No sé qué estarás pensando
sobre el título de mi artículo de los lunes en San Fernando Información. A lo
mejor cuando los vayas leyendo se acerque a lo que creías o no, aunque seguro
que tras finalizar estas torpes palabras escritas sobre el papel pueden servirte
de invitación a reflexionar.
Cuando Dios te da un don y
este tiene que ver con los demás hay que ser muy cauteloso en la forma de
ejercerlo pues si bien puedes ayudar si se usa según los sentimientos
particulares que afloran desde el corazón, si estos no se saben o no se quieren
controlar, puede causar un daño en las personas que tienes a tu alcance y que son
más de la que puedas incluso llegar a imaginar.
Con los años y las vicisitudes
de la vida, que te hacen madurar a marchas forzadas, veo la necesidad en
aplicar esta frase que por muy leída casi nunca se hace caso: “No hagas nada
cuando estés alegre y triste”. Se refiere a la necesidad de evitar tomar decisiones,
hacer promesas, incluso hablar ante un auditorio, así como también escribir
cuando se está bajo el efecto de emociones extremas, ya que la euforia, la
melancolía, el dolor o el enfado pueden nublar nuestro juicio.
Mirad, llevo unos días
dedicado a poner en orden mi archivo de publicaciones, que es una de las cosas
que siempre se dejan para mañana hasta que te toca hacerla. No sé cuántos,
escritos, textos de conferencias, ponencias, mesas redondas, comunicaciones en
congresos, pregones, artículos en diversos medios y especialmente al que soy
fiel desde hace más de quince años como es San Fernando Información el cual
forma parte esencial de mi vida pues en la tribuna que puso en mis manos en
podido escribir desde la libertad más absoluta de cuánto me ha parecido
oportuno siguiendo la línea que prefijé en su día de humanismo cristiano.
Una tribuna de opinión es un
privilegio y también una enorme responsabilidad pues gracia a la misma te leen
un incontable número de personas a las que hay que intentar por todos los
medios guardar respeto pues no todo sirve ni debe servir para comunicar lo que
pienses, opines, o quieras transmitir. Esa máxima también debería aplicarse en
las redes sociales pues la falta de respeto, el insulto fácil y el despropósito
más absoluto se hace patente con todo aquél que piense contrario a un sector de
población por temas políticos, religiosos, deportivos o vaya usted a saber que
más.
Por eso el título de este
artículo en cuestión. ¡No te lo creas! No creas que eres impune y que puedes
decir, hacer o escribir lo que quieras, lo que se te venga a la mente, ese es
el principal autoengaño para darnos de bruces contra la realidad y también para
causar dolor e incluso desamparo en los demás. La opinión ya sea escrita o
hablada debe ser siempre respetuosa, aunque eso no te exima de decir verdades
como puños cuando haga falta hacerlo.
Jesús Rodríguez Arias

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