martes, 28 de febrero de 2017

TILA PARA TODOS; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ


Diario de Cádiz

Esperanza Aguirre se agarra a la esperanza de ser aún una política de resonancia nacional. En un foro sobre educación, ha reconocido que el Estado Autonómico fue un error. Es un acierto de Aguirre reconocerlo, desde luego. Lo de los 17 parlamentos creando 17 ficciones de soberanía y cobrándolas del presupuesto, lo de los defensores del pueblo, lo de las administraciones desdobladas o por triplicado; y en un mundo cada vez más globalizado y menguante, no tiene mucha razón de ser. También acierta Aguirre, aguerrida, al reconocer el motivo: todo se montó para contentar a catalanes y vascos. Que no nos vendan ahora la moto de las ventajas de la descentralización, que ésas todavía tenemos que verlas.
Pero se equivoca, a mi entender, en la solución. Propone desmontar el tenderete, menos para Cataluña y País Vasco, que tendrían que tener reconocidas sus sendas y alegadas particularidades. Yo, en esto, me considero profundamente orgulloso del papel que ha jugado Andalucía en el work in progress del Estado de las Autonomías. Aquí todos moros o todos cristianos, ha dicho, básicamente, nuestra tierra, acomodándose por cierto a sus peculiaridades históricas. "El café para todos", como se le ha llamado.
Me cuentan que en Madrid un profesor universitario ha afirmado que en Andalucía se estudia en los colegios e institutos, en la clase de historia, Tartessos y el Califato de Córdoba, porque son nuestros dos periodos independentistas, porque ya estamos preparándonos el camino. Ni es así ni veo más camino que el que lleva preparándose hace un siglo y medio Susana Díaz para liderar el proyecto nacional (nótese) del Partido Socialista Obrero (y nótese de nuevo) Español. Andalucía, con sus errores y defectos, ha sido siempre clara en su defensa de la igualdad esencial de los españoles.
Ha escogido, eso sí, el camino más indolente, que suele ser el más doloroso a la larga. Apostar por la igualdad de todas las comunidades hasta que el propio sistema autonómico se autodestruya. Ahora, aunque Esperanza Aguirre y tantos otros empiezan por fin a asustarse, es el momento de mantener la apuesta andaluza. Nada de darles gusto a los que quieren ser diferentes a toda costa. Iguales ante la ley y la nación, que las diferencias personales ya las pone la realidad y la libertad. Con respecto a los territorios, si no puede ser café para todos, porque estamos hipertensos, que sea tila para todos.

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