jueves, 29 de mayo de 2014

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER.

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: «Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!". (Oficio de Lecturas). Es un pasaje epistolar muy trillado pero que encierra una sorprendente acción de Dios. No sólo nos llama hijos sino que nos hace "hijo", y si Jesús es su Hijo, ¡a mi me otorga la misma dignidad!. Y uno podría pensar, ¿cómo me va constituir hijo con la cantidad de veces que le fallo, si no llego a la "altura" de Jesús? ¿Cómo lo va hacer si mi tendencia natural, al menos en cierto porcentaje, es hacia la soberbia, hacia el orgullo, hacia la vanidad, hacia la concupiscencia...,? Dios lo hace porque ama y, porque ama al hombre ¡me ama!, y porque ansia rescatarme me configura en una nueva criatura, y no cómo antes, sino como hijo, como criatura que tiende a la perfección, que no quiere decir que ya lo sea, sino que nos pone en camino. Como diría san Agustín: "estoy lanzado hacia Él". Gracias, Señor, porque a pesar de todo y por todo, vienes a rescatarme, a redimirme, a recuperarme y a salvarme, hasta del propio mal que me hago. Gracias, Señor, porque no miras mi debilidad sino tu deseo de consagrarme hijo tuyo. Santa María, Madre de Jesús y Madre mía, ruega por nosotros.

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