Existen y están en nuestro
pensamiento. Sería en el mes de noviembre, una noche poco antes de dormir en
nuestra casa de Loma Somera allá por tierras cántabras, cuando me quedé en
silencio y entonces Hetepheres me preguntó qué me pasaba, le dije que no se
preocupara, que me encontraba abstraído en mis pensamientos mientras tenía la
mirada fija en las vigas de madera del dormitorio. Ella me contestó, que esos
eran los fantasmas grises y negros que aparecen cuando existen una preocupación
o se está sufriendo, que cerrara los ojos y me pusiera a rezar hasta conciliar
el sueño.
Es verdad que existen y nos
hacen mucho daño pues se produce un resquebrajamiento interior que nos llena de
intranquilidad y sufrimiento. Hice lo que me aconsejó, cerré los ojos y oré
hasta coger un plácido sueño. Al día siguiente, aunque estaba gris y llovía,
podía observar todo de distinto color, aunque la penitencia la llevara por
dentro.
Dentro de nuestra mente está
lo mejor y lo peor de la persona. Las que tienen malos reaños es porque en su
fuero interno algo está trastocado. Es verdad que la maldad existe, pero
necesariamente tiene que haber algo que haga que un individuo, en apariencia
normal y corriente, sea capaz de cometer las mayores atrocidades y destrozar de
por vida a otro ser humano para satisfacer sus pútridos “sentimientos”.
El bien sale de lo más hondo de nuestras almas haciendo que nuestro quehacer diario prime la Fe, Esperanza y Caridad. Cuando alguien con espuria maldad hace daño a otro semejante que es bueno el daño que le causa a su víctima y por ende a su familia, así como allegados es infinitamente doloroso causando un sufrimiento difícil de soportar sin la ayuda de Dios, de la familia, hermanos del alma y amigos de verdad.
En estos casos y en otros
donde la injusticia, la mentira e impiedad se hacen presentes es cuando en la
mente de las buenas personas que sufren aparecen los fantasmas grises y negros
donde la oscuridad reina haciendo que los ánimos y pensamientos transiten por
pesarosos senderos.
Hay quién aconseja consultarlo
todo con la almohada. Mi madre era muy reacia a tomar en serio esta indicación
pues en la oscuridad de la noche no se ve nada claro y menos soluciones a los
problemas y preocupaciones. De día todo es mejor.
Eso sí, cuando tienes que tomar
una decisión que afecte tanto a uno como a terceros te aconsejo que lo hagas
desde la templanza de espíritu. Nada debe decidirse sin un prudencial tiempo de
introspección personal. Eso sí, cuando lo decidas hay que ir a por todas. En
esta vida para sobrevivir hay que tener la cabeza muy despejada, así como el
pulso y el paso firmes. Sobre todo, hay que poner nuestros afanes, nuestro
particular día a día, en manos de Dios que Él mejor que nadie sabe lo que hace,
aunque nosotros no lleguemos a priori a entenderlo.
Aún así no te garantizo que de
vez en cuando aparezcan de la nada los fantasmas grises y negros que nos harán
pensar más de la cuenta nos negarán el pan y la sal, nos harán sentirnos
débiles e incluso pueden hacernos llegar a pensar que la vida como tal no
merece la pena. Entonces es cuando debes cerrar los ojos, rezar, que mañana
será otro día.
Al final te das cuenta,
algunas veces demasiado tarde, que en ocasiones se ha sufrido para nada y otras
en las que el verdadero dolor se hace presente en tus días con sus noches nos
demuestra que estos envites nos hacen más fuertes para transitar el recorrido
vital que Dios nos tiene preparados a cada uno.
Y cuando aparezcan los
dichosos fantasmas grises y negros, cierra los ojos, reza y verás como Jesús
vela por tus sueños.
Jesús Rodríguez Arias
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