jueves, 28 de agosto de 2014

EL ESTRÉS DE LOS UNIVERSITARIO; POR RAFAEL SÁNCHEZ SAUS.

Diario de Cádiz


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El estrés de los universitarios

RAFAEL / SÁNCHEZ SAUS | ACTUALIZADO 28.08.2014 - 01:00
UNA buena amiga me envía, sin duda para recordarme la cercanía de septiembre y el regreso a la Facultad, el enlace de un artículo que exhibe el estimulante título de Los 8 males del profesor universitario, resumidos por el autor en el siguiente aterrador mensaje: "es uno de los trabajos más tóxicos que existen". Creo recordar que este suelto no es nuevo y que lleva ya algunas semanas merodeando por la red, pero reconozco que sólo ahora, ante la proximidad del retorno, ha conseguido interesarme lo bastante como para leerlo. En realidad, como sucede con tantas entradas de apariencia atractiva que pululan en internet, se trata de una colección de tópicos sazonada con algún exceso del tipo "quien no acata las reglas se convierte en un chivo expiatorio y es perseguido" o "deberíamos hacer la ITV psicológica de los profesores". Pero precisamente por tratarse de un conjunto de tópicos encuentra uno reflejadas no pocas realidades, o al menos aproximaciones a la realidad universitaria. 

De entre las ocho plagas que el articulista descubre sobre la base de los resultados de un ya veterano estudio de la Universidad de Murcia que revelaba o pretendía que el 84% del profesorado sufre estrés crónico, me siento especialmente solidario con la segunda, la que denuncia hasta qué punto el profesor se ha convertido en un burócrata que ha de dedicar una parte creciente de su tiempo a perpetrar informes de nula utilidad y en cuya confección pueden producirse las situaciones más irreales. Una de las más extravagantes, verdadera escuela de picaresca, de la que muchos directores de proyectos de investigación pueden dar fe, es la necesidad de justificar con facturas el gasto de dinero que no se ha ingresado ni se sabe con certeza cuándo se va a ingresar. 

El mismo medio que me informa de los males que tan directamente me aquejan, dice que la Junta eximió en 2012 a UGT y CCOO de justificar el destino de 114 millones de euros en cursos de formación, que esas mismas facilidades hicieron posible que las empresas tentaculares del ex consejero Ojeda levantaran otros 50 millones y que Luciano Alonso, consejero de Educación y encargado por Susana Díaz de investigar la trama, tiene un primo hermano cuya empresa recibió 48 ayudas sin justificar. Témome que este curso el nivel de estrés de los profesores-burócratas no va a dejar de aumentar.

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