lunes, 6 de abril de 2020

*DÉJAME SER PENITENTE








"Déjame ser penitente" así se titulo mi semanal artículo en Información San Fernando.

Jesús Rodríguez Arias











DÉJAME SER PENITENTE




Déjame ser penitente y revestirme con túnica blanca, fajarme con esparto y cubrirme con antifaz grana. Déjame ser penitente con la cruz en mi hombro clavada o nazareno que yergue el cirio en su escuadra. Déjame ser penitente para desaparecer del mundo y estar atento a Tu mirada, para orar en la profundidad de mi ser y es que conocerme me aterroriza y espanta.

Déjame Señor, ser tu penitente y cargar con la cruz que tu Cuerpo depositara, donde exhalaste el Perdón, donde tu sangre nos regalaras, donde nos entregaste a María como nuestra Madre, donde expirando a esta vida forjaste la Esperanza.

Déjame ser penitente y caminar tras tu talla donde con la mirada siento Tú dolor y la traición de esos que ayudaste mientras ahora te maltratan con palabras hirientes, con mofas injustificadas, con escupitajos  llenos de odio, con maldad inusitada. Déjame ser penitente para amar como Tú Amas, perdonar como Perdonas, dar mi vida por la Fe que tu Padre me sembrara.

Sí, déjame ser penitente en esta Semana Santa tan extraña donde el dolor y la muerte se dan la mano como si nada, donde el demonio en forma de virus destroza vidas ancianas, mutila a familias enteras, consume a la personas contagiadas como si de apestados se tratara.

Déjame ser penitente y cargar con la cruz en el enclaustramiento de mi casa, la Atalaya de mi vida, donde las horas pasan vagas y cada día es el de todos los días observando como pasa la vida mientras pasa.

Déjame ser penitente para ayudar a quién se enfrentan al virus cara a cara, ayudarlos con mi homenaje, con lo que haga falta, a los sanitarios olvidados enfrentándose a la muerte con recursos de nada, a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado así como las Fuerzas Armadas y las Farmacias y sus empleados, los que limpian nuestras calles y plazