Es muy difícil decir que no a algo que te pide el alcalde de tu pueblo. Que lo pidan es otra cosa. Porque no son de mucho pedir, no son, la verdad. Ninguno. Pedir ayuda es reconocer una incapacidad, se supone, no es pedir ayuda propiamente. Es una cuestión política de macho-alfa pero no he visto yo mucho de los que digan, la verdad, échame un cable. Quiero decir que una vez investido con la toga de alcalde, se empingorotan un poco y ya está, todo lo demás es todo lo demás, se ha producido el milagro de los prolegómenos, todo o casi va a formar parte de lo circunstancial. Digo que los buenos deseos se quedan en la puerta del despacho, o de la casa. Y todos los días son un ejercicio para alcanzar el cielo que nos tienen prometido, o tocarlo con la mano, siquiera.
¿Pero y esto a qué viene? A lo de la EDUSI, naturalmente. ¿Recuerdan la foto de Madrid? Pues es el ejemplo de lo que fue pedir ayuda, o aceptarla, que cabe el matiz. Los fondos pasaron de largo como si Cádiz no necesitara nada y a su reclamo se fueron todos para allí. A Madrid, digo. De aquella derrota este triunfo. El reciente del Pleno que se pone de acuerdo para todos a uno volver a la senda perdida de la ciudad es de todos, y para todos. El portavoz de Ciudadanos, al que ya ven algunos como un referente de lo que puede llegar en el futuro, ha alcanzado una estatura. Que ya aplica, y va a aplicar, a muchas jornadas que se esperan. Como cuando se yergue en su escaño de la casona de San Juan de Dios para instar al Equipo de Gobierno a que "en lo sucesivo, mantenga el criterio de invitar a participar a la oposición y a los colectivos de la sociedad civil" en la elaboración de proyectos. El pasado es lo inconveniente, el futuro es lo necesario. Bruno García, al que muchos vieron como el candidato con más futuro del PP, también ha vibrado en la cuerda de Juan Manuel Pérez Dorao. La EDUSI 2 es el acuerdo de las fuerzas políticas y los colectivos para que puedan llegar a Cádiz los 15 millones de euros perdidos, que tanta falta hacen. Y no ha sido precisamente por el espíritu navideño, ha sido por el puro pragmatismo, tan necesario. El futuro inmediato -ni el mediato- puede ser una quimera, ya se acabó lo que se daba. Llega el dialogar y que la gente lo vea. En Cádiz y en Barcelona, en lo municipal y en lo de España.
Nunca es tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario