martes, 25 de septiembre de 2018

* DIUFAÍN





Despido un mes de septiembre, en los que artículo publicados en Información San Fernando se refiere, que ha dado mucho que hablar...

Hoy se ha publicado uno dedicado a un sacerdote bueno, un hombre de Dios, que ha sido demonizado por  muchos y entre ellos por algunos pastores que son lobos con piel de ovejas...

Hoy dedico mi artículo al Padre D. Antonio Diufaín Mora.

Porque si no lo hiciera no tendría sentido ni mi tribuna ni el nombre que la corona: SED VALIENTES.

Hoy intento hacer justicia a un hombre justo.

Jesús Rodríguez Arias 

DIUFAÍN




Hay veces que escribir sobre una determinada persona hace que un gesto de reprobación se marque en el rictus de muchos lectores porque a través de una información sesgada, de una campaña ciertamente inmoral de desprestigio orquestada por los de siempre ha hecho que la sociedad haya juzgado y condenado, sin derecho a defensa ni a réplica alguna, al individuo en cuestión. Sólo con decir su nombre aparece un gesto de rechazo, de antipatía, que cuando cuestionas esa actitud no saben contestarte Ese es el mundo en el que vivimos donde por exceso de información estamos más desinformados que nunca, donde en las redes sociales se juzga y sentencia con la facilidad que dan esos juicios paralelos donde no hay que acreditar los mínimos conocimientos de derecho y donde el condenado tiene que callar y cargar con la culpa que los otros se quieran inventar.

Pero pensad que si yo no escribiera de esas personas a las que muy pocos conocen, que son chivos expiatorios de esos lobos con piel de cordero, si yo no dijera lo que pienso no tendría sentido alguno ni esta tribuna ni el nombre que la presenta. En el uso de mi propia Libertad voy a escribir y dedicar mi artículo a una persona que le tengo mucho cariño, admiración y profundo respeto como es el Padre D. Antonio Diufaín Mora.

Ya, ya, sé que a más de algunos con solo haber leído el epígrafe que titula este artículo habrá puesto mal gesto en la cara, de una cruel actitud reprobatoria pues me atrevo a desafiar a los que tan mal han pintado y han hablado de este buen sacerdote.

El Padre Diufaín es un sacerdote de aspecto serio y recio, que tiene que tomar serias decisiones a diario, pero yo sé que detrás de esa carcasa esta un hombre bueno, un hombre cercano, un hombre que da su confianza a quienes él sabe que no traicionarán nunca a la Iglesia y a lo mejor en esa clave está el quid de la cuestión.

Reconozco que si yo estuviera en el pellejo su también tendría que tener esa carcasa que me sirviera de muro de contención ante tantos insultos, tantos ataques, tanta inmoral campaña donde no solo uno es vilipendiado sino que también lo es la Madre Iglesia en la figura del Prelado. Pero todos esos que lo critican, los que orquestan la constante difamación, son los primeros que tendrían que callar pues Dios, que siempre protege al inocente, es el juez más inexorable que existe y no se queda con nada de nadie...

Diufaín es un cura entregado que lleva muchos años ejerciendo su ministerio apostólico y gran parte del mismo en labores misioneras. Sí, Don Antonio es misionero y es de esos que van a los lugares donde nadie va, evangeliza con palabras y obras llegando a remangarse para hacer que la vida de los más desfavorecidos de este mundo sea un poco más cómoda, que por lo menos tengan las mismas oportunidades para que lo esencial no le falte a nadie.

Sí, ese cura grande, corpulento, de gesto adusto resulta que es un misionero que entrega su vida a todos para que Dios al que sirve sin fisura llegue a sus corazones. Es un cura fiel, un pastor bueno que prefiere ir al encuentro de las ovejas. Diufaín lo que le pasa es que es un hombre justo, un hombre de Dios, un hombre que sirve a la Iglesia a la que quiere como Madre y claro eso a este mundo tan viciado, tan pestilente y tan masónico esta forma de vida no le gusta ni lo más mínimo. Cuando el Padre Diufaín tomó posesión del cargo de Ecónomo, el más desagradecido que existe a los ojos de los demás pues al parecer tiene la culpa de todo, ante el Obispo de Cádiz y Ceuta, mi siempre querido y admirado Mons. Zornoza, este dijo que la responsabilidad encomendada a Don Antonio era especialmente importante y sensible pues “la economía dentro de la Iglesia es un asunto de enorme responsabilidad debido a que administramos pobreza”... Esta misión delicada no es bien entendida por los enemigos de la Iglesia Católica pues estos lo que quieren es acabar con la misma más pronto que tarde, llevan demasiado tiempo con esa pretensión, por eso la importancia de que la misma la gestione un buen sacerdote que además es misionero, que tiene nombre y apellidos al que respeto, admiro y quiero de verdad.

Jesús Rodríguez Arias





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