viernes, 20 de noviembre de 2015

* MIS HERMANDADES Y COFRADÍAS: HERMANDAD SACRAMENTAL DE MISERICORDIA SAN FERNANDO (CÁDIZ)

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Siguiendo con la línea marcada la semana pasada en la que quiero escribir y profundizar en la historia así como en la vida actual de "Mis Hermandades y Cofradías" hoy os traigo a esta tribuna de SED VALIENTES a la Real y Venerable Hermandad Carmelitana, Fervorosa y Devota Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, María Santísima de la Piedad, Santa Mujer Verónica y Santos Cosme y Damián en la que llevo, en lo que es una Gracia de Dios, 30 años como hermano y en la que me siento tan orgulloso de pertenecer.

Hoy le dedico este artículo a todos mis hermanos en Corporación, devotos así como todos los que por este artículo conozcan a esta señera Cofradía isleña que actualmente dirige D. Manuel Lobato Lozano pues ostenta el cargo de Hermano Mayor.

Con un fraternal abrazo a todos,

Jesús Rodríguez Arias

LA FUNDACIÓN DE LA HERMANDAD.

 
Los  hermanos fundadores.
 
Un grupo de jóvenes estudiantes integrado por Jesús Díaz-Noriega Roldán, Pedro Sánchez García, José Mª Vieytes Beira, José L. Garrido Riaño y Antonio Cerezo Benítez (q.e.p.d.)entre otros que  asistían a clases particulares del profesor y entusiasta cofrade isleño D. Francisco Castañeda Sánchez (q.e.p.d.), tuvieron la feliz idea de fundar la hermandad a mediados del siglo XX. Pasada la Semana Santa de 1957, a estos jóvenes se le unieron otros. Se celebraron reuniones  con el Rvdo. Padre Don José Mª Arenas Gil, Párroco de la Divina Pastora, que fue el gran impulsor, por entusiasmo que puso en la fundación, finalmente se tomó el acuerdo de darle culto a la imagen del Nazareno propiedad de la Parroquia conocido como el Cristo del Buen Viaje o de los Navegantes, según la tradición oral de antiguos vecinos del barrio. a este grupo inicial se unieron posteriormente otras personas de distintas edades, que finalmente le dieron forma legal celebrándose la Junta Fundacional el domingo 5 de mayo de 1957.
 
La primera Junta Pro-Cultos. 
 
Reproducción del acta fundacional y los nombre de los hermanos que tuvieron el honor de fundarla.
 
(Sic) "Acta fundacional de la hermandad, Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, la Mujer Verónica y Nuestra Señora del Encuentro. Como curiosidad y un posible error del Secretario  al transcribir los acuerdos, aparece como titular la Virgen del Encuentro. En Junta celebrada el 9 de junio de ese mismo año es cuando aparece correctamente el nombre de la Virgen de la Piedad.
 
Asistentes.-              D. Francisco Castañeda Sánchez         (q.e.p.d)
                                   D. Manuel Fernández Ortega               (q.e.p.d)
                                   D. Antonio Cerezo Benítez                    (q.e.p.d)
                                   D. José Fernández Roldán                    (q.e.p.d)
                                   D. José López Collado                            (q.e.p.d)
                                   D. Pedro Sánchez García
                                   D. José Mª Vieytes Beira
                                   D. Fermín Escrtí del Valle
                                   D. Francisco Pérez Merchan
                                   D. Marcos Fernández Martínez
                                   D. José Rodríguez Escudier                  (q.e.p.d)
                                   D. José Rodríguez Beira
                                   D. Florencio Collantes Perez
                                   D. Jesús Díaz-Noriega Roldán
                                   D. Antonio Pérez Cayetano                   (q.e.p.d)
                                   D. Antonio Beduar Esparragosa
                                   D. José Luis Garrido Riaño
                                   D. Agustín Collado Miranda                 (q.e.p.d)
 
 Haciéndose varios acuerdos:
1.- Nombrar una ponencia de caridad.
2.- El Tesorero llevará dos libros de caja uno destinado a la Cofradía y otro para las obras de    caridad.
3.- El Secretario de la ponencia, será un Vocal de los que la forman, tomando nota para su traslado a Junta.
4.-Dar principio el ejercicio del Via-Crucis el próximo día 2 de junio a las 8 de la noche y continuarlos todos los domingos 1º de mes a dicha hora invitándose a todos los hermanos.
5.- Formar un ropero a cargo estará un grupo de señoras.
6.- Construir una biblioteca, encargándose de ella el Promotor de Caridad.
 
 
Altar e inicios de los cultos.
 
La imagen de Nuestro Padre Jesús e la Misericordia, recibía cultos en el segundo altar del lateral izquierdo según se mira desde el altar mayor, tras la remodelación de la iglesia en 1972  trasladándose a la capilla de Molinello en mayo de 1972. En los cultos anuales de cuaresma se entronizaba a Jesús de la Misericordia ante el altar mayor en el que se instalaba un altar esfimero con docel de terciopelo rojo. No hay constancia de que anterior a la fundación de la hermandad recibiera cultos, en la actualidad infinidad de personas se acercan hasta la capilla al finalizar las misas de la parroquia para rezarle a los titulares.
En el año 1942  salió como titular de la Hermandad de los Afligidos, ya que dicha cofradía aún no tenía la imagen titular. 
 
Miercoles Santo de 1958, primera salida procesional.

La primera salida procesional tuvo lugar el Miércoles Santo, 2 de abril de 1958, once meses después de la constitución de la hermandad, hubo que recurrir a la Hermandad del Nazareno, Medinaceli, Huerto y Ecce-Homo. Las túnicas fueron alquiladas al Sr. Hormigo de Cádiz.
El paso fue adquirido a la hermandad de la Piedad de Cádiz, por la cantidad de doce  mil pesetas, pagándose a plazos mensuales de quinientas pesetas. El paso era de madera dorado, encontrándose muy deteriorado, fue restaurado por el escultor Antonio Bey Olvera (q.e.p.d) sustituyéndose las cargaderas longitudinales por unas trasversales. El paso presentaba un exorno con flores blancas de tela y plástico. La iluminación era mediante brazos con luz eléctrica, suministrada mediante baterías cedidas por la Estación de Radio de la Armada; Jesús de la Misericordia vestido con túnica de brocado morado, corona de espina metálica y potencias doradas y portando una cruz arbórea. La salida de la parroquia se efectuó a las ocho de la tarde, vistiendo la túnica ochenta hermanos con cirios, más los miembros de Junta de Gobierno.
El acompañamiento musical estuvo a cargo por la banda de cornetas y tambores de la Cruz Roja de Cádiz. El itinerario previsto no pudo realizarse en su totalidad, debido a la intensa lluvia, la hermandad tuvo que regresar a su templo a las diez de la noche. La primera salida procesional originó unos gastos de 6.988 pesetas.

LA HERMANDAD EN LOS PRIMEROS AÑOS

El pregón de la Semana Santa 1958.
 
Del pregón de la Semana Santa pronunciado en nuestra ciudad en el Teatro de las Cortes el Viernes de Dolores 28 de maezo de 1958 por el poeta isleño Francisco Montero Galvache, reproducimos un fragmneto alusivo a la hermandad.
"Bajamos entonces a una iglesia enclavada como en el ángulo pendular de San Fernando, como una pequeña meseta del apostolado: La Pastora. Allí se apoyan y viven tres cofradías que, juntas hacen como un escalado tránsito de toda la Pasión. Y en la Isla, juega airosamente a los constrates, tiene una de sus mayores significaciones en una de sus más pequeñas iglesias. La Pastora: un estadillo de cal. Id a verla al mediodia.
La Pastora aún participará, mas visiblemente, en la comunidad procesional isleña. Lo hará con su Misericordia. Padre de la Misericordia. Réplica junto a ella, la Piedad, el nombre de esta Virgen nueva, a la que la Verónica parecerá ir ofreciéndole el rostro divino de su Hijo. Las túnicas seran negras, pero la Misericordia, tomando de La Isla su azul limpísimo, lo llevará a los fajines y los capirotes, para suavizar y alegrar con suma gracia el rigor penitente"
 
La erección canónica de la hermandad.
 
