domingo, 9 de noviembre de 2014

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER.

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?" (1ª Lectura del día). Me da la impresión que esto se nos olvida con mucha frecuencia, demasiada diría yo. Sino, a santo de qué, andamos cometiendo pecados. Ayer, en la Escuela de Discipulado se nos hizo hincapié en la conversión. Sí, en mayor o menor medida, todos estamos convertidos, ¿y convencidos? ¿No será que necesitamos una conversión más "profunda" para percibir, con claridad, la cohabitación de Dios en nosotros? Como nos decían, también ayer, tenemos que relativizar los problemas, dejarnos de tanta "tontería que tenemos encima", dejarnos de lo "anecdótico" y superficial, dejarnos de escrúpulos "espirituales", dejarnos de prejuicios e irnos al meollo de la cuestión: CRISTO. El evangelio de hoy nos pueden aclarar mucho las cosas: "–Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre–". No creo que necesite explicación, todos lo entendemos. Y esto, o se hace por obra de Dios (conversión) o puede durar una eternidad (tibieza). También el Evangelio nos lo aclara: "–Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?–" Qué Dios nos ayude. Santa María de Caná, ruega por nosotros.

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