sábado, 13 de septiembre de 2025

TERE Y GABY

 




Esta historia, cual Camino de Santiago, va de peregrinos de la vida, de encarar la misma, con sus agotadoras subidas y rápidas bajadas, de transitar los senderos existenciales desde la Fe, Esperanza y Caridad, de vivir en modo Amor.

La historia de estos dos peregrinos es de las que te hace reflexionar, de las que te hace detener el paso para leerla y lo que se saque entre líneas sea una razón para hacernos pensar. Comenzaron su camino común pronto, en el trayecto fueron creando una familia. Dos hijos y una hija que comenzaron a caminar con ellos con pasos llenos de mesura y cierta inseguridad como es propio en la niñez.

El camino no fue fácil, para nadie que esté leyendo este artículo tampoco lo es. Un día se encontraron con una bifurcación del mismo camino y decidieron coger pistas diferentes, ninguno sabía a donde llegarían, pero siguieron para adelante tras la senda de sus propios pensamientos.

Pasó el tiempo, en los caminos del camino que recorrían no todo era bello, escarpadas subidas, temerarias bajadas, plácidos valles que hacían envolver en la quietud de la tranquilidad, aunque al final se compruebe que en verdad todo fue un deseado espejismo. Este tipo de vitales situaciones te hacen madurar a marchas forzadas, te hacen ver que el sendero que has recorrido no era ni por asomo el camino que necesitabas transitar.

Y como Dios es tan Justo a la vez que Misericordioso, después de exfoliar todo cuanto les era innecesario, se encontraron de nuevo en un punto indeterminado del verdadero camino y decidieron recorrerlo de nuevo juntos, unidos por el alma y dos corazones que laten al unísono. La Fe como el mejor bordón, el Amor como única mochila.

Ahora viven en la Felicidad, aunque la vida les vaya poniendo pruebas como la enfermedad de sus madres, el devenir de cada día, las preocupaciones propias de los hijos, también sus alegrías. Ellos saben que la persona que tienen a su lado es la que Dios ha elegido para que sea su marido y mujer o viceversa.

Tere se nos muestra tal cual es: Sensible, sencilla, con esa clase de paciencia que se adquiere con los avatares de la vida, prudente, sabiendo que su sitio es el que ella elige que sea en cada momento. Gaby, comunicador como pocos, intenta por todos los medios santificar la vida ordinaria, haciendo que cada gesto, palabra, silencio, sea una invitación a seguir a Jesús y a su Bendita Madre.

Gaby y Tere pierden todo cuando están con sus hijos y nieto. En la Familia han volcado su Esperanza. Se rinden al cariño que la conforma, se entregan a esa clase de Amor donde sobran las palabras, ante Cristo en Presencia Viva, en el Sagrario donde el Señor nos espera y también guarda.

Gracias por vuestro ejemplo de vida, por no rendiros ante las batallas.

Jesús Rodríguez Arias


No hay comentarios:

Publicar un comentario