lunes, 22 de octubre de 2018

* ODIAR POR ODIAR




Este artículo que hoy ha salido publicado en mi semanal tribuna de Información San Fernando va dedicada a esos “librepensadores” que escriben con las manos atadas, a esos “ilustrados” que dicen grandes mentiras que pueden sonar a verdad, a todos esos que persiguen un día sí y otro también a la Iglesia Católica, a cuanto la componemos y por tanto a las Hermandades y Cofradías que por su particular carisma de hacer protestación de Fe pública son especialmente perseguidos y difamados…

Este artículo, en los que defiendo mi Fe, a la Iglesia Católica, a cuantos la conformamos, a las Hermandades y Cofradías, los escribo desde la más absoluta Libertad esa que me da Cristo que es Camino,  es Verdad y es Vida.

Jesús Rodríguez Arias


ODIAR POR ODIAR



Ahora está muy de moda eso de la incitación al odio que incluso puede declararse un delito sobre todo si se incita a odiar a los que odian a todo y todos los que no pueden ni ver en pintura.

Si el odio es contra los nuevos progres que en verdad son muy retrógrados en ideas pasa a ser cuasi delito moral ante la misma sociedad porque a ver quién es el guapo que le lleva la contraria a los que dicen defender la verdad por medio de la mentira. Esos nuevos “profetas” son intocables pues están instalados en ese gran sanedrín donde juzgan y condenan a todos los que no piensen como ellos que en verdad son casi todos…

Pero si es al revés, si la crítica más mordaz, si la ofensa más dura e hiriente la hacen los que sientan cátedra utilizando cualquier tribuna ya sea en un diario, sus respectivos blogs o en cualquiera de las redes sociales, es contra Dios, la Santísima Virgen, la Iglesia y por ende las Hermandades y Cofradías eso no es incitación al odio, eso no es delito, eso es libertad de opinión así como de expresión de los que en verdad son ateos no solo en creencias sino también en la concepción de la Libertad con mayúsculas en la que simplemente no creen pues no olvidemos que esta termina cuando se transgrede la fina línea del respeto a los demás.

¿Por qué ofenden a Dios los que dicen no creer? Porque no pueden soportar que exista, que sea el Creador del mundo, que el Amor más absoluto y desprendido es la Buena Nueva que nos entregó su Unigénito cuando nos salvó de las zarpas de la oscuridad con su Pasión, Muerte y Resurrección. No olvidéis que la negación constante que realizan los mismos de siempre es la constatación de la existencia del Señor pues nadie niega lo que piensa no existe.

Ofender y criticar a Dios, a la Santísima Virgen María, a la Iglesia, a todos cuantos la componemos y por tanto a las cofradías que es un movimiento religioso y social que mueve millones de personas, es prioritario para los que no creen ni quieren que nadie crea. El apostolado cofrade siempre digo es puerta de entrada a muchos en la misma Iglesia. Los criticones desean poner el dedo en la llaga menospreciando, insultando, incitando al odio contra las hermandades y cofradías porque saben que cuando estas salen a la calle ofrecen un testimonio de Fe pública que no están dispuestos a soportar, que con sus cortejos, misterios e imágenes aportan a todos cuantos la presencian una catequesis plástica de difícil negación. Por eso le molestan tanto las Hermandades y Cofradías a estos retorcidos ateos, a los que profesan el laicismo como única religión, los que quieren imponer su pensamiento como único y verdadero, porque ponemos a Dios, a la Santísima Virgen y a la Iglesia que tanto odian delante de todos sin ningún tipo de complejos.

Es comprensible que se odie tanto a las cofradías y a cuantos las componemos porque no nos da vergüenza quitarnos el antifaz e ir a cara descubierta manifestando nuestra Fe delante de todos e incluso de ellos, de los que nos quieren marcar un gol por libre directo y con la venia de propios y extraños ridiculizarnos con sus gratuitos menosprecios, alegrándose de cuantos desafueros podamos tener como el regocijo que mostraron algunos cuando a la Hermandad del Caminito de Cádiz le sellaron las puertas del Templo con silicona el pasado Miércoles Santo.

Pero ese odio, esa enfermiza inquina, a Dios, a la Iglesia, a todos cuantos la conformamos y por supuesto a las HH. y CC. por parte de esos que siempre parecen estar enfadados con el mundo, que presumen de ideas y pensamientos razonados, que intentan acabar con todos los vestigios religiosos en las instituciones y lugares públicos, que han hecho de sus vidas una constante persecución a la Fe que profesamos los católicos, esos sentimientos dichos, escritos y proclamados no es incitación ni delito sino el soberano uso de la “libertad” de expresión, de la suya, de las que ellos creen, de las que quieren implantar, porque la de los demás les importa un bledo a estos nuevos “ilustrados” de pacotilla.

Jesús Rodríguez Arias

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