lunes, 30 de diciembre de 2013

* A EMILIO PRIETO PAGNAS: EN MI RECUERDO PERMANENTE.

Son tiempos de recuerdos, de acordarse de vivencias, personas, situaciones con las cuales has convivido y han dejado una profunda huella en tu vida y sentimientos para siempre.
Hoy me he levantado algo taciturno y rememorando sentimientos. Es lo propio de estas fiestas donde se nota mucho a los que a diario echamos de menos.
Hace justamente un año nos dejaba un hombre bueno y un buen hombre que parece que significa lo mismo aunque no es así. Hace un año se iba a la Casa del Padre, en el que siempre se confió, un hombre que le podía su corazón y se entregaba a cualquier causa noble en la que pudiera echar una mano.
Hoy no tengo más remedio que recordar al que está presente en mi memoria, pensamientos, recuerdos, el que no se puede ir porque se haya muerto sino que permanece en mi vida como el buen amigo que siempre fue y siempre será.
Estoy hablando de mi querido, admirado y siempre añorado Emilio Prieto Pagnas.
Siempre he dicho que Emilio fue un humanista de los pies a la cabeza y eso lo demostraba a todas horas con su particular bonhomía que le llevaba, en algunas ocasiones, a la propia bohemia que arrastran las personas que no piensan ni ven con los ojos de este mediocre y limitado mundo.
Lo mismo lo veías escribiendo un libro sobre las palabrerías de su querida Isla, a la que amó con locura, o hacía un tomo sobre la Semana Santa de nuestra común y  bicentenaria Ciudad de San Fernando, lo mismo lo veías dando una conferencia, que exaltando sus devociones o participando en jurados literarios porque Emilio fue un cristiano de fe y convicción que puso en práctica la misma en todo cuanto hizo, en todo cuanto vivió.
Tomó las decisiones que decidió tomar en momentos determinados de su vida y a lo mejor no fueron comprendidas aunque, en verdad, el que tenía que tenerlas claro es él y no los demás que nunca estarán de acuerdo con lo que muchas veces hagas. El en cambio no tuvo en cuenta nada de eso y siguió siendo Emilio Prieto Pagnas de siempre.
Cofrade hasta la médula veneró a Jesús y a María con sus advocaciones de Misericordia y Piedad a la que dedicó toda su vida. Perteneció a su Junta de Gobierno durante mucho tiempo y después fue un ejemplar hermano y lo mismo ocurrió con otra Hermandad a la que quería en su verdadera dimensión: La Vera+Cruz. Sé que si el hubiera estado con nosotros ya habría montado algo para encauzar la difícil situación de esta antigua y devota hermandad crucera.
Lo profesional no podía ir ajeno a lo personal, nunca lo va, y desde su puesto y cargo como Técnico del Ayuntamiento de San Fernando donde tenía plaza de Funcionario de Carrera siguió siendo el mismo hombre bonachón, comprensivo, capacitado, eficaz, atento a todos, solucionando los problemas que a él venían siendo un hombre de bien, un auténtico y veraz humanista.
Sus hijos, su familia, su esposa deben estar orgullosos de poder haber compartido la vida con un ser tan extraordinario en todos los sentidos del que seguirán aprendiendo por día que pase desde su marcha al Reino de los Cielos.
En mi caso diré que nunca lo he olvidado, que su recuerdo, sus consejos, su sonrisa, su amabilidad siempre está conmigo en mi particular día a día.
Gracias mi querido hermano, mi querido, recordado y siempre añorado Emilio Prieto Pagnas porque me enseñaste y me enseñas a diario a ser una mejor y más digna.
Recibe, querido hermano, un fuerte abrazo allá en el Reino de los Cielos donde estás instalado y que Dios bendiga a tu querida Familia, amigos así como a las Hermandades de tus devociones.
Jesús Rodríguez Arias

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