Hace ahora cuatro meses que marchaste de esta tierra gaditana para dirigirte a la periferia de Madrid, como a ti tanto te gusta decir, a empezar de nuevo.
Eso es lo que tenéis lo que estáis dedicados a las cosas de Dios, que nunca sabéis ni el donde ni el cuando aunque si el como.
Han pasado cuatro meses y te tengo que decir, mi querido y buen amigo, que te echamos mucho de menos.
Antes cuando íbamos por Cádiz sabíamos que estabas allí y no eran pocas las veces que hemos compartido horas de conversación y risas. Ahora cuando vamos por la Tacita de Plata y pasamos por donde siempre nos veíamos se me pasa por la cabeza esos fogonazos en la memoria a modo de recuerdos, de buenos e imborrables recuerdos.
Sé que en Alcorcón, en tu Parroquia de Nuestra Señora de La Saleta, estás feliz además de ejercer tu ministerio, tu vocación sacerdotal, con entrega. Sé que allá por la periferia de Madrid se te quiere, admira, respeta y valora. ¡No me extraña hermano pues te conozco bien y sé que eres un corazón noble!
Te diré que me acuerdo mucho de nuestras conversaciones, de nuestras confidencias compartidas, de nuestros secretos que como buenos hermanos quedarán en silencio hasta la hora de expirar.
Te diré que tanto Hetepheres como yo nos acordamos mucho de ti, que no te podamos olvidar. Te diré que cuantos te conocieron de verdad te admiran y te echan en falta.
Te diré que aunque no nos hablemos con asiduidad siempre estás presente en nuestras vidas porque a la persona que se le quiere de verdad nunca se le olvida porque forma parte por derecho propio de nuestra propia existencia.
Te diré que cuando vuelva por Madrid te iré a visitar y podremos recobrar esa larga conversación que por tiempo que pase nunca ha quedado interrumpida.
Te diré que te tengo muy presente en mis oraciones y que vienes conmigo cada vez que visito a Jesús en el Sagrario.
Te diré y te digo que te echo de menos hermano, que ya Cádiz no es lo mismo, no puede serlo, sin ese apacible argentino, ese gran comunicador, ese prolijo escritor, ese cura de los que vale la pena conocer, sin mi querido amigo y hermano José Antonio Medina Pellegrini.
Con todo mi cariño te dirijo estas palabras salidas del corazón para decirte que no te olvido y que siempre seré tu Amigo.
Un fraternal abrazo hermano desde mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario que algún día sé que visitarás.
Jesús Rodríguez Arias

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