domingo, 28 de abril de 2013

ESTACIÓN CONDE DUQUE, DESTINO PARACUELLOS.

Cultura | La Gaceta


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  • Estación Conde Duque, destino Paracuellos

    13 COMENTARIOS CARMELO LÓPEZ-ARIAS
    Lo sucedido en el cuartel madrileño y su desenlace en las célebres fosas demuestra que el bando frentepopulista ejecutó una operación política de eliminación de desafectos decidida con independencia del Alzamiento y preparada durante semanas.
  • En la madrugada del 7 de noviembre de 1936, al pie del Cerro de San Miguel, frente a la que sería la Fosa nº1, fue fusilado en Paracuellos del Jarama el teniente de Ingenieros Carlos Samper Roure. Había ingresado en el Ejército como soldado raso, tenía 42 años y cuatro hijas de corta edad y llevaba detenido desde el 20 de julio. Escribió en cautividad veinte emotivas cartas a su mujer y a sus pequeñas (tierno con éstas, amoroso y práctico con aquélla) que han servido a su nieto Jesús Romero Samper como hilo conductor de una de las más completas investigaciones sobre las sacas de aquel tétrico invierno, publicada bajo el título Cartas a Paracuellos (De Buena Tinta). Las muertes del Cuartel de la Montaña han eclipsado lo que sucedió en el cercano Cuartel de Conde Duque, que alojaba un centro de Transmisiones donde estaba destinado el teniente Samper. Las unidades quedaron acuarteladas al estallar el Alzamiento. No estaban comprometidas con él y quedaron a la espera de órdenes. Aisladas de la cadena de mando, enseguida fueron cercadas y hostigadas por grupos de milicianos, a quienes contuvieron con el mínimo de fuego. Finalmente se entregaron a la Guardia Civil, pero el destino de cuarenta y tres militares estaba sellado. No como represalia por un movimiento en el que no habían participado, sino como fase del estudiado plan frentepopulista de exterminio de desafectos.
    Nunca hasta ahora se habían conocido al detalle esas cuarenta y ocho horas. Como el papel jugado por un soplón, el soldado comunista Cristóbal Parra Berruezo, que dirigía una célula revolucionaria. Proporcionó información a los asaltantes y luego acusó a mandos y compañeros, contribuyendo al asesinato de 43 inocentes y a la desaparición de otros 11. Incluso una sentencia judicial de 1937 admite que mintió.
    Arena blanda y fosas

    Las cartas de Samper permiten conocer cómo era la vida en la Modelo: relativamente aceptable, aunque en progresivo deterioro, en cuanto a visitas, comida y hábitat. Sólo al final los presos intuyeron su destino: “Estad siempre alegres y contentas”, escribe a sus pequeñas, con la pesadumbre de quien sabe el mazazo que les aguarda y signará sus vidas. En realidad no tuvieron certeza de lo sucedido hasta terminada la guerra, cuando supieron que era uno de los caídos en algún lugar de Paracuellos.

    ¿Por qué allí? Romero Samper documenta las razones por las que se eligió ese paraje para las matanzas. La orografía, como una pendiente del 82% en algunos parajes que dejaba en un alto casi invisible el enclave donde tableteaban las ametralladoras. El terreno, arena blanda y húmeda óptima para excavar las amplias fosas que debían ocultar miles de cuerpos. Y, sobre todo: asegurar una depuración criminal larga y sistemática ajena a los vaivenes del frente. Nada se dejó al azar, y se trabajó durante semanas en seleccionar el sitio.
    La munición encontrada corresponde a once tipos de armas. El análisis de sus zonas de concentración permite trazar un mapa casi perfecto de cada saca de fusilamientos, y demuestra el aporte de fusiles y revólveres de procedencia soviética: miles de Mauser 98, ametralladoras Maxim o fusiles ametralladores Degtyarev habían sido entregados en aquellas fechas. En pocas horas ese armamento ya se estaba dedicando a la masacre. Lo que da idea de la partida que se jugó en España.

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