Tuvieron que transcurrir doce años para que la hermandad fuera erigida canónicamente por decreto del obispo de Cádiz-Ceuta Excmo. Sr. Don Antonio Añoveros Ataún de fecha 10/7/1969. Se había intentado en diversas ocasiones, la última en el año 1965 presentando un nuevo estatuto siguiendo las indicaciones del Obispado.
 
La primera Junta de Gobierno.
 
Una vez erigida canónicamente la hermandad, tuvo lugar el 28 de julio de 1969 la Asamblea General de Hermanos para la elección del Hermano Mayor, siendo elegido por mayoría de votos el hermano Florencio Collantes Pérez, cargo que ya venía desempeñando desde el 1966 en la Junta Pro-Cultos. Una vez ratificado por el Sr Obispo de la Diócesis, el Hermano Mayor designó a la primera Junta de Gobierno, quedando la misma configurada por los siguientes hermanos:
 
Director Espiritual: Rvdo Padre Don José Mª Arenas Gil (q.e.p.d)
Hermano Mayor: Don Florencio Collantes Pérez.
2º Hermano Mayor: Don Pedro Pérez Serrano.
Secretario: Don Manuel Nieto Soriano.
Tesorero: Don Ramón Mendizabal Almarcha (q.e.p.d)
Mayordomo: Don Jesús Díaz-Noriega Roldán.
Fiscal: Don José Ponce Guerrero.
2º Secretario: Don Juan A. Rivera Bernal.
2º Tesorero: Don José Serván Amaya.
2º Mayordomo: Don José García Medina. (q.e.p.d)
2º Fiscal: Don Juan A. Romero Martínez de Viergol.
Primer: Vocal Don Antonio Bernal Galeano.
Vocal:  Don José Carlos Fernández Moreno.
     "      Don Diego Salado Marín
     "      Don Juan Martínez Infantes.
     "      Don Salvador Rodríguez Cubero.
     "      Don Manuel Moreno Cruceira.
     "      Don José L. López Gutierrez.

NUESTRO PADRE JESÚS DE LA MISERICORDIA.


Antigua imagen de un nazareno.

La imagen del Nazareno con cruz de madera sobre su hombre existente en la Iglesia de la Divina Pastora, de autor anónimo, data de finales del siglo XVII, anterior a la construcción de la Iglesiaa, era de las llamadas de candelero según el informe realizado a petición de la Junta de Gobierno al hermano de la cofradía licenciado en bellas artes y escultor isleño Alfonso Berraquero García, como paso previo a la magnifica restauración realizada en 1996, recuperando la primitiva mascarilla de la imagen y tallandose un nuevo cuerpo.
Según la tradición oral de personas mayores del barrio a la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, título tomado desde que se funda la hermandad en 1957, se le conocía desde la antiguedad como el Cristo de los Navegantes o del Buen Viaje y  que procedía de la capilla Santa María- según algunos autores- del cercano castillo de san Romualdo. Investigaciones realizadas recientemente por el historiador local Fernando Mosig lo nombra como "Nestro Padre Jesús de las Lágrimas", advocación desconocida anterioremente.
En distintas épocas se le han efectuado diversas restauraciones, las más lejanas en los siglo XVIII y XIX. La realizada en 1957 por el gaditano Manuel Beret cuando se funda la hermandad, debido al abandono de la imagen. En 1958 días antes de la primera salida procesional por el escultor isleño Antonio Bey Olvera, en estas dos restauraciones la imagen sigue conservando aún su identidad. En 1.965 el imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci somete a la imgen a una profunda restauración, se le sustituye el candelero que forma el cuerpo por otro de madera de forma redondeada, le retoca profundamente el pelo, la barba, perdiendose gran opcasión para volver la imagen a su estado primitivo. En la  noche del 2 de mayo de 1967 la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia sufre las consecuencias de un incendio declarado en el altar por causa de una vela de promesa, salvándose solo el rostro. De nuevo vuelve al taller de Castillo Lastrucci, que se le talla un nuevo cuerpo, cabeza, manos y pies adaptándole la mascarilla que fue lo que se salvo del incendio. Nuevamenete se deja escapar otra oportunidad de volver a su estado primirivo.
En Junta celebrada el 5 de mayo de 1994, se nombra una comisión para afrontar definitivamente la restauración que demandaba la imagen, celebrándose varias reuniones sin llegar a cuerdo alguno. Tras varios años la Junta de Gobierno dirigida por el Hermano Mayor Diego Salado Marín decidiera efectuarle una definitiva restauración en el 1995. La comisión formada contacta con escultores que emiten sus informes hasta que la hermandad se decide por el presentado por Alfonso Berraquero García.
El 13 de julio de 1995, el Obispado emite el decreto aprobando la restauración en el estudio taller de Berraquero, con el que se extiende contrato para la realización de un nuevo cuerpo anatómico y un remozado rostro del Cristo.
 
El escultor isleño realiza un cuerpo nuevo, incluida la cabeza, que posteriormente debía de encajarle la mascarilla restaurada. El 4 de marzo de 1996 la imagen se traslada al taller del escultor para la recuperación de la mascarilla, dias antes se le había efectuado un minucioso estudio radiológico, en el que se observa  que el Señor presenta una mascarilla original, perfectamente diferenciada del resto de la cabeza. Cuando Alfonso disecciona, la madera encontrada es de ciprés, unas de las especies más adecuadas para la realización de imágenes y utilizadas antaño por escultores y tallistas.

Alfonso Berraquero estudia la mascarilla y un dato hace llegar a una conclusión. El escultor descubre que, originariamente, la faz de Cristo presentaba los ojos pintados y posteriormente había sufrido una restauración en las que se  le colocan ojos de cristal realizado con una tecnica utilizada a partir del siglo XVIII, dispuestos encima de los reales. Por todo ello Alfonso llega a la conclusión de que la mascarilla es una obra realizada un siglo antes, presumiblemente en la última década del siglo XVIII.

Una vez descubierta la mascarilla original, las tres partes implicadas en la restauración -parroquia, cofradía, y escultor- nos encontramos con una disyuntiva. Las intenciones pasaban por efectuar la restauración sin alterar la fisonomía de la imagen y evitar un trabajo de notable transformación física; se plantearon las dos opciones: ¿se realiza una restauración integral o se vuelve a retomar la misma que tenía?.  Las partes deciden unánimemente el respetar el hallazgo histórico artístico, la misma consideración se recibe del Vicario Judicial de la Diócesis , con fecha de 12 de marzo de 1996.
 
 
Alfonso se pone mano a la obra y con fecha de 24 de marzo concluye su trabajo, al día siguiente lunes 25 de marzo regresa al templo para el culto público entre la expectación de algunos, la curiosidad de otros y la emoción y fe indescriptible de los pocos -los miembros de la Junta de Gobierno y hermanos muy allegados- que colocamos al Señor de la Misericordia en su altar mientras musitabámos una oración entrecortada por anónimas lágrimas de fervor.
 
 

MARÍA SANTÍSIMA DE LA PIEDAD.

En Junta de Gobierno celebrada el 20 de marzo de 1975, se tomo el importantísimo acuerdo de efectuar un concurso de bocetos entre imagineros y escultores sevillanos, para tallar la imagen. La elección del escultor para tallar la imagen de María Sntísima de la Piedad fue tomada en Junta de Gobierno celebrada el día 10 de junio de 1975, se acuerda designar al joven imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte para que llevase a efecto la talla. El 8 de noviembre fue trasladada a nuestra ciudad, siendo celosamenete custodiada durante un mes en el domicilio del por aquel entonces Hermano Mayor Florencio Collantes Pérez El 24 de noviembre de 1975 nos comunicaba el Obispado de la aprobación por la Junta Diocesana de Arte, para la que la imagen se pudiera bendecir, delegando el Sr. Obispo para este fin a nuestro Párrocco y Director Espiritual Rvdo. Padre José Mª Arenas Gil, fijándose la fecha de bendición, como había sido nuestro deseo el día 8 de diciembre, Festividad de la Inmaculada Concèpción. La ceremonia fue oficiada por el Rvdo. Padre José Mª Arenas Gil, y concelebrada con los Rvdo. Padres Pérez Cayetano y Guerrero Amaya, Coadjutor de Parroquia y Párraco de la Saagrada Familia respectivamente.
Una vez terminada la Santa Misa, comenzó el primer besamanos acercándose con gran devoción los asistentes a María Santísima de la Piedad, quedando la imagen expuesta durante todo el día siendo innumerables las personas que desfilaron por el templo de la Divina Pastora a rendirle homenaje.
 

