El mundo de nuestra emoción es una pieza que hay que dejar descansar. En un breve espacio de tiempo se está desalentado, animado, furioso, contento... Las emociones se ahogan. Hay que devolver la calma. No excitarlas, darles calma. No nos pueden estrechar o fatigar. Devolver el silencio a la emoción. Es un quehacer lleno de salud.
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