
Mi escapada Enrique Montiel Villaluenga del Rosario. Hecho a mano
Enrique Montiel es escritor autor de la biografía Camarón, Vida y Muerte del Cante, recientemente reeditada y ampliada, y de novelas como Mal de Piedra y Calle Comedias (Premio Nacional de Narrativa 1997), libros de relatos como Todo el oro del mundo y El tamaño del corazón, de reciente aparición, y estudios literarios comoPoesía e Historia, Rafael Alberti y La Araucaria, Juan Mena.Articulista de Diario de Cádiz desde hace 25 años. Premio Nacional de Periodismo Juan Sebastián de Elcano. Lo que sigue es un relato y una confesión de viajes que empiezan y no acaban, que comienzan donde uno quiere y concluyen nunca.
ESTUDIAR ALEMÁN
EN LA ISLA
"He empezado a viajar en serio desde poco antes de jubilarme -cuenta Montiel-. Es apasionante aunque se requiere una salud de hierro. Sobre todo para adentrarse en el verano de Petra o Jerusalén, El Cairo, Luxor o Tánger. Antes nos subíamos al coche y tirábamos para el norte. El norte era siempre el noroeste, o sea, Galicia, Ferrol y alrededores, como Doniños o Puentedeume. Sitios frescos y maravillosos, muy cerca de los abuelos maternos de mis hijos. Pero lo primero de todo fue Alemania. Siempre digo, porque es la verdad, que me gustó tanto la Alemania del sur, Baviera y Baden- Württemberg, que cuando volví a la Isla me puse a estudiar alemán. Una quimera, claro. Gallo viejo no aprende inglés, y alemán mucho menos·.
ROMA, PERO SOBRE
TODO ESPAÑA
Como Montiel se ha aficionado sin su pesar al viaje, relata cosas del alma: "Puedo contar que he subido y bajado Portugal, que es un territorio que adoro; que pude ir a la tumba de César Vallejo en París, a la Academia de Florencia, La Normandía, de donde llegó a Andalucía una rama de mi familia y, finalmente, a Roma. Roma es mi ciudad, iría todos los meses. Y España el lugar inabarcable que me posee", concluye.
PREGONAR VILLALUENGA DEL ROSARIO
Pero siempre, al final, el corazón tiene sus razones: "Hago la cuenta y soy afortunado porque he tenido la oportunidad de conocer mucho mundo y eso me ha dejado una huella indeleble. Pero este verano mi escapada, que van dos, es a Villaluenga del Rosario. Seré el pregonero de su Feria y Fiestas el próximo día 2 de septiembre y he realizado una verdadera inmersión",cuenta hablando de algo más cercano.
PAYOYOS SON LOS DE
VILLALUENGA
Es de tener en cuenta su definición del pueblo: "Villaluenga es, resumiendo, un pueblo hecho a mano. O sea, un primor. Caserío blanco en la ladera de la sierra de Grazalema, la Manga, enfrente los otros montes del conjunto montañoso, con sus cuevas, sus buitreras y ese estupor que proyecta siempre la montaña al que la contempla. Un mundo. Y es curioso que sean sus exquisitos quesos, llamados payoyos, como el gentilicio de sus connaturales, el que esté popularizando un pequeño municipio, eso sí, muy antiguo, de más de 500 años, que es una verdadera hermosura deslumbrante".
PARA FIESTAS ESTAMOS
Romeros en Villaluenga como objetivo de todos, vendría a resumir Enrique Montiel, isleño devenido en serrano de manera inesperada: "El verano es todo un calendario de fiestas, desde la Romería de la Divina Pastora, con misa en un valle verde salpicado de robustas encinas; toros en su plaza irregular de piedra, al pie del Caíllo; el Toro de la Cuerda, el Rosario de las Piedras, la procesión de San Roque… y el 2 de septiembre, el día del Pregón y el inicio de las Ferias y Fiestas de Villaluenga. Es la otra inmersión, la Sierra de Cádiz, el primor de Villaluenga del Rosario. Hay que ser romero de Villaluenga por lo menos una vez en la vida", resume como propósito de pregonero de un refugio que, evidentemente, no hay que buscar muy lejos".
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