SANTA MUJER VERÓNICA.

La primera imagen de la mujer Verónica, era de talla de las llamadas de candelero, se encontraba en posición de rodillas, con las manos extendidas cogiendo el lienzo de la Santa  Faz. Tallada por el imaginero gaditano Enrique Lainez Capote. Salió por primera vez en la estación de penitencia del Lunes Santo 11 de abril de 1960. Fue sustituida  en el año 1966  por la realizada por Castillo Lastrucci.
La nueva imagen procede del taller de Castillo Lastrucci de Sevilla, la realizó uno de sus discípulo José Fernández, es una imagen de cuerpo entero de figura redondeada.
El 2 de octubre 1978  la Junta de Gobierno acuerda restaurar la imagen de la Santa Mujer Verónica, la obra la llevará a cabo el escultor isleño Alfonso Berraquero García.
 

EL CIRINEO.

La talla de Simón de Cirene también procede  del taller de Castillo Lastrucci de Sevilla. En la ejecución de ella intervino el maestro, que incluso llegó a pintarla. Se talla en 1965/66 y sale en la Semana Santa del año 1966.
 

SANTOS COSME Y DAMIÁN.

 
La Hermandad da cultos a los santos Cosme y Damián en la Parroquia de la Divina Pastora, desde que estos fueron incluidos en título de la hermandad.
 
Los Santos Cosme y Damián son dos images pequeñas de escaso valor artísticos, eran de la extinta hermandad gremial de sanidad de dicho nombre, dichas imagenes fueron recuperadas por la Hermandad ya que estas se encontraban abandonadas y deterioradas en las dependencias parroquiales, estas fueron restauradas por la hermandad y colocadas en la casa de hermandad.
 
En el año 2011 por  decreto del obispado Cádiz-Ceuta y firmado por el Excmo. Sr. Don Antonio Ceballo Atienza, se hace la inclusión en el Título de la Hermandad a los Santos Cosme y Damián, que desde entonces se  Veneran en la Parroquia. Se celebra su fiesta el 26 de septiembre.

ESPIRITU CARMELITA

En el Medioevo muchos cristianos querían unirse a las Ordenes religiosas fundadas entonces: Franciscanos, Dominicos, Agustinos, Carmelitas. Surgió un laicado asociado a ellas mediante las Confraternidades. 
Las Ordenes religiosas trataron de dar a los laicos un signo de afiliación y de participación en su espíritu y apostolado. Este signo estaba constituido por una parte significativa del hábito: capa, cordón, escapulario.
Entre los Carmelitas se estableció el Escapulario, en forma reducida, como expresión de pertenencia a la Orden y de compartir su devoción mariana.
Actualmente el Escapulario de la Virgen del Carmen es un signo aprobado por la Iglesia y propuesto por la Orden Carmelitana como manifestación del amor de María por nosotros y como expresión de confianza filial por parte nuestra en Ella, cuya vida queremos imitar. 
El "Escapulario" en su origen era un delantal que los monjes vestían sobre el hábito religioso durante el trabajo manual. Con el tiempo asumió el significado simbólico de querer llevar la cruz de cada día, con los verdaderos seguidores de Jesús. En algunas Ordenes religiosas, como el Carmelo se convirtió en el signo de la decisión de vivir la vida como siervos de Cristo y de Maria. 
El Escapulario simbolizó el vínculo especial de los Carmelitas a María, Madre del Señor, expresando la confianza en su materna protección y el deseo de seguir su ejemplo de donación a Cristo y a los demás. Así se ha transformado en un signo Mariano por excelencia. 
El Escapulario, signo mariano
El Escapulario ahonda sus raíces en la larga historia de la Orden, donde representa el compromiso de seguir a Cristo como María, modelo perfecto de todos los discípulos de Cristo. Este compromiso tiene su origen lógico en el bautismo que nos transforma en hijos de Dios. 
El Escapulario introduce en la fraternidad del Carmelo, es decir en una gran comunidad de religiosos y religiosas que, nacidos en Tierra Santa, están presentes en la Iglesia desde hace más de ocho siglos. 
• Compromete a vivir el ideal de esta familia religiosa, que es la amistad íntima con Dios a través de la oraciòn 
•Pone delante el ejemplo de los santos y santas del Carmelo con quienes se establece una relación familiar de hermanos y hermanas. 
•Expresa la fe en el encuentro con Dios en la vida eterna por la intercesión de María y su protección.
 

                                                                                    ( Articulo publicado en el Blog del Carmelo Joven)

 

 

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TESTIMONIO DE NUESTRA VIDA CONTEMPLATIVA 

Carmelitas Descalzas de San Fernando. Cádiz.

