domingo, 30 de septiembre de 2018

CASI UNA NOVELA; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



En estos días políticos tan patéticos, he dado en peripatético. Me acuerdo mucho de Aristóteles cuando comentaba que la poesía es superior a la historia, pues esta se ciñe a lo que concretamente sucedió. La poesía, en cambio, es más filosófica y elevada pues se ocupa de lo general y de todo cuanto podía suceder. Traducido a nuestro tiempo y a nuestra circunstancia, el periodismo ha de ceñirse a los hechos y la literatura podría tratar de atisbar los movimientos del alma de los protagonistas.

Eso es lo que más hecho de menos. Me encantaría estar leyendo esto que pasa en una novela y saber si, en el fondo, el doctor Sánchez dio un suspiro de alivio cuando estalló el escándalo de Dolores "éxito garantizado" Delgado, pues desviaba el foco de atención de su tesis y de su libro, tanto monta, monta tanto, (de los que ya nadie se acuerda). También querría yo saber si la ingeniería fiscal del ingeniero Pedro Duque habrá supuesto tal vez un descanso a la ministra de Justicia, un día, al menos, desalojada de las portadas. Y quién pudiera saber que pasa por las cabezas de los ministros decapitados, Huerta y Montón, al ver que ahora el presidente defiende a estos mucho más que lo hizo con ellos. En las bambalinas anímicas es donde estará ocurriendo el verdadero drama de estos días, y nos lo estamos perdiendo.

Pensaba en eso, cuando he leído un estupendo artículo de Emilio Campmany en el que levanta una trama muy bien traída, pero más de novela negra. Dice que el chantaje de las grabaciones no es a la ministra Delgado, sino a los jueces y fiscales que no se nombran pero que estuvieron en Colombia con menores, porque ellos sí saben, y, sobre todo, a los que fuesen clientes de la red de prostitución de Villarejo, que también lo saben. Que la fuente sea Villarejo le parece dudoso, en cuanto que él queda todavía peor que la ministra. Está muy perspicazmente visto, reconozcámoslo, aunque se quede en el mismo nivel narrativo e imaginativo que mis dramas psicológicos.

Tendremos que conformarnos con los hechos, por ahora, aunque ya vendrán más detalles y después las memorias. Lo bueno es que los hechos, si se les da su tiempo, terminan inexorablemente revelando bastante de lo que había por detrás. Y lo mejor es que, entre noticia y noticia, todavía podemos sacar algún tiempo para leer una buena novela clásica o, incluso, una buena novela negra. Para compenetrarnos con el ambiente.

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