Sin lugar a dudas este pasado sábado 16 de julio
se respiraba de otra manera en Villaluenga del Rosario y no porque fuese el día
del Carmen, que el calor no nos agobiara con las apreturas de otros lados, que
el sempirterno viento de levante que ha azotado en otros lares allí apenas se notara
o que el frescor se instalara en cada rincón de este bendito pueblo tras
esconderse el sol por el inmenso Caíllo.
No, desde temprano Villaluenga lucía distinta
siendo igual porque el calor y el color de un pueblo lo ofrecen sus habitantes.
Este sábado los vecinos tenían un común pensamiento que no era otro que el
enlace matrimonial de dos jóvenes muy queridos y valorados en este rincón como
son Fran y Ana.
La Ceremonia religiosa, el Sacramento Matrimonial,
sería por la tarde en Ubrique siendo la celebración más lúdica y festiva en la
Plaza de Toros de Villaluenga del Rosario.
Después de salir de la Misa de siete y media de la
tarde en la Iglesia de San Miguel Arcángel de Villaluenga del Rosario nos sentamos
junto a Beltrán y Maya en la Alameda para tomar un refresco en el frescor de la
plaza mientras grupos muy numerosos tanto de jóvenes como de mayores se
dirigían al lugar donde cenarían y disfrutarían con esta feliz pareja en uno de
los días más emotivos e importante de sus vidas.
Villaluenga el pasado sábado fue un privilegiado
lugar donde se dieron la mano la elegancia, tanto de ellas como de ellos, y la
belleza exultante de las mujeres de aquí. No nombraré a nadie pues se me puede
olvidar alguno y ese sería un error ciertamente imperdonable.
Lo que si percibí fue la honda alegría de saber
que una pareja que se quieren y son querida en el pueblo han contraído
matrimonio y que han sido fieles testigos de un momento tan importante.
Mis queridos Fran y Ana:
El pasado sábado 16 de julio os habéis unido en
sagrado matrimonio que como bien sabéis es cosa de tres: de ti Fran, Ana y en
el medio Dios que bendice esta unión, el Amor que os tenéis, que os profesáis y
que habéis compartido con vuestros seres más queridos.
Sed muy felices, amaros siempre en todo momento y
ocasión, perdonaros constantemente y respetaros por los siglos de los siglos.
Cuando me fui a casar con Hetepheres, mi mujer
como bien sabéis y ya vamos para diez años, un buen amigo casado a su vez hace
otros tantos me dio un consejo que nunca olvidaré: ¡Jesús, pase lo que pase
amaros, perdonaros y respetaros siempre! Y ese es el que yo os doy desde el
cariño, la confianza y respeto que os tengo.
En las palabras de San Pablo a los Corintios se condensa
el Amor del que os hablo, el que os tenéis y que compartís todos los días con
todos los que os quieren y os conocen.
“Ya podría yo hablar la lengua de los hombres y de
los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos
que aturden.
Ya podría tener el don de la profecía y conocer
todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas;
si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no
presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva
cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin
límites, aguanta sin límites.
EL AMOR NO PASA NUNCA”.
¡Enhorabuena queridos Fran y Ana! ¡Sed muy felices
y amaros con locura!
Sí, pienso que el pasado sábado se respiraba
distinto en Villaluenga del Rosario pues el aire era más puro que ningún día
aunque esa pureza que solo la da la majestuosidad que nos envuelve venía con un
olor que llena los corazones y enaltece el mismo alma: ¡El perfume del Amor!
Jesús Rodríguez Arias
Foto: Perfil de Facebook de Fran Benítez Barragán
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