Nos gustaría que este sencillo testimonio de nuestra vida fuera como abriros lapuerta de nuestro monasterio a todos los que os acerquéis a esta página, que sea algoasí, como si las paredes de nuestro convento se hicieran transparentes y ospermitieran entrar en ese mundo escondido tras la clausura, que quizás os parece misterioso.¿Qué hacemos, cómo vivimos? Lo primero que veríais al entrar en nuestro convento es un patio, como los detantas casas de esta bonita tierra isleña, con flores, lleno de luz y alegría; pero en elque se siente un silencio y una paz tan distinta y especial, que nos hace pensar: Diosestá aquí, esta es su casa.Aquí, en el nº 224 de la calle Real, vivimos las 14 hermanas que ahora formamosesta comunidad de Carmelitas Descalzas de esta ciudad de San Fernando, tan carmelita, que se honra de tener a la Virgen del Carmen por Patrona.Podríais vernos, como cualquier día, a cada una recogida y en silencio, muy atareadaen sus quehaceres. Una en la sacristía cuidando con esmero que todo esté a puntopara el culto de la Capilla. Otra en la cocina, guisando con todo cariño la comida yprocurando que salga buena. Otra lavando y tendiendo, cosiendo, recibiendo a laspersonas que vienen a nuestro torno… Algunas hermanas por su salud o edad, ya nopueden trabajar. Ellas ofrecen al Señor con todo cariño sus dolores y los límites quetoda enfermedad trae, orando constantemente al Señor por todos. También a ellas lasatendemos varias hermanas.Así, recorriendo las dependencias de nuestro convento podríais descubrir, personasnormales que viven como una familia; que comen, duermen, atienden a lasnecesidades de una casa; que trabajan para vivir y que, sobre todo, se reúnen muchasveces para orar, leen y estudian sobre las cosas de Dios, se alimentan con la Escrituray los Sacramentos, y aunque cultivan el silencio y la soledad, viven en comunión conla Iglesia y unidas a todos los hombres, sus hermanos.Una casa sencilla, personas sencillas. Y una vida ordinaria, sin grandescomplicaciones.Esto es lo que hacemos, esto lo que podríais percibir; esa vida desconocida que seoculta detrás de los muros de la clausura. Y… ¿esto es todo?. Sí, esto es todo lo queveríais con estos ojos de carne. Esto y un no sé qué, de paz y alegría, que no se sabedecir cómo es.Es que, lo más bonito de nuestra vida, no se ve con estos ojos de carne. Solo sedescubre con los ojos de la fe. 
Lo más bonito de nuestra vida pasa en el interior decada hermana, en la intimidad de su ser, en ese santuario interior que todos tenemospor ser persona humana, y que es lo que nos hace tan valiosos.Lo más bonito de nuestra vida se vive en la fe y desde la fe, que nos descubre a Diostan vivo y real, tan junto a nosotras en cada instante, que aunque, en verdad no vemos a Jesucristo, lo amamos con todo nuestro corazón, creemos en El y nos alegramoscon un gozo, tan grande, que llena de sentido y plenitud toda nuestra existencia. Estoes lo más grande en nuestra vida, que un día Dios se hizo presente en ella, nosenamoró como El sabe hacerlo, y nos llenó tanto de El, que ya no pudimos vivir másque con El y para El, siempre con El.Nuestra vida es vida escondida, sí es verdad, hasta para nosotras mismas que lavivimos. Solo el Señor sabe de verdad la hermosura que cada hermana esconde en sí.
Cuánto le ofrece al Señor, cuánto amor y entrega va encerrado en las pequeñasacciones que realiza cada día. Santa Teresita del Niño Jesús decía que Dios no tienenecesidad de grandes acciones sino solo de nuestro amor. De ese amor puro que nopretende ganancia ni premio, sino solo perderlo todo y a sí mismo en su voluntad porDios; y esa tiene por su ganancia. Ese amor que en todo lo que realiza no busca daralgo, sino darse a sí mismo, entregarse.Esta es nuestra vida, y nuestra verdadera ocupación. Y este nuestro mayor deseollegar a tener este amor, cueste lo que cueste. Para ello no necesitamos ser personasextraordinarias, solo necesitamos tener un corazón sencillo, que reconoce agradecidolos dones que de Dios ha recibido y también sus límites y su condición pecadora quele lleva muchas veces a hacer lo que no quisiera; solo se necesita buena voluntad yestar tan enamoradas, tan agradecidas y contentas de que el Señor nos haya llamadoque todo nos parezca nada lo que podemos hacer por responder a Su amor.
Santa Teresita cuando comprendió esta verdad se llenó de alegría.El amor le dio laclave de su vocación. En el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor. Se diocuenta que un poquito de este puro amor es más precioso delante de Dios y másprovecho hace a la Iglesia, aunque parece que no hace nada, que todas las obrasgrandes del servicio de Dios juntas si no nacen de aquí. Que nuestras pequeñasacciones en las manos de Dios adquieren un valor inmenso que se convierte en unalluvia fina que se derrama constantemente sobre los hombres y no se dan cuenta, perova calando. Una bendición continua para todos.
Esta es la vida contemplativa, la que sabe descubrir en lo cotidiano de la vida aDios con los ojos de la fe. La que sabe cuánto nos ha amado Dios y cuánto nos ama acada uno personalmente. El gran tesoro que desde el Bautismo y por nuestra dignidadde personas creadas a su imagen hay encerrada en nuestra vasija de barro y el fin deamor para el que hemos sido creados.Esta es la vida contemplativa la que sabe que siempre hay un más allá maravillosodetrás de todo lo que percibimos con nuestros ojos de carne. 
Y que es posible llegar ahí y no quedarnos en la superficie de las cosas. Solo hay que saber vivir de fe. Solohay que dejar que Dios sea Dios en nuestra vida, solo hay que saber dejarle las manoslibres y entregarnos para que pueda hacer con nosotros obras grandes, llenarnos de suVida y de su Amor. Si nosotros buscamos a Dios mucho más nos busca El a nosotrosy desea darse sin medida, colmarnos de su felicidad.Ahora ya sabéis qué hacemos y cual es nuestro mayor deseo.
Es un regalo muy grande estar aquí, aunque a quién no ha recibido este don le puedaparecer que es estar encerrada.Pedid al señor que no perdamos el tiempo, que nos demos del todo, que sepamos confidelidad vivir nuestra hermosa misión en la Iglesia.Y pedidle que los ojos de la fe estén tan abiertos en nuestro pueblo que haya muchosjóvenes que sepan ver esa mirada de amor de Jesús que los invita a seguirle.
En todas las vocaciones, lo importante es que Dios sea amado y puedan saborear ensu vida lo bueno que es el Señor y lo felices que hace a los que llama para vivir en sucasa alabándole siempre.
Que el Señor os bendiga a todos.


Todos los Santos de la Orden

Javier de la Cruz

La fiesta todos los santos de la Orden no tiene ningún origen especial, asume una práctica común a la vida monástica y demás ordenes religiosas, recordar y orar por los que nos han precedido en la vida carmelitana.
Desde la Edad Media se enseñaba lo que debían ser los deberes de todos los hombres, también de los religiosos: Amar primero a Dios; rezar por los muertos, por todos los muertos, especialmente, por los domésticos, los prójimos, los parientes, los bienhechores; recordar e imitar a los Santos. El Carmelita Bostio, en el sigo XV, afirmaba que "los verdaderos hijos o hermanos de los santos no son aquellos que están unidos con lazos de sangre, sino aquellos que imitan sus obras".
En un pequeño poema Santa Teresa invitaba a sus monja a caminar hacia el cielo: Caminemos para el cielo, monjas del Carmelo. Esto es lo que celebra la Orden del Carmen el 14 de noviembre con la fiesta de todo los Santos de la Orden, el fin del camino o de la peregrinación.
Es una fiesta de gozo y alegría, pues recordamos el triunfo de aquellos a los que sentimos como hermanos, con los que hemos compartido la misma vocación en el Carmelo.
El tener memoria, el recordar a los que nos precedieron, y el ser agradecidos, con ellos, a ellos, por ser modelo y estímulo para nosotros, y a Dios, que ha hecho de ellos sus mejores amigos, crea el sentido de familia y de comunión, que va más allá de compartir unas misma estructuras jurídicos legales, y que se manifiesta en compartir un mismo estilo de vida.
Las constituciones que rigen la vida de los Carmelitas descalzos recuerdan que "en la gesta de nuestros Padres santos pasados, vemos no sólo hechos de un ayer le¬jano, sino también el esbozo y proyecto providencial de nuestra vida en la Iglesia de hoy". Esta pluralidad de formas de santidad que encontramos en la Orden del Carmen pone de manifiesto la riqueza de la misma al haber sabido aunar la "la fidelidad a la tradición espiritual del Carmelo con un afán de renovación permanente", elementos heredado de Santa Teresa
Santa Teresa al plantear su obra fundadora, mirando hacia el pasado, a los orígenes, la enraíza en "continuidad con el Carmelo", asumiendo de él la devoción a Virgen María -"la Madre y Señora de la Orden, modelo de oración y abnegación para el camino de la fe, entregada en alma y cuerpo a la escucha y con¬templación de las palabras del Señor"-, así como "la comunión con los mode¬los bíblicos, profetas y santos Padres del Carmelo". Pero no miró hacia el pasado de forma arqueológica, como algo cerrado, sino de manera creativa, reinterpretándolo en su tiempo, mirando hacia adelante, asumiendo la preocupación por la Iglesia y el deseo de salvar almas, con lo cual dio nacimiento a una nuevo etilo de vida religiosa, que perdura hoy en la Iglesia.

Este es el mensaje de la fiesta de los Todos los Santos de la Orden: "ser nosotros como ellos".












TODO EL MUNDO ME QUERRÁ
Esta carmelita jovencísima, tierna como una gacela enamorada, que es Santa Teresa de Lisieux, se ha llevado de calle a España. Ya lo dijo ella proféticamente en la enfermería de su monasterio, cuando se moría a chorros: Todo el mundo me querrá. Una verdad lapidaria en los primeros balbuceos de este mundo nuestro del tercer milenio.

Esta foto recoge el momento de estancia de las Reliquias de la Santa en el monasterio de las Madres Carmelitas de Ntra. Sra. de las Maravillas en Madrid. Fue el día 12 de octubre de 2003. La rodean sus hermanos de carisma y capa blanca haciéndole cortejo. He aquí sus nombres para la historia. De izquierda a derecha: P. Antonio Ruiz Molina, P. José Ramón Medina Madueño, P. Elías Sánchez Rodríguez, Fr. Jorge Beltrán López (de pie), Fr. José Manuel Granados Rivera, P. Francisco Pérez Zambrano, Fr. Fernando Barbero García, Fr. Thomas Feiten (agachados), Fr. Miguel Ángel Díaz Moreno, y Fr. Antonio Fernández Segovia (de pie).

La esencia del Carmelo es un amor encendido en llama de amor viva a Jesucristo, que dijo con acento único el místico alado Juan de la Cruz, siguiendo los ejemplos de nuestro padre espiritual, el profeta Elías, y de la Virgen María. El corazón y la fuente de la espiritualidad carmelita es la contemplación, la margarita preciosa de la que habló la recia monja castellana, Teresa de Jesús. La expresión de nuestra vida es la oración, fraternidad y servicio al pueblo de Dios. 

