

“El gobierno de Cantabria ha decidido que las fiestas cristianas no son importantes para sus ciudadanos, a pesar de que el 75% de la población de la región se considera católica. Además, esto dificulta mucho la conciliación familiar, suponiendo un desembolso económico extra para las familias en las que trabajan ambos progenitores. Las ludotecas públicas no cubren el horario laboral de la mayoría de los padres y los campamentos u otras opciones son muchas veces inasequibles para una familia de clase media”, explica Mayte Cortés.
Por su parte, el presidente de Enraizados, José Castro Velarde, ha anunciado que “llevarán las firmas al gobierno cántabro para que reconsideren la decisión de la Mesa Sectorial Docente. Esta decisión impide celebrar la Pascua, la fecha más importante del año cristiano, en familia”.
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