sábado, 30 de julio de 2016

LIDIA MAKSIMOVI, CRISTIANA DE ORIGEN RUSO, SOBREVIVIÓ A AUSCHWITZ Y AYER CONTÓ SU HISTORIA






CRACOVIA, 29 Jul. 16 / 06:01 pm (ACI).- Lidia Maksimovic es una cristiana de origen ruso de 75 años que sobrevivió al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau en Polonia al que hoy volvió en ocasión de la visita que hizo al lugar el Papa Francisco.
En declaraciones a los medios afirmó que es importante que se sepa lo que ocurrió en ese lugar para “nunca más vuelva a suceder”.
Lidia nació en Grodno, actual Bielorrusia, y fue llevada hasta el campo de concentración cuando tenía 3 años de edad junto con su madre y otros 1500 civiles.
Para identificarla, los nazis la marcaron en el brazo izquierdo como si fuera ganado: 70072 fue el número que le asignaron.
Esta mujer estuvo en el campo de concentración durante dos años y pudo reencontrarse con su mamá en Moscú 18 años después.
Sobre la visita que el Papa Francisco hizo este viernes 29 de julio, Lidia comenta que es importante para ella y que el evento la ha dejado "muy emocionada. No es posible olvidar estas cosas horribles y es importante que la gente venga aquí y vea y aprenda lo que sucedió aquí para que nunca más vuelva a suceder”.
“En las manos de los jóvenes está el futuro del mundo y lo que será del mundo depende de ellos. Es importante que la juventud sepa lo que sucedió en este lugar, para que no permitan que suceda otra vez”, añade.
Respecto a la decisión delSanto Padre de visitar el campo de concentración sin pronunciar palabra, Lidia afirma que “es bueno, porque este es un lugar de silencio. Si alguien puede decir algo lo que se debe decir es que la gente sufrió mucho aquí y fue empujada hasta lo más hondo”.
Su historia
Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial en 1939, recuerda la sobreviviente cristiana, “los nazis sospechaban que estábamos colaborando con la Unión Soviética. Nos llevaron en un tren en horribles condiciones a Auschwitz”.
Ya en el campo de concentración, relata Lidia, “nos dividieron en dos grupos. Yo estaba en el que consideraban niños fuertes y saludables. De nosotros, el doctor Mengele personalmente escogía a los niños para sus experimentos”.
Josef Mengele fue un médico, antropólogo y oficial alemán de las SS –la organización militar, policial, política, penitenciaria y de seguridad de los nazis– durante la Segunda Guerra Mundial en Auschwitz.
Formó parte del equipo médico que seleccionaba a los presos recién llegados al campo de concentración y distinguía entre los aptos para el trabajo y los que no lo eran, que se enviaban inmediatamente a morir en las cámaras de gas.
Además hacía experimentos en los que generalmente morían las personas a quienes había elegido. En enero de 1945 logró escapar del ejército que liberó el lugar de los nazis.
La sobreviviente recuerda que cuando llegaron “no sabíamos dónde estábamos, nos ordenaban cosas en un idioma que no entendíamos. La gente de la SS estaba frente a nosotros y ellos hacían la selección”.
“Estaba con mi madre y con un grupo de padres de mujeres jóvenes, madres que eran ‘fuertes y saludables’, y nos pusieron en cuarentena. Luego nos prepararon para la vida en el campo. Siendo niños vimos a nuestras madres desnudarse y luego les afeitaron la cabeza. Éramos chicos y no pudimos reconocerlas porque nunca las habíamos visto así. Luego les pusieron el traje que se puede ver ahora en el museo, esos que eran azules y grises con zapatos de lana”.
Lidia recuerda que en esas circunstancias “lo más difícil para nosotros, para las madres y los niños fue cuando nos pusieron números y nos dividieron. Nos separaron de ellas aunque nos abrazaban y no querían dejarnos. A ellas les arrancaban los bebés de los brazos como animales”.
“Todas las mujeres lloraban y a patadas los nazis las obligaban a irse a las barracas especialmente preparadas”, relata.
Luego, prosigue Lidia Maksimovic, “los niños tenían que irse a las barracas para niños, a lugares que eran horribles. No era como se ve ahora que todo está limpio y ventilado. En ese tiempo todo estaba sucio y lleno de excrementos. No había baños ni agua potable”.
“Antes de ir a nuestra barraca, vivimos en barracas de adultos e incluso me pusieron en una de hombres”, concluye.
En los casi cinco años que funcionó, fueron registrados 400.000 prisioneros en Auschwitz. Sin embargo, esto no incluye a los hombres, mujeres y niños que murieron en las cámaras de gas sin haber sido registrados, pues fueron enviados a la muerte apenas llegaban en los trenes.
Se estima que 900.000 personas murieron de esta manera. En total 1.100.000 personas murieron en el campo de concentración.
Auschwitz fue liberado el 27 de enero de 1945. En 2005 las Naciones Unidas adoptaron esta fecha como el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.
Contribuyó en este artículo Alexey Gotovsky de la oficina del Grupo ACI en Roma.

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