La asociación de fieles Lumen Dei tuvo que ser intervenida por la Santa Sede tras la muerte de su fundador, el padre Molina, por graves desórdenes –morales, económicos, teológicos…– en su interior. La intervención, que primero lideró el cardenal Sebastián y ahora monseñor Sanz, va dando frutos a pesar de las dificultades y resistencias de algunos exmiembros: se están ultimando las constituciones de la asociación
¿En qué situación se encuentra ahora mismo Lumen Dei?
Sigue siendo una asociación de fieles católica, que la Iglesia desea acompañar para que vaya superando la situación a la que llegó tras la muerte del fundador. Desórdenes morales, opacidad económica y una formación insuficiente en teología, la libertad, la afectividad y la conciencia. Tras una apariencia de ortodoxia, docilidad eclesial y piedad tradicional, se escondían otras cosas. El Papa Francisco habla de cómo estos grupos «alquilan» la Iglesia para usarla y separarse de ella cuando ya no les sirve.
¿Cómo viven sus miembros hoy?
Las personas que continúan en Lumen Dei dejándose acompañar por la Iglesia han encontrado paz y gozo de la fidelidad a lo que el Señor regaló a la Iglesia con el fundador. Seguimos lo que la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada nos ha indicado, como serena sanación de errores que descentraron a personas e hicieron perder el norte de la asociación. Es casi volver a empezar, en la intuición primera del fundador, jesuita que se conmovió ante la pobreza material y religiosa que descubrió en Cuzco (Perú) con los quechua. El compromiso cristiano y social junto con la vigorosa vivencia espiritual es la herencia de Lumen Dei.
¿Cómo ha afectado a la vida de esta asociación que haya grupos paralelos, aunque hayan sido desacreditados tanto por la Santa Sede como por usted?
Es una prueba que con cristiana mansedumbre sobrellevamos. Lumen Dei sigue adelante con la ayuda de Dios y el acompañamiento de la Iglesia. Se ultima el texto de las constituciones de la asociación. Todos los textos presentados hasta ahora jamás fueron aprobados por la Iglesia, por adolecer de una insuficiente teología de la vida consagrada, no contar con la pedagogía de la libertad, del afecto y de la conciencia. Son los factores humanos, religiosos y académicos que entran en juego en lo que la Iglesia llama una formación integral. Los dos centros de formación actuales responden a lo que la Iglesia esperaba hacía tiempo.
¿Hay personas que están suplantando a Lumen Dei?
Habría un intento de hacerlo. Sería utilizar su nombre de modo erróneo o incluso fraudulento. Lumen Dei ha tenido diversas denominaciones: pía unión, asociación de fieles, unión, familia eclesial… Según la misma Iglesia ha ido perfilando los diversos tipos de vida comunitaria, han surgido estas diversas nomenclaturas. Lumen Dei es erigida en Valencia como una pía unión (1975). Al promulgarse el nuevo Derecho Canónico en el año 1983 hubo que adaptarse llamándose Asociación de Fieles Unión Lumen Dei. Quienes deciden dejar el único Lumen Dei que existe como asociación de fieles no pueden invocar que son el auténtico y original Lumen Dei cuando era una pía unión.
El cardenal Fernando Sebastián, su predecesor como comisario pontificio, reconoció en varias ocasiones que esta tarea fue una de las más ingratas de su vida. Usted está siendo también injuriado… Le niegan la autoridad e incluso le acusan de haberse llevado dinero.
La Iglesia marcó un claro camino de renovación para reconducir el maltrecho momento que atravesaba la asociación, haciendo daño a tantas personas a las que dejaba tocadas o incluso las destruía. Quien en nombre de la Santa Sede conduce este itinerario está en el punto de mira de los que no aceptan un cambio que ponga luz y verdad en sus oscuridades y errores. Entonces intentan calumniarlo, acusarlo en tribunales civiles y eclesiásticos, tratar que le puedan destituir en sus responsabilidades con una consabida estrategia que ya es conocida en los tribunales de justicia y en los departamentos de la Iglesia. El anterior comisario, el cardenal Fernando Sebastián, lo sufrió en carne propia. Hoy me toca a mí sufrirlas. Hacen sufrir por un momento, pero no destruyen la verdad que humildemente defiendes.
¿Hay algún tema de fondo por el que se haya producido la salida de estas personas?
En mayo de 2014 hubo una reunión en Madrid con las dos máximas autoridades de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada: el cardenal prefecto y el arzobispo secretario, y yo como comisario pontificio. Estaban convocados los responsables regionales: una veintena de personas, pero solo acudieron dos. Cinco días antes escribieron manifestando libremente su salida de Lumen Dei. Recibimos alrededor de 200 cartas, con el mismo formato como si fuera una consigna. Los dimisionarios rechazaron la intervención de la Iglesia dejando la asociación con menos de un 20 % de sus miembros. Pero Roma, con la expresa indicación del Santo Padre, decidió seguir adelante… para sorpresa de los dimisionarios. El itinerario de renovación era claro y sigue siéndolo. Con la Iglesia no te equivocas. Ellos se enfrentaron a la Iglesia y se equivocaron.
¿Está en peligro la continuidad de Lumen Dei?
Es Dios quien suscita la aparición de las distintas realidades eclesiales, y solo es Él quien asegura la continuidad o finalización de cada una de ellas. Nos atenemos a esa divina Providencia. Pero la continuidad de Lumen Dei no está condicionada por cuanto ha sucedido recientemente.
¿Se estima, de algún modo, la fecha en la que podrá estar resuelto todo?
No existe un calendario para finalizar esta intervención eclesial. Discernimos lo que Dios ha entregado a la Iglesia y a la humanidad a través de la vida y la obra del padre Molina: qué don, cómo expresarlo, para quiénes vivirlo, con qué subrayados pastorales y espirituales, culturales y sociales. En comunión con la Iglesia. Con la confianza de quien está en las manos del Señor seguimos adelante con humilde fortaleza, con certeza confiada, aprendiendo de los errores que empujaron a esta situación y atentos a lo que Dios con su Iglesia nos siga indicando.
Fran Otero @franoterof
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