Teresita es la niña pequeña, amada por toda la familia, que se ha encaramado como corazón y Doctora de la Iglesia universal.




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Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897)

Carmelita descalza, doctora de la Iglesia

Acta de ofrenda al Amor Misericordioso

«Comparecer de pié ante el Hijo del hombre»
¡Oh, Dios mío, Trinidad Bienaventurada!, deseo amaros y haceros amar, trabajar por la glorificación de la Santa Iglesia, salvando las almas... Deseo cumplir perfectamente vuestra voluntad y alcanzar el puesto de gloria que me habéis preparado en vuestro reino. En una palabra, deseo ser santa, pero siento mi impotencia y os pido, ¡oh, Dios mío!, que seáis vos mismo mi santidad.

Puesto que me habéis amado, hasta darme a vuestro único Hijo para que fuese mi Salvador y mi Esposo, los tesoros infinitos de sus méritos son míos; os los ofrezco gustosa, suplicándoos que no me miréis sino a través de la Faz de Jesús y en su corazón abrasado de amor.

Os ofrezco también todos los méritos de los santos (los que están en el cielo y en la tierra), sus actos de amor y los de los santos ángeles; por último, os ofrezco, ¡oh Trinidad Bienaventurada!, el amor y los méritos de la Santísima Virgen, mi Madre querida; a ella le confío mi ofrenda, rogándole que os la presente. Su divino Hijo, mi Esposo amadísimo, en los días de su vida mortal, nos dijo: “Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre os lo concederá”. Estoy, pues, segura que escucharéis mis deseos; lo sé, ¡oh, Dios mío!, cuanto más queréis dar, más hacéis desear. Siento en mi corazón deseos inmensos y os pido confiadamente que vengáis a tomar posesión de mi alma. ¡Ah!, No puedo recibir la sagrada comunión con la frecuencia que deseo; pero, Señor, ¿no sois vos Todopoderoso?... Permaneced en mí, como en el tabernáculo, no os alejéis nunca de vuestra pequeña hostia...

Quisiera consolaros de la ingratitud de los malos y os suplico que me quitéis la libertad de disgustaros; si por debilidad, caigo alguna vez, que inmediatamente vuestra divina mirada purifique mi alma, consumiendo todas mis imperfecciones, como el fuego, que todo lo transforma en sí...

Os doy gracias, ¡oh, Dios mío!, por todos los favores que me habéis concedido, en particular por haberme hecho pasar por el crisol del sufrimiento. En el último día, os contemplaré con alegría, llevando el cetro de la cruz. Puesto que os habéis dignado darme en lote esta cruz preciosa, espero parecerme a vos en el cielo y ver brillar sobre mi cuerpo glorificado los sagrados estigmas de vuestra Pasión...

Después del destierro de la tierra, espero ir a gozar de vos en la Patria, pero no quiero amontonar méritos para el cielo, sólo quiero trabajar por vuestro amor, con el único fin de complaceros, de consolar a vuestro Sagrado Corazón y de salvar almas que os amen eternamente.

En la tarde de esta vida, compareceré delante de vos con las manos vacías, pues no os pido, Señor, que contéis mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a vuestros ojos. Quiero, por eso, revestirme de vuestra propia Justicia, y recibir de vuestro amor la posesión eterna de vos mismo. No quiero otro trono y otra corona que a Vos, ¡oh Amado mío!

A vuestros ojos el tiempo no es nada, un solo día es como mil años; podéis, pues, prepararme en un instante, a comparecer delante de vos...


LA HERMANA CRISTINA

LA HERMANA CRISTINA.


Notas tomadas del libro "Vida y Recuerdos de la Hermana Cristina"  ( Isamael Bengoechea OCD)
y de  "La Sonrisa interminable de Dios"  (José Vicente Rodríguez OCD)
 
Cristina de los Reyes Olivera ( Hª María Cristinaa de Jesús Sacramentado) nació en Sevilla, en la calle Clavellinas,  el 7 de julio de 1890 y bautizada el 28 del mismo mes y año en la parroquia de San Juan y San Pedro de Sevilla por el cura Tomás de Ramos Hidalgo.
 
Sevillanos fueron sus padres, José de los Reyes y Elisa Olivera. De Sevilla también sus abuelos paternos y  sevillana su abuela materna, Cristina, de la que tomó el  nombre.
 
Sus padres, José y Elisa, se habían casado en 1888 en la Iglesia de San Marcos de Sevilla. Tenía él entonces 24 años y ella 20. José era de profesión ebanista y se supone con fundamento que trabajaría en el taller llamado Olaya y Govea, que en el 1889 realizó un paso para el popular Cachorro de Triana.
El traslado de la familia a Huelva obedece a las mejores perspectivas de trabajo que le ofrecían en la capital onubense. En diciembre de 1894 llega el segundo hijo llamado Rafael, que morirá a los ocho meses el 11 de julio 1895.
 
Dolor para los padres la muerte de un hijito; y dolor y lágrimas para Crstina por la muerte de su primer hermanito.
 
Muy pequeña aún Cristina <<descubrió -como ella contará años más tarde- que existía un ser supremo, al que ella adoraba y contemplaba en silencio, apartada en unos de los rincones del taller de carpintería de su padre. Todos creían que jugaba, como era natural y propio de su edad. Así la dejaban tranquila y ella oraba y se compenetraba con ese ser supremo que tanto la atraía>>
 
La posición económica de la familia en este tiempo aparece como buena, además de tener un taller artesano, tendría don José <<una industria de talla y ebanistería, que abstecería a la sociedad onubense de bellos objetos artísticos, de los que desgraciadamente no conocemos su paradero>>. El 5 de noviembre de 1901 nace un nuevo vátago de José. Murió a los tres meses, el 14 de febrero se 1902.
 
El nacimiento del segundo varón de la familia, José, afectó seriamente la salud de Elisa, que murió el 15 de marzo de 1902, al mes y un día de la muerte del niño. Cristina queda huérfana a los 12 años, privada tan temprano del inmeso cariño de su madrecita.
 
Don José trató de remediar la doble adversidad que le había sobrevenido, la suya personal y la de la hijita. Puso fin a su viudedad y quiso dar una nueva madre a su pequeña, casándose con Dolores Oliveras, hermana de su anterior mujer. El primer hijo del nuevo matrimonio nació en junio de 1904. Se llamará José, como el padre. En 1906 les nace otro al que pone el nombre de Rafael; y en noviembre de 1907 uno más que se llamará Emilio, este fallece a los nueve meses, en julio de 1908. Son llamativos los cambios de domicilio, esto induce a pensar que el negocio de ebanistería de José estaba en franca decadencia. La situación económica de la familia  que sigue empeorando; se  suma la enfermaedad que padece; tuberculosis. Ya enfermo tuvo a su última hija María de la Salud, nacida el 28 de noviembre de 1911.
 
La enfermedad terminó con la vida de José de los Reyes, a la edad de 49 años. Muy pronto, demasiado pronto para su edad, Cristina se tuvo que poner a trabajar para ayudarse a sí misma y ayudar a los suyos en extrema necesidad.
 
Cristina se hace madre de los niño, el  nuevo matrimonio de su  padre le da tres hermanos: Pepe, Rafael, Salud. Cristina  los amó con locura y, como mayor  se cuidó de ellos como si fueran sus hijos. Todo será para<<mis niños>> Trabajó, se esforzó, enfermó, se ingenió y hasta mendigó para que nada les faltase. Aunque pobres, siempre los quería limpios y bien vestidos. Ni si quiera consetía que a sus niños no les trajesen regalos los Reyes.
 
Cristina, que al amar amaba para siempre, quiso con ternura creciente a este <<manojo de almas>> que Dios puso en sus manos. Se cuidó de que fuesen buenos cristianos, se preocupó de su suerte, les ayudó cuanto pudo; su relación con ellos fue permanente hasta el fin. Ese cariño de sus hermanos se fue transmitiendo después a las familias que cada uno de ellos ha ido formando, todos los cuales entraron con el  mismo ardor en el corazón de esa mujer sin familia y con tanta familia.
 
