viernes, 18 de julio de 2014

* EN EL FINAL DEL TÚNEL.




Mirando detenidamente este bello lienzo de mi buen amigo y pintor de cabecera el cual no quiere que lo nombre y aunque voy a respetar tal petición debo decir que de sus manos y su inspiración salen lo más extraordinario de lo que habitualmente nos rodea y que no nos damos ni cuenta que está allí.

Un túnel ha sido mi vida los últimos dos años, un sombrío y oscuro túnel donde la enfermedad ha ido avanzando a pasos agigantados resquebrajando seriamente mi salud y también la de los que me rodean pues han sufrido con mucha preocupación el fuerte deterioro que he padecido.

Un túnel en el cual en demasiadas ocasiones me he encontrado muy solo porque en estos últimos años he notado la ausencia de muchos que creía amigos, he podido sufrir la decepción de los que había puesto en su momento mi confianza e incluso he padecido con grandes dosis de estoicismo alguna que otra traición de personas que en su momento le di la mano y me devolvieron un bofetón.

Un túnel donde he podido sentir más cerca a Dios, he podido notar su calor, su abrazo reconfortante, su Amor absoluto donde me he resguardado de la borrasca que se había convertido mi vida y que siempre salí reconfortado.

Un túnel donde he apreciado y valorado en su medida y dimensión el amor que me profesa mi mujer, Hetepheres, y de lo enamorados que estamos el uno del otro.

Un túnel que he llegado a caminar con pasos lentos o rápidos, extenuado o esperanzado, triste o alegre aunque nunca me he tenido que arrastrar cual culebra en el monte.

Un túnel que desde hace unos meses se ha ido terminando y donde antes había oscuridad ahora se ve la reluciente luminosidad que me indica que estoy en el tramo final de una etapa de mi vida que ha sido difícil aunque tremendamente necesaria para mi particular camino de la vida que me lleva directamente a la santificación.

Ahora, después de superar la intervención quirúrgica, el primer periodo de recuperación pues ahora me encuentro en uno donde los avances se notan y se sienten por cada semana que pasa aunque vaya más lento de lo pensado y por mí esperado, después de parar en seco el mal que me aquejaba cual espada de damocles, ahora puedo decir que veo con mis ojos aunque con otra mirada.

Miro este impresionante lienzo que refleja gran parte de mi vida pasada, reciente y actual y pienso que el trecho que queda por recorrer es mínimo y que necesito caminarlo de forma tranquila, embebiéndome de todo cuanto me ofrezca pues el resto de mi vida aparece reflejada al final del mismo donde una blanca y armoniosa claridad envuelve todo.

Puedo decir que me siento y soy feliz, que le doy gracias a Dios por haberme permitido vivir lo que he vivido, todos los sufrimientos, traiciones, abandonos que he podido padecer los considero lecciones imprescindibles así como todo el cariño, la verdadera amistad, el sentirme reconocido por los que en verdad me aprecian, me quieren y hacen la vida más llena en todos los sentidos.

En el tiempo transcurrido, como hoy decía un querido amigo, prefiero quedarme con los buenos recuerdos y estar rodeado de buenas personas porque lo demás sobra, te hace infeliz y sobre todo daño.

La vida es más fácil de lo que nosotros pensamos y nos lo planteamos porque debemos mirarla y encarar la misma desde la sencillez, dando importancia a lo ínfimo y descartando lo notorio. La vida es el compendio de todos los momentos que has vivido; de los buenos, los malos, los peores y los inmejorables. Todos hemos pasado periodos donde hemos estado dentro del negro túnel hasta salir del mismo con más experiencia que nos hacen más humanos, más accesibles, más sencillos y humildes.

Dios que me quiere a rabiar, como a todos sus hijos que somos todos, me ha regalado un lugar donde me encuentro feliz, realizado, lleno de sosiego y de paz que ha hecho que me de cuenta de lo valioso que es todo lo que me rodea y quienes me rodean. Ese lugar en el mundo se llama Villaluenga del Rosario.

Ya me quedan tan solo dos pasos para dar finalizado este temporal túnel donde lo negro y oscuro ha formado parte de mi y ahora camino ilusionado de la mano de Dios y en compañía de mi mujer y seres queridos a lo que es el resto de mi vida.

Gracias a todos los que habéis estado conmigo en todo momento pues sin vosotros, vuestro apoyo, ánimo y oraciones  hubiera sido mucho más difícil y más duro.

¡De todo se sale mis queridos hermanos con la ayuda de Dios!

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios te bendiga.

Jesús Rodríguez Arias

1 comentario:

  1. Me alegran tus palabras, cargadas de optimismo por tu recuperación, y ausentes de rencor por comportamientos infieles… Es así la vida, pero para eso están personas como tú que se mantienen fieles a su ideal en las circunstancias adversas. Enhorabuena, y también para tus fieles apoyos. Un abrazo.

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