan grande y tan entregado a todo
y todos siente como nadie las deslealtades, las traiciones, la falsedad y la
hipocresía y si estás van dirigidas en contra mía las sufre incluso más que yo.
Hetepheres
es Amiga de sus Amigos y los poquitos que podemos tener de verdad los cuida con
desmesura porque sabe mejor que nadie que son un inmenso y privilegiado tesoro.
Un Amigo, no importa en el momento que haya llegado a tu vida, es un auténtico
privilegio, un gran regalo de Dios que se une a nuestras vidas para compartir
todo en todo momento. No existen amigos de buenos ratos y cuando vienen los
malos si te he visto no me acuerdo. Existen los AMIGOS y punto.
Hetepheres
es conversación con Dios desde la cercanía, el respeto y la espontaneidad.
Hetepheres
es continua búsqueda, continuo investigar, continuo aprendizaje, continua
lectura, continuo compromiso...
Hetepheres
es vida, es real, es como es y te puede gustar o no pero ella no tiene doblez
ni medias tintas porque si algo lleva a
gala es la sinceridad y también el decir las cosas bastante claras. En los ojos
de mi mujer se pueden leer y algunos seguro que no querrán por ningún medio el
verse retratados en su mirada.
Hetepheres
en entrega: Conmigo, con su madre, con todos los que la necesiten.
Hetepheres
es una gran apasionada de cuanto perrito, gato, pájaro, ratón, caballo o
cualquier animalito que pulula por ahí y que ella desde la distancia o desde la
cercanía tanto disfruta con su presencia.
Hetepheres
es sensibilidad a corazón desnudo: Apasionada de la pintura, de las artes, de
la belleza, de esa ermita románica perdida en el norte de nuestra España, de
callecitas marineras de la trimilenaria Cádiz, del sevillano y augusto
Barrio de Santa Cruz, de las empinadas calles de nuestro pueblo, del evocador
cementerio cobijado bajo las paredes de la derruida por los franceses Iglesia
del Salvador en nuestro bendito pueblo de Villaluenga del Rosario o verdadera
enamorada del inmenso Caíllo...
Hetepheres
es delicadeza, sensibilidad, disfrutar de las esencias de un viaje por mar, por
la urbe o por los caminos que ponga Dios delante nuestra. Almorzar en una venta
o o cenar en un buen restaurante y hacerlo en la soledad de nosotros mismos o acompañados
de queridos y buenos amigos a los que queremos como verdaderos hermanos y que
ellos ya saben quienes son.
Por eso y
por tantas cosas más puedo decir, gritar si mi cascada garganta me lo
permitiese, que Hetepheres es la MUJER DE MI VIDA y de la que doy eternas
gracias a Dios de haberla puesto en mi camino en el momento justo que tenía
destinado para mí porque, os lo digo con total sinceridad, no sé como hubiera
sido mi vida sin ella, es que pienso que la vida sin ella tiene menos sentido
pues gozo cada instante que estamos juntos y la echo en falta cuando no estoy
con ella porque somos esa clase de matrimonios que cuando uno va solo todo el
mundo se extraña pues tienen una sola imagen que conforman dos personas. ¡Y eso
en verdad es nuestro Matrimonio!
Y como todos los 1 de septiembre hemos almorzado
juntos en nuestro particular rincón que no es otro que “El Timón de Roche” de
nuestro buen, querido amigo y hermano en tantas cosas Paco Ruiz Brenes.
No hay nada
como charlar de y con nuestras cosas mientras admiramos el mar que allí está
incluso más cerca mientras nos tomamos ese gazpacho de melón con bogavantes que
tanto nos gusta y que se ha llegado a convertir en una tradición mientras
sostenemos nuestras miradas y nuestras risas vuelan más allá donde se pierde el
horizonte en eterno mar.
Gracias
Hetepheres por ser simplemente como eres.
¡TE QUIERO
CON TODA MI ALMA Y ESTOY MUY ORGULLOSO DE TI!
Hemos cumplido los primeros ocho años de casados y así para toda la eternidad.
¡Brindemos
por los dos que creo que nos lo merecemos!
Te amo mi
vida,
Jesús
Rodríguez Arias
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