domingo, 16 de noviembre de 2014

LOS HERMANOS CONSILIARIOS EN LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS; POR JOSÉ MARÍA VIEYTES BEIRA.





Es cierto que el hombre y la mujer fueron creados compuestos de cuerpo y alma. Y como tal necesitan sustentarlas y desarrollarlas en sus crecimientos, alimentándolas convenientemente tanto de sus necesidades físicas y corporales como de las morales y espirituales.

Por otra parte son criaturas dotadas de razón, inteligencia y voluntad. Y tanto aquellas como esta constituyen dones y actitudes que deberán ejecutar durante el transcurso de sus extintas vidas. Si bien es verdad, que de sus aprendizajes y formaciones dependerán los éxitos o los fracasos en la sociedad en la que les han tocado vivir. Así cómo dentro de las actividades o de las funciones que hayan decidido acometer.

 También sabemos a través de la historia de la humanidad, la necesidad imperiosa que existe de contar con personas inteligentes y preparadas en todos los aspectos y sectores de la vida  común y ordinaria como en la excepcional o extraordinaria.

Sin embargo con el discurrir de los años y con la aparición de las nuevas tecnologías y los cambios en las estructuras sociales, comerciales y económicas. Estos conceptos se han modificados y al hombre maduro, formado y experimentado, se le ha pretendido y de hecho ha ocurrido, sustituirlo por otro más joven y dinámico con apariencias de saberlo todo y como  consecuencia su imagen también ha cambiado. Pero no la conciencia ni el comportamiento de lo justo, razonable y considerado. En definitiva se ha cambiado imagen, frescura y técnica por mesura,  conocimiento,  práctica y  experiencia cuando la mezcla de dichas actitudes tal vez sea lo más equilibrado y acertado.

Y en consecuencias muchas de las empresas que cambiaron a sus ejecutivos mayores por otros más jóvenes. Hoy vuelven a recuperarlos como prueba evidente de lo que aquí se expone sin acritud ni partidismo, sino ante una realidad evidente en favor de lo que constituye la llamada universidad de la vida, que no es otra cosa que la voz de la calle y de las vivencias, pero sobre todo la voz del aporte eficaz de las citadas experiencias además de las aprendidas en los libros.

Siguiendo y repasando la historia sabemos que ya en la antigua Grecia y especialmente en Esparta así como en Roma, la figura del mayor incluso la del anciano  era sumamente respetada y además intervenía en los asuntos del estado, constituyendo así los conocidos consejos de ancianos, que fueron consultivos y pusieron el acento ante las decisiones más conflictivas e  importantes.  Por eso he leído en algún sitio, que cada anciano culto que muere  equivale a una biblioteca que arde.

 ¿Y no creen ustedes que si en base a lo descrito anteriormente sería aconsejable, bueno y positivo, qué independientemente de las juntas de gobierno de nuestras hermandades sin perder su carácter de soberanía, dispusiese también de una buena sección de hermanos mayores con experiencia suficiente para intervenir y aconsejar en los momentos claves o más puntuales y decisorios de la  hermandad en cuestión?

Y de considerarse esta iniciativa a estos hermanos se les llamarían -hermanos consiliarios o consejeros- y podrían reunirse por separados, conjuntamente o como el régimen interno de cada hermandad creyese oportuno. Pero tal vez con la seguridad de cualquiera que fuese el sistema elegido, el resultado constituiría en mí opinión un éxito creo que garantizado.

La idea está lanzada, el proyecto es relativamente fácil. Y desde luego todas nuestras queridas corporaciones, disponen de esta clase de hermanos: mayores, fieles, asiduos y capacitados para ofrecer dichos servicios a la hermandad  de sus amores si así se lo solicitan. Y por ende esa incorporación además de ocuparse del objetivo expuesto, supondría también completar en general el reducido número de miembros con el que cuentan hoy las hermandades en sus juntas de gobierno. Así como compensar o resolver en cierto modo -la insuficiencia o la escasez-  de sus componentes ante la ausencia de nuevas incorporaciones.

 La idea propuesta no es nueva. Ya en otra ocasión desde esta misma página  propuse algo parecido. Y su disponibilidad está al alcance de cualquiera de nuestras hermandades y cofradías. Sólo falta voluntad, debate, conceso y  claridad de ideas para ejecutarla y ponerla en práctica. Seguro que el resultado será tan rico y certero en su consecución como en la coherencia y en la efectividad prevista de sus  fines, que es de lo que realmente se trata.

José María Vieytes Beira. San Fernando. Artículo publicado en el Semanario local Información del 16.11.14. Y en el Blog SED VALIENTES por gentileza de Jesús Rodríguez Arias.   

     

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