Cristina se coloca en la Fonda Avalo de Huelva, como ayudante en labores de costura, hasta que viendo su buena índole y espíritu de trabajo fuen nombrada algo así como la responsable del personal.
 
Se distinguió enseguida por su profunda religiosidad. Ejercitándose en la oración, Cristina experimentó en sí misma algunos fenómenos místicos, como éxtasis, que no pudo evitar que algunas veces tuvieran lugar en público, en la misma fonda. Esto hizo que se difundiera la fama de alma mística por los alrededores. Se le llegó a conocer como <<la santa>> del lugar.
 
Este halo de santidad  le sirvió  a Cristina para hacer apostolado en torno suyo, en especial entre las criadas a las que enseñaba a adorar y amar a Dios y a las que entretenía en las tardes de los domingos y fiestas con juegos ingeniosos para librarlas de los peligros en que se podrían encontrar fuera en el frivolo ambiente de la época.
En Huelva, Cristina tuvo la suerte de hacer conocimiento y compenetración con una exelente familia: los Giráldez. Esta amistad se plamó principalmente en las hermanas: Angelina, María y Africa Giráldez.

Era una familia sumamente  religiosa y este matiz les aglutinó en amor y espíritu para toda la vida. Africa ingresó en las religiosas agustinas de Avila, en el monasterio de Santa María de Gracia, en el que estuvo Santa Teresaa de interna.
Las Girádez hicieron además mucho favor a Cristina como bienhechoras, a las que en apuros acudía ésta con la confianza de tan antigua e íntima confraternidad: 
-<<¿No somos hermanas. -les escribía en 1952;- más unidas que si fuéramos de sangre? Pues estamos unidas en el amor de Cristo, de muchos años. El amor de Cristo es cada vez más fuerte>>.
 
 Las Hermanas Girádez se dirigían espiritualmente con el agustino padre José Agustín Fariña (1879-1936) y por ellas también Cristina se puso bajo su dirección espiritual.

El padre Fariña era religioso culto y espiritual, residente por entonces en el convento de agustinos de Calahorra en el período en que Cristina le conoció y trató en Huelva. Más tarde le destinaron al monasterio de Orden en el Escorial. El buen agustino guió el alma de Cristina en un tiempo muy delicado en que la vida de oración de ésta presentaba ribetes místicos muy señalados. Probó discretamente su espíritu dejando actuar a la gracia.

Por una carta del agustino de años más tarde, podemos intuir la vida espiritual de Cristina en este tiempo y un cierto aire de <<sobre-naturalismo>> que ya le rodeaba.
 
A primeros de septiembre de 1920, como fruto de su aplicación, logra escribir una cartita al P. José Fariña: << Muy respetable padre y querido en Jesús>>  <<Ya sé yo de cartas; sí padre, la VIRGEN Y EL DICCIONARIO.>>  le ruega por Jesús y María que guarde <<profundo secreto, de todo, de todo, de todo, como está mi alma sucia. Sí P. José. Más nosotros debemos gloriarnos en la CRUZ de nuestro Señor Jesucristo>>. El Padre Fariña continuó dirigiendo a Cristina en el Carmelo hasta que en el 1936 murió martir con los agustinos de el Escorial.

Debió ser en el 1919 cuando Cristina conoció a la señora Ana Ramos. Dos hijas de doña Ana, Cayetana y Dolores, iban a hecerse carmelitas descalzas. Enterada la madre de que Cristina tenía intención de abrazar la vida religiosa, decidió ayudarla, ya que no tenía posibilidades para costearse la dote requerida. Nunca olvidará Cristina este gran favor que le hizo doña Ana,  en una de sus cartas se lo recuerda<<aunque tan ruda, no puedo olvidar lo que le  debo, cada día crece en mí la gratitud a la que debo todo este bienestar que tengo. ¿Cómo la había de olvidar?>>

No había duda de que Cristina <<la santa>>, había de terminar ingresando como monja en algún convento. La vocación religiosa parecía conatural a su destino. El P. Fariña visitó a Cristina en Huelva y le dijo: <<Cristina, tienes dos dotes; uno para agustina y otro para carmelita; en los dos sitios te esperan. ¿A  cuál  te inclinas?. Y ella le contestó:  "Me inclino un poco más a las carmelitas".>> El padre, sorprendido, le dijo: <<Nunca manifestaste deseo de ser religiosa.>> A lo que ella contestó: << Porque hasta ahora no me había llamado Dios, pero ya no puedo más>>.

 Cristina se llevo buena parte de enero de 1921 recogiendo los papeles necesarios para presentarse y ser admitida en el monasterio. Con toda la documentación en regla y todo lo demás necesario, se encamina Cristina al monasterio. Le acompañan desde Huelva hasta Ogíjares doña Ana Ramos y sus hijas Cayetana, Anita y Petra. Ya en el monasterio se encontraba otra hija, Dolores con el nombre de María Auxiliadora.
En el Convento de Carmelitas Descalzas  de la Sagrada Familia en la Granja de María Luisa en el término de Ojígares (Granada), ingresó Cristina de los Reyes el 24 de enero de 1921. Apenas entró en clusura, abrazandose a la madre priora, Teresa de Jesús, le dijo: <<Hija mía Nuestro Señor la trae para que me ayude>>, Ella le contesta: <<Ay Madre, cómo se ve que no me conoce Vuestra Reverencia>>.
Confianza de madre, humildad de hija. No la conocía ciertamente, pero acertó con el vaticinio.

Solía contar Cristina que, aunque era  tan pobre y tan ruda, las ganas que tenía de entrar en el Carmelo eran inmensas,y que fue tal el gozo que sintió al sentir que detrás de ella se corría el cerrojo de la puerta conventual, que exclamó llena de emoción: << ¡Para siempre, Señor, para siempre!>>

Muy pronto se notó su eficacia. Un caballero santo, don Nemesio García Arévalo, por gracia y donación a la hermana Cristina, costeó la edificación de un nuevo pabellón en la Casa, que cerrando el patio central fue el feliz remate de este hermoso convento de la Granja. Así comenzó la serie de servicios de esta monja que será conocida como <<Cirineo de las prioras>>.
El Padre Fariña director espiritual de Cristina escribe a la maestra de novicias, y pasa a tratar algunos puntos <<de nuestra común novicia>>. El primero: << El Espíritu de Dios inspira siempre a esas almas secreto, secreto y  secreto. Sobre todo en Cristina es lo que más admiro: su discreción en el hablar; la profundidad de su secreto.>> Toda prudencia va se poca. Por el análisis que hace acto seguido, nos damos cuenta de lo que ha sido la vida anterior de esta criatura bajo la dirección espiritual de Fariña, durante dos o tres años. Pone en guardia a la maestra: << Si empieza a propagarse por Granada y esa región lo de Cristina, tendremos de nuevo sometido su espíritu a la curiosidad y a las discusiones de los hombres. Unos creerán; otros negarán; otros se burlarán, etc., y esto peor entre sacerdotes que entre nadie.>> La expresión que ha usado: <<Lo de Cristina>> está apuntando a fenómenos extraordinarios, éxtasis, revelaciones, locuciones con la Virgen, etc.
Para evitar todos estos inconvenientes que pueden perturbar el espíritu de la novicia y la paz de comunidad, aconseja: << Cristina debe desarrollarse escondida, lo más escondida y secretamente que se pueda; así obrará más Dios en ella. La prudencia y otras razones de conveniencia les dictarán lo oportuno en esta materia.>> Así conviene portarse por que se refiere a la gente de fuera. También han de tomar sus precauciones las novicias y demás relogiosas del convento frente a Cristina: << No den importancia a nada de los Cristina, y que al contrario lo echen a broma>> Aclarando un poco más  <<Una de las cosas primeras que notarán es que, hablando, riendo, etc., de repente se queda fuera de sus sentidos. Aquí hay tres misterios;  el primero que son pequeños éxtasis; el segundo es que se queda en ese estado cuando va en auxilio de alguien; y el tercero, que a veces pierde  el sentido por la fuerza de un dolor que le viene al cerebro enfermedad de su señorita Dolores que supongo continuará teniéndola ahí>>
 
El 22 de julio de 1922 la priora eleva una petición al visitador general de religiosas, explicándole que << durante el tiempo que ha permanecido este convento  ha dado pruebas de vocación al estado religioso y reuniendo las condiciones para ello, a V.S. suplica se digne conceder su licencia para ponerla a votos y pueda vestir el hábito de nuestra orden para religiosa de coro >>. El 12 de julio de 1921 se hizo la votación preceptuada para la toma de hábito de la postulante y por votos secretos quedó aprobada para comenzar el año canónico del noviciado y para vestir el hábito de la orden. Se anuncia la ceremonia de vestición será el 15 de agosto y, con el permiso del arzobispado le impodrá el P. Fariñas. El mismo día toma también los hábitos Ángeles de Jesús Sacramentado ( Cabrera Carrasco), su amiga Cayetana Arrayás Ramos, que se llamará María Inmaculada de Jesús Sacramentado.
 
