miércoles, 28 de febrero de 2018

EL TESTIMONIO DE LOS FRAILES FRANCISCANOS CLAUSURADO EN EL SANTO SEPULCRO




Después de tres días de cierre, la puerta del Santo Sepulcro volvió a abrir a las cuatro de la mañana del 28 de febrero. Desde el domingo por la tarde, solo las comunidades religiosas greco-ortodoxas, franciscanas y armenias que vivían en el Sepulcro quedaron dentro de la Basílica.
El tercer día de cierre, habíamos pedido a los frailes franciscanos del Santo Sepulcro que dieran su testimonio y nos aseguraron que la vida dentro de la iglesia no había cambiado. Esto es lo que nos dijo el presidente de la fraternidad franciscana y el sacristán.

«Aunque no podemos salir, nuestra vida cotidiana es la misma – explica por teléfono el padre ZacheuszDrazek, presidente de la fraternidad franciscana del Santo Sepulcro –. Somos diez frailes y rezamos por todos los peregrinos». El fraile, de origen polaco y ya casi dos años como presidente, cuenta que se comunican con el mundo exterior a través de la pequeña ventana situada en la gran puerta de entrada, por la que están recibiendo intenciones de oración y regalos. «Mantenemos excelentes relaciones con las otras comunidades de ortodoxos y armenios, y hay una tranquilidad y un silencio especial – afirma el padre Zacheusz. El aspecto distinto de estos días es que, como nuestra cocinera no puede entrar, los frailes tenemos que cocinar». A pesar dela pena por no poder acoger a los peregrinos, el presidente de la fraternidad franciscana del Santo Sepulcro explica que, en el tercer día de la clausura, hay serenidad entre los frailes. 

«La vida del Sepulcro no cambia incluso con las puertas cerradas – sostiene también el sacristán franciscano fray SinisaSrebrenovic -. Sabemos que los peregrinos que permanecen fuera de la puerta no siempre entienden la situación. Hemos recibido mucho apoyo de todo el mundo y también los guías locales que conozco nos han asegurado que explicarán lo que está sucediendo». Fray Sinisa continúa: «Hoy impresiona mucho ver la basílica vacía, pero nosotros seguimos llevando una vida normal». Después de medianoche los greco-ortodoxos comienzan su liturgia en el Sepulcro, a continuación van los armenios, más tarde empiezan las misas de los franciscanos tanto en el Calvario como en la tumba de Jesús. «Aunque no haya gente, cantamos la misa con órgano, desarrollamos como siempre nuestra vida matutina – sigue contando el sacristán del Santo Sepulcro -. Por la tarde hacemos la procesión diaria recorriendo toda la basílica». Para el fraile de origen croata escuchar desde dentro a los peregrinos que cantan fuera, en la plaza, es todo un signo: «Es un signo porque los que vienen en peregrinación tienen como meta el Sepulcro de Jesús y encuentran la puerta cerrada. Y sin embargo encuentran la esperanza de rezar frente a esa puerta cerrada».

Fray Sinisa recuerda que en la historia de la presencia franciscana ha habido otros momentos en los que se cerró el Sepulcro, por ejemplo en la época en que el imperio otomano controlaba el acceso de los peregrinos. El control de las entradas era uno de los motivos por el que un custodio musulmán tenía las llaves. 
«En el pasado sucedió varias veces que los frailes permanecieran semanas encerrados en el Sepulcro, pero siempre siguieron con su vida normal – continúa el fraile. Estamos aquí en nombre de la Iglesia, garantizando que haya una constante oración en este lugar santo. En estos días, las relaciones entre las comunidades son muy buenas, como desde hace tiempo. Hemos manejado esta situación junto con los hermanos de las demás comunidades, desde el momento en que tuvimos que hacer salir a la gente para cerrar la puerta». 
La fraternidad franciscana del Santo Sepulcro está unida en oración por los peregrinos. «Estamos pidiendo que el Señor les ilumine para que comprendan esta situación – afirma fray Sinisa -. No es una situación fácil. No estamos aquí para hacer política sino para proteger la presencia cristiana. Hace 800 años que los frailes están en Tierra Santa y nuestro propósito siempre ha sido este». 


Beatrice Guarrera

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