lunes, 18 de julio de 2016

LOS PRIMEROS DE SANTIAGO

Diario de Jerez

Paloma Jiménez y Aitor Virués serán los primeros en casarse en el templo, el próximo 23 de julio, tras su reapertura. "Somos unos privilegiados, es nuestro mejor regalo de boda".
A. CALA | ACTUALIZADO 18.07.2016 - 12:53
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Imagenes de los novios días atrás a las puertas de la iglesia de Santiago, días antes de su boda. / Pascual
Cuántas veces habrán bailado Paloma y Aitor la famosa sevillana de... "en la iglesia de Santiago campanas tocan a boda, campanas tocan a boda en la iglesia de Santiago..." de Cantores de Híspalis. Muchas. Trillones. Pero seguro que muy pocas pensaron que esta canción formaría parte de la banda sonora de sus vidas. Ella, del barrio. Él, de San Benito, donde se conocieron. Trece años después y un hijo de cuatro en común, "¡aquí estamos!" (ríen). Paloma Jiménez Hidalgo y Aitor Virués Horta se casan el próximo 23 de julio, a las siete de la tarde, Dios mediante y un montón de curiosos también, ya que serán los primeros en contraer matrimonio en la iglesia de Santiago tras su reapertura, después de once años de cierre por obras del templo. Días atrás se hicieron las primeras fotos previas a la boda, para esta entrevista. 

"Nosotros, mi familia, somos del barrio de Santiago, y mi padre es de la hermandad y el que le pone las velas al Señor con mi tío, así que me hacía mucha ilusión casarme aquí. ¡Y mira la suerte que hemos tenido!". La pareja pidió fecha hace un año y medio para el asilo San José. Nunca imaginaron que para entonces ya habría acabado la rehabilitación. 

Hace unas semanas, el cura de Santiago, Diego Moreno, convocó a las parejas que se casan en 2016 y 2017 a una reunión y les anunció que hasta que no se celebrara la eucaristía de consagración del templo, no se podía casar nadie. Pero qué suerte que la misa se celebra a las 11 horas del día 23, "¡así que vosotros seréis los primeros!", les dijo el párroco. A Paloma se le pusieron los vellos como escarpias y a Aitor se le cambió la cara ya que pensaban que finalmente irían al asilo. "No sabíamos si darle un beso a don Diego, un abrazo..., porque nos dio una alegría tan grande. ¡Qué emoción!". "Mucho llanto, mucho, eso es lo que pasará el día de mi boda (ríe Paloma). Y qué vergüenza, todo el mundo estará mirando", porque sabe la novia que ese día además de los 120 invitados, por eso de que son los primeros y el templo acaba de abrir, habrá muchos curiosos en la puerta. "Llevo muchos niños conmigo ese día, nueve, y cuando me vea don Diego me echa (ríe). Es que lo hemos preparado todo con tanta ilusión", añade la novia, que destaca que les cantará Manuel de la Fragua. 

Muchos nervios, las últimas cositas, los detalles..., reconocen que llevan bastante tiempo haciendo un seguimiento a las obras de Santiago, incluso pasaban con el coche por delante prácticamente a diario para ver el desarrollo de las mismas. "Estos días me han mandado fotos de la iglesia sin las vallas, y me daba un pellizquito aquí..., pero nunca pensamos que fuéramos a ser los primeros", dicen emocionados mientras se toman un refresco en la terraza del Boquerón de Plata, donde su primer fan se hace una foto con ellos mientras exclama: "¡qué fuerte, qué fuerte!, los primeros en casarse. ¡Ole, ole y ole! Esto es para la historia". 

"Esto sí que es un regalo de boda para nosotros. Estamos muy orgullosos. Mi familia está loca de alegría, de hecho, mi hermana se casó unos meses antes de que cerrara la iglesia. Fíjate qué casualidad. Como quien dice, ella fue la última y yo soy la primera", relata Paloma. Por su parte, Aitor confiesa también la alegría de su familia, "dicen que ahora me voy a hacer hasta famoso por las entrevistas" (ríe). 

Y tras la boda, no hacen el camino de Santiago, se marchan a la Riviera Maya, allí, a descansar de tanta emoción. Y de regreso, unas minivacaciones con el pequeño, "porque nuestro hijo dice que nos casamos los tres, no sólo nosotros dos". 


Desde un principio tenían claro que querían casarse en el barrio, aunque fuera en el asilo. Pero casi cambian de sitio ya que por estas fechas les dijeron que el Señor, el Prendimiento, no iba a estar porque lo estaban restaurando. Pero no fue así. "Total -recuerda Paloma- que pensábamos que ni en la iglesia de Santiago, ni con el Cristo en el asilo. Pero no me importó porque la Virgen y San Pedro sí nos acompañarían. Así que al final dije ¡lo que Dios quiera!, y ha querido que nos casemos aquí. Somos unos auténticos privilegiados".

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