Con la toma de hábito comenzaba el año de noviciado. A lo largo de esos meses, a la novicia, aparte la instrucción adicional de primeras letras que estaba necesitando, se la fue formando en espíritu de la orden, estudiando la Regla y las Constituciones, ejercitándose en la oración, aprediendo bien lo que se refiere a los votos y a las virtudes, ejercitándola en la práctica de las virtudes y en extirpación de los defectos.
 
El 20 de agosto de 1922 realiza la profesión de votos simples de manos de la madre priora Teresa de Jesús, le impuso el sagrado velo el Rvdo P. Fariñas. Emitió sus votos con la formula siguiente:
 << Yo la Hna. Cristina de Jesús Sacramentado hago mi profesión de votos simples temporales conforme a los Sagrados Cánones y prometo obediencia, castidad y probeza a Dios Nuestro Señor, a la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, a nuestro Superior y a sus sucesores, según la Regla Primitiva de la Orden de Carmelitas Descalzos >>.
 
A los siete meses de su profesión le sobreviene una enfermedad que le lleva al borde de la tumba.
En aquellos años veinte hacía furor en todo el  mundo la carmelita descalzas de Lisieux, Teresita del Niño Jesús. Como lluvia de rosas se sucedían los milagros por su intercesión.
Uno de ellos ocurrió en el Carmelo de la Granja y justamente en la persona de la hermana Cristina. Tuvo lugar en la noche del 2 de abril de 1923.
El médico de la comunidad y la priora del convento testificaron la verdad de esta curación operada en favor de nuestra hermana. Veamos aquí el relato que de esta gracia hizo propia Cristina y que se envió a Lisieux:
<< Desde el día once de marzzo del presente año (1923), venía experimentando grandísima angustia y malestar producido por la enfermedad llamada Apendicitis con otros males y complicaciones. El mismo día once sufrí tan intenso dolor de vientre, que llegué a perder la vista durante varios ratos y hasta creí que se me acercaba la muerte por la que tanto suspiraba. Estaba muy mal de los riñones y descompuesta en todo mi estado general. Así continué hasta el dos de abril.
Por la noche de este día, vino a nuestra celda N.M.R. Madre Priora, y encontrándome peor que de costumbre, con palabras de imperio me dijo: <<Hermana María Cristina, esto no pude continuar de esta manera: Le mando que pida la salud para su caridad>>. Como nunca había pedido la salud para mí, le contesté: << Si parece bien a V.R.pediré mejorarme o morir>> -<< Pida la salud>> me replicó y se marchó.
Ya sola y resistiendo a mi vehemente deseo de morirme, empecé a orar de esta forma:  "Dios mio dadme la salud, pues ya ves cómo me obliga la santa obediencia". Así me pase hasta las once y media o doce menos cuarto; a esta hora y encontrándome peor que nunca, oí una voz dulcísima que me decía: " Hermanita mía, a todos los actos de comunidad", Incorporándome entonces vi a mi lado y junto a mí, a mi queridísima Hna. Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz a quien hace tiempo había yo tomado por enfermera de mi alma. Esta graciosísima, de enfermera, con delantal azul y sus manguitos. Como hora de silencio, no hablamos más; pero como el santo silencio no prohibe mover las manos, nos hartamos de dar abrazos y besos. Levatándome al instante, me sentí completamente curada, y así continúo asistiendo a todos los actos de la comunidad.
Así lo juró para gloria de nuestro Señor y honor de la venerable Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, en nuestro convento de la Sagrada Familia, a 18 de abril de 1923: Hna. María Cristina de Jesús Sacramentado.>>
 
Cristina<<la mendiga de Jesús>>.  Esta frase señala suficientemente bien el gran carisma de pedir que tenía. A la pobre Cristina le repugnaba ese menester de pedir y pedir. Lo llegó a hacer con tanta frecuencia e insistencia por obediencia a las superioras de modo que llegó a ser lo que alguien ha llamado <<cirineo de la priora>>, <<la mendiga de Jesús>>y <<la madre oculta>>, como ella se autocalificada. Tenía esta criatura un modo tan directo y tan alegre y al mismo tiempo tan santamente <<descarado>> de suplicar y pedir las cosa, que no había quien se le resistiese.

Dada la tensa situación que se había creado en el seno de la comunidad carmelitana de la Granja, era necesario buscar una providencia que resolvieraa el problema en bien de la paz sin daño para las personas. Todo se logró pacíficamente con una fundación que presentaba todos los visos de providencial: la de San Fernando (Cádiz).
Con esta medida se conseguía erradicar la causa de inquietud en torno al Carmelo de la Granja y se salvaba para la Orden la vocación de la hermana Cristina.
Se escogió para llevar este plaan la ciudad de San Fernando principalmente por haber aquí un convento de padres carmelitas descalzos que desde el principio brindaron su aprobación, colaboración y asistencia ministerial y espiritual a la nueva comunidad.

Para preparar sobre el terreno la fundación de las carmelitas descalzas de San Fernando(Cádiz) llegaron desde Granada el 30 de abril 1946 la madre Trinidad de San Juan de la Cruz y la Hermana Cristina de Jesús Sacramentado.
Se instalaron provisionalmente en el colegio de la Compañía de María de esta ciudad para dirigir los preparativos del nuevo convento.
Evitar el ruido en torno a Cristina fue una de las causas de esta neva fundación, donde al ser desconocida podría pasar desapercibida dejando en paz a ella y a la comunidad. Para ello se comenzó a simplificarse su nombre llamándola simplemente: María. Pero poco duró el artificio, descubriéndose pronto ssu verdadera personalidad, y con el tiempo se hizo tan popular en la Isla como en la Granja. 
 Después de muchas vicisitudes la acomodación de la casa a monasterio se terminó en septiembre dado el decreto episcopal de erección canónica del monasterio el 5 de septiembre de 1946  y el 12 de octubre del mismo año autoriza el obispo de Cádiz-Ceuta don Tomás Gutiérrez Díez a pernoctar en el convento, ese mismo día se despiden de las religiosas de la Compañía de María, en cuyo colegio habían estado hospedadas. Ese  mismo día también salen de Ogíjares, llegando a San Fernando a media noche en el rápido, las otras cuatros hermanas que fueron destinadas a la fundación: Concepción del Niño Jesús (Isabel Cuesta Bernal), María Auxiliadora de Jesús Sacramentado( Dolores Arrayás Ramos), Carmen de la Santísima Trinidad ( Carmen Molina Plata) y Dolores del Sagrado Corazón de Jesús (Dolores Camacho Martínez).
El día 13 por la tarde Pedrro del Niño Jesús, vicario provinciaal de los carmelitas descalzos, bendice, por delegación de Señor obispo, primero de la capilla, después del coro y demás dependencias del convento. Bendijo también la campana grande, que se llama Josefina. El Obispo había fijado la inauguración del convento el 15 de octubre, fiesta de Santa Teresa.

NUESTRO PATRIMONIO

Paso de Misterio
 









El Paso del Señor fue tallado en 1968 por Manuel Guzmán Bejarano, de estilo neobarroco y dorado en los talleres trianeros de D. Antonio Sánchez González. La talla realizada es todo un encaje con canastilla de 0,65 cm.,  de los llamados de "pecho paloma", con cuatro cartelas con escudos dorados y policromados, en el frontal el escudo de la hermandad, en la parte trasera el escudo de armas del Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Cádiz –Ceuta  don Antonio Añoveros Ataún, prelado que aprobó la Hermandad, en el lateral derecho el escudo de la parroquia y en el izquierdo el de la ciudad de San Fernando. En las esquinas de la canastilla lleva cuatro cartelas con pasajes de la pasión. Posee cuatro maniguetas, cuatro candelabros con siete luces cada uno y dos en el centro de los laterales con tres luces con sus respectivos guardabrisas. En el año 2011 se realiza restauración, colocándose un molduron perimetral y nuevas  maniguetas; construcción de nueva mesa en pino sueco,  todo realizado en los talleres de Guzmán Bejarano.

Paso de Palio
 



Tras muchas gestiones y estudios de bocetos, el 17 de noviembre de 1980 se acordó encargar el trabajo de los respiraderos al taller sevillano de Luis Jiménez González, en la calle San Blas, 3, se realiza en alpaca plateada e inspirados en los del paso de palio de la sevillana Virgen del Subterráneo pero mejorando muchos aspectos de éstos. Los respiraderos de estilo plateresco, cuenta con once capillas, tres centrales en cada uno de ellos y dos por esquinas; cada una de las centrales aparecen escoltadas por hornacinas que se hallan pequeñas jarras con azucenas; estas capillas albergan en ellas otras tantas imágenes todas en orfebrería y que representan a la Virgen del Carmen en el frontal, a la Inmaculada en el lateral derecho, a la Divina Pastora en el izquierdo, mientras que las de las esquinas son ocupadas por San Servando y San Germán en las que corresponden con el lado derecho, San Fernando y San José en el izquierdo; las imágenes de los cuatro evangelistas se hallan en las esquinadas de la delantera y trasera. Cada paño de los respiraderos presentan un óvalo central en los que han sido reproducidas escenas de la Pasión.  En el frontal, sobre la capilla, ángel atlante con Ostensorio, símbolo de la Sacramentalidad de la Hermandad. La mesa del paso fue construida por los hermanos de la Hermandad del Ecce-Homo , Eduardo Olmo y Salvador Lamaestre, que prestaron su colaboración desinteresada. La mesa mide   4,20x2,20x1,50. Pero para llegar a este momento, antes se puso la maquina a funcionar para que todo lo necesario estuviera para la fecha, así que en el año 1977 se encarga la candelería  de 72 piezas en los talleres de Hijos de Juan Fernández, situado en la calle Santa Clara, 15 de Sevilla. El segundo encargo se realizó al año siguiente, fueron los varales, llevándose a cabo en el mismo taller, se terminaron en el mismo año de 1980. El juego de varales fue costeado por doce  hermanos cuyos nombres se encuentran gravados en las bases de cada uno de ellos. También el taller de Hijos de Juan Fernández  el encargado de la realización del juego de jarras – en número de 16 y de distintos tamaño- también fueron costeados por distintos hermanos.
La peana para la Virgen fue realizada por el mismo orfebre que hizo los respiraderos Luis Jiménez, fue entregada a la hermandad el 15 de julio de 1980. Fue costeada por la junta auxiliar con los fondos conseguidos en la llamada “operación pan duro”. El paso cuenta con dos magníficos faroles entrevarales, obra de Jesús Domínguez Machuca,  en el año 1988 y fueron donados por hermanos. Tienen cabida para cinco velas cada uno. El paso se completa con dos brazos de cola en alpaca repujada y palteada con nueve guardabrisas con cera blanca, estos fueron realizados en los talleres de Luis Jimenez de Sevilla, fueron donados por un grupo de hermanos.
 
En el año 1986 dio comienzo la tarea de bordado del formidable palio que actualmente posee la cofradía y que aún, veintiseis años después no está completo en su totalidad, pendiente del techo. Todo realizado en los talleres de “Sobrinos de Esperanza Elena Caro” de Sevilla. En el 2009 se colocó en el techo del palio la “gloria” que representa la Asunción de la Virgen  María a los cielos. Está bordado en seda al estilo “milanés” por Rosario Bernardino de Sevilla

 

Insignias destacadas.

 
Cruz de Guía.
Cruz de guía en madera de caoba donada por Francisco Prieto Blanco, y realizada por José Lobo Oneto, los apliques  de orfebrería están realizado por  Luis Jiménez. año de 1981

Faroles.
Cuatro Faroles en alpaca repujada y plateada obra realizada en los talleres de Hijos de Juan Fernández. Estos acompaña a la cruz de guía.
Dos Faroles en alpaca repujada realizados en los talleres de Jesús Domiguez, las varas son de los faroles antiguos de orfebrería de Lucena. Estos acompañan al Simpecado.

Senatus.
Senatus  en alpaca repujada plateada realizado en los talleres de Jesús Domínguez, en el año 1967. Las letras SPQR iban en alpaca dorada sobre fondo de terciopelo; desde el año 2001 las letras son bordadas sobre terciopelo azul oscuro, obra de la isleña Dolores González Fuentes.

Bandera de Paso.
Bandera de paso realizada en tela de sarga negra con cruz latina de color azul, confecionada por Josefa Ponce Bernal, asta de alpaca repujada y plateada de los Hijos de Juan Fernández. Estrenada en la Semana Santa de 1994  y donada por un hermano.

Guión Sacramental.
Guión Sacramental bordado en hilo de oro fino sobre tisú de plata con diseño y bordado por Manuel García Chantre de Cádiz, fue bendecido en el triduo sacramental del año 1977. el asta de alpaca repujada y plateada de los talleres de Jesús Domínguez.

Libro de Regla.
Libro de Regla forrado en terciopelo azul con apliques en alpaca repujada plateada realizado por los talleres de Jesús Domínguez. El libro se encuentra escrito con los primeros estatutos de la Hermandad de una forma artística realizado por el isleño Manuel Jiménez.

Bandera de la Hermandad.
La Bandera, es de la llamada "de bacalao", está bordada en hilo de oro fino sobre terciopelo azul oscuro por la isleña Dolores González Fuentes, con diseño de Juan Guerrero Pérez. Estrenada en la Semana santa de 1977, el asta de alpaca repujada plateada obra del orfebre sevillano Luis Jimenez. Fue donada por varios hermanos. 

Bocina.
Las dos bocinas existentes son adquiridas en el año 1964 en los talleres de Lucena, es de alpaca repujada y plateada, llevan faldón de terciopelo en color azul celeste bordados en lo que se llama de recorte, ralizados en los talleres de Antonio Rincón Galicia, de Sevilla. 


Cruz Parroquial y Ciriales.
La Cruz parroquial en alpaca repujada y plateada, esta no traía crucifijo, y fue colocado en San Fernando.
Los ciriales que acompaña a la cruz de guía son de alpaca repujada y plateada, tanto la cruz como los ciriales son realizados en los talleres de Villareal en el año 1974.


Ciriales.
Seis ciriales para el cuerpo de acolitos que acompañan al paso del Señor, estos son de alpaca repujada y plateada, tienen simbolo eucarístico, son realizados por los talleres de Hijos  de Juan Fernández.

Seis ciriales para el cuerpo de acolitos que acompañan al paso de la Virgen,  estos son de alpaca repujada y plateada, son realizados por los talleres de Hijos de Juan Fernández.


Incensarios y naveta. 

El primer incensario y naveta que tuvo la Hermandad es de alpa palteada y es obra de los talleres de Jesús Domínguez.

Los otros dos incensarios y las dos naveta son de alpaca plateada y son obras de los talleres de los Hijos de Juan Fernández.



Simpecado.
El Simpecado está bordado sobre terciopelo azul oscuro en oro fino por las señoritas Matute de la ciudad, el diseño es de Luis Jiménez el cual realizó también el asta en alpaca repujada y plateada. todo el proyecto fue costeado por lo jóvenes de la junta auxiliar.


Guión del Grupo Joven.
Guión Bordado por el isleño José Muñoz Moreno, sobre tisú de oro, estrenado en la Semana Santa del 2008, el dibujo y remate de san Juan Evangelista en terracota policromada de Jesús Vidal González. Donado por el Grupo Joven.














 
 
 
Cruz Parroquial y Ciriales: (Villarreal, 1974).


Toda la información ha sido recogida de hermandadmisericordiasanfernando.blogspot.com


 

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