jueves, 6 de febrero de 2020

EL DRAMA DE VENEZUELA SUBE AL ESCENARIO




Ramo Verde es la cárcel militar cerca de Caracas donde la dictadura chavista encierra a todos sus opositores políticos. «No he tenido la suerte de conocerla», ironiza con lástima el director de teatro venezolano Marcos Yépez, «pero sí conozco gente que ha pasado por allí».
La prisión se hizo muy conocida en todo el mundo cuando el presidente Maduro ordenó la detención del entonces líder político de la oposición, Leopoldo López. Ahora, el centro es el escenario de la obra de teatro En Ramo Verde, dirigida por Yépez, que se lleva a las tablas este viernes en el Gran Teatro de Cáceres a beneficio de la plataforma de refugiados de Cáceres y de Suma +, del Obispado cacereño para la ayuda de los migrantes.
Un mensaje de esperanza
«No solo es una obra de teatro, sino que queremos dar un mensaje», defiende el director, que ha puesto en escena una obra «que mezcla el surrealismo y la realidad», y para la que se basa en hechos reales de venezolanos que luchan contra el régimen. Son cuatro historias de «lealtad, traición y muerte» que unen a cuatros personajes: dos compañeros de lucha política y el matrimonio de un líder político y su esposa.
«Para hilar la historia entrevisté a una amiga que vive y lucha en Venezuela, y que me informó sobre cómo se convocan las marchas de protesta. Hay otra parte de la obra en la que cuento un atentado en el que explotó un autobús lleno de estudiantes, o la paliza que el movimiento chavista dio a un diputado», desvela Yépez. Este tipo de cosas «no salen en la prensa, porque hasta los medios de comunicación nos quieren quitar el derecho a conocer lo que está pasando en nuestro país».
En la obra, la realidad de las torturas se muestra a través del mundo emocional y onírico de la mujer del opositor encerrado en Ramo Verde: «Ella sueña con las palizas que recibe su marido al otro lado de la ciudad». Pero, aunque el drama venezolano se cuenta sin paños calientes, «la gente no sale del teatro destrozada». «Damos un mensaje de que hay esperanza para todo y a pesar de todo», y este punto de esperanza lo da «el amor que perdura entre los dos personajes principales, incluso a través de la muerte».

Foto: Marco Yépez
En primera persona
Marcos Yépez era el director de la escuela de formación artística Danzas Guanaguanare, que, como muchas otras tantas asociaciones y organizaciones civiles en Venezuela, depende directamente del Gobierno. Hace once años recaló en España porque «el chavismo lo acaba asfixiando todo. Si no te identificas con su proyecto, no puedes opinar, ni crear, ni trabajar». Aquí tuvo que empezar de nuevo, «desde cero», y tuvo que estudiar otra vez la carrera de director de Artes Escénicas.
A pesar de la distancia, sabe que la situación allí es «cada vez peor». Su familia y amigos siguen en el país, «pero son los jóvenes los que se están yendo». Dice que en Venezuela «ya no se vive, simplemente se sobrevive», y que hay colas de 24 horas para poder comprar lo más básico. «Hay una auténtica carestía. No hay control de precios. Los medicamentos no se pueden comprar. Yo tengo que comprar medicinas aquí y enviarlas allí, porque no pueden conseguirlas. Y no hablo de medicamentos especiales, sino los más esenciales: ibuprofeno, paracetamol, antibióticos…».
El director de En Ramo Verde reconoce tener «miedo» por lo que le pueda pasar a su familia, sobre todo por esta obra, «que jamás podría representar en Venezuela hoy». Pero eso no le impide seguir un deber que percibe muy adentro: «Siento que tengo que hacerlo. Necesito sacar fuera todo lo que sé y todo lo que está viviendo mi país. Es mi forma de aportar mi grano de arena, un grito de libertad para mi gente a través de lo que sé hacer».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

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