lunes, 10 de septiembre de 2018

* COFRADE ITINERANTE



Hoy en mi artículo del lunes publicado en Información San Fernando sé que toco un tema polémico, el de los cofrades itinerantes, aunque quiero aclarar que mi opinión y también crítica no va por esos cofrades que no han encontrado su vocación en su hermandad primera y que después están sirviendo en otras con una vocación de servicio y una entrega verdaderamente admirable. Mi "crítica" va dirigida a esos itinerantes que son culos de malos asientos que llevan a sus espaldas una gran cantidad de cofradías, que no han hecho absolutamente nada pero se creen que tienen derecho de pernada donde estén, que critican a todo bicho viviente cuando salen de cada respectiva hermandad portazo de por medio.

A esos cofrades itinerantes va dirigido mi artículo, mi personal y clara opinión, a esos que seguro cuando lo lean se acordarán de todas mis castas, y esos que por supuesto no se verán reflejados en mis palabras porque el hacerlo estarían admitiendo todo lo que afirmo...

Jesús Rodríguez Arias 


COFRADE ITINERANTE





¿Os acordáis de esas capillitas de madera con la Virgen del Carmen dentro a modo de sencilla hornacina que iba de casa en casa? Eran una capillas itinerantes que permanecían cierto tiempo en el hogar hasta que pasado este la llevaban a otra casa. Es una forma muy bonita de lo es la piedad popular.

Esto también pasa con algunos cofrades que son, llamémosle, itinerantes y ahora explico el por qué de tal afirmación aunque pienso que todos tenéis en mente lo que quiero explicar en este artículo.

Cofrade itinerante es aquél que no llega a asentarse en ninguna hermandad, este tipo de hermano no tiene una devoción clara pues con tanto cambio pienso que debe ser difícil retener en la memoria y en las oraciones las distintas advocaciones a las que les ha dirigido sus plegarias. Son inquietos por antonomasia y también, que todo hay que decirlo, su máxima ilusión es llegar a pertenecer a la junta de gobierno en la cofradía en la que esté en ese momento cosa que suelen conseguir con cierta facilidad pues se prestan a lo que haga falta con tal de conseguir esta necesaria premisa para sus vidas. Empiezan ayudando a todo quisque y terminan ordenando sin derecho a réplica. Es fácil de comprender que más pronto que tarde son apartados de sus funciones e invitados a salir por la misma puerta donde han entrado aunque algunas veces es al revés, son ellos los mosqueados porque no consiguen implantar sus criterios  dan un portazo para mayor descanso y tranquilidad del resto de la hermandad.

El cofrade itinerante se va echando pestes de la cofradía, de la junta de gobierno, de los hermanos y no se salva ni el párroco que a su vez es el director espiritual de la misma. Estos aspavientos los dicen y hacen en voz alta, lo escriben en las redes sociales y apoyado en la barra mientras se toman una copa con otros cofrades itinerantes de otros muchos lugares y todos se unen para jarchear de lo lindo de la hermandad que hasta antes de ayer era la de “sus amores”…

Al poco tiempo este sujeto se fija en otra cofradía ya sea por la relevancia de la misma, porque el estilo que tienen se asemeja mucho al suyo o porque esté escasita de personal y sabe no le van hacer ascos a alguien de su experiencia, su valía y  su “prestigio”. La secuencia de los actos se repiten y con el tiempo se suceden las mismas críticas, en los mismos lugares y con los mismos “itinerantes” pero cambiando el nombre de la corporación en concreto.

El itinerante es en definitiva un culo de mal asiento que suele dar mucho por saco pues su único interés no es otro que él y  no la hermandad, son sus metas y no los del apostolado cofrade, es servirse a sí mismo y no a la Iglesia, es el ego personal de ser alguien, por medio de carguito, una medalla, una venera o un escapulario, y no el servidor de sus hermanos como nos habla en el Evangelio el mismo Jesús.

Esto que aquí he reflejado se cumple al cien por cien al día de hoy, antes también pero de una manera más distanciada, más pausada, porque esos “hermanos” siempre fueron considerados  pocos fiables por los cofrades que solo han servido a su hermandad hasta el día de su muerte. Hoy en cambio es muy común porque hay que reconocer que las HH.CC. además de ejercer sus funciones dentro de la Iglesia también se han convertido en plataformas de gran relevancia social que incluso pueden llegar a dar el salto en política y eso amigo mío es harina de otro costal.

A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César pero cuando mezclamos a Dios con el  César por llevar a cabo nuestros mezquinos intereses entonces dejamos de servir a Dios y lo hacemos con el César.

El cofrade itinerante es como aquellas capillitas que de mano en mano van y ninguno se la queda…

Jesús Rodríguez Arias 

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