miércoles, 22 de noviembre de 2017

DIOS NO TIENE TWITTER




Talentos Trabajando


Por: Mitzy Espinosa de los Monteros Álvarez | Fuente: Catholic.net 



El día de hoy recibí una noticia muy buena, estaba emocionadísima. Mi corazón latía por mil y solo podía reconocer la mano de Dios detrás de esa noticia.
Mientras estaba frente al móvil, contándole sobre esto a familia y amigos, me nació en el corazón decir “en tus manos Señor”, y automáticamente, antes de poder decirlo en voz alta, abrí mi twitter, y  lo escribí.
Termine de enviar el mensaje y me puse a hacer otras cosas, no fue hasta la noche, antes de dormir, en la que me di cuenta lo que realmente había pasado.
Escribí un tuit para Dios, y Él, no le había dado me gusta, tampoco lo había retuiteado, bueno ni siquiera lo había comentado. 
¿Qué le pasa? Por un momento me pregunte, hasta que recordé, lo que de seguro esta siendo obvio para ti en este momento: Dios no tiene Twitter, y por tanto no se comunica por ahí.


Dios se comunica a través de la oración, la cuál no hice. Se que Dios sabe cuán agradecida estoy con Él, sin embargo me pide que le hable a Él ,de forma personal y directa.  Una conversación de dos, dejando que mi corazón exprese en más de 160 caracteres cuan agradecida estoy con Él por todo lo que inmerecidamente me ha dado.
Y es por eso que, ahora  apunto de acabar el día escribo, por que quiero compartir contigo, que lo que me paso hoy a mi, nos pasa muy seguido y no nos damos cuenta.
En mis cuentas personales de Twitter y Facebook, veo al día varios versículos del Evangelio, varias oraciones pequeñas, meditaciones, retuits de lo que el Papa dice, en fin hasta imágenes.
Gente que quiere a través de las redes sociales compartir su fe. Y claro que eso esta bien, es una forma de dar testimonio, sin embargo yo pregunto ¿Cuántas persona antes de publicar reflexionan, y ponen en oración lo que van a “postear”?  O simplemente lo hacen como yo lo hice hoy, por mero habito o costumbre.
Dios quiere que compartamos nuestra fe y “las maravillas que hace en nosotros cada día” con los demás, por eso somos Iglesia. Sin embargo no nos podemos olvidar de la relación personal con Jesús a través de la oración, que al final del día es la que nos dará la fuerza que necesitamos, para trasmitir de corazón lo que nos ha dado,  para que el testimonio llegue a quien tenga que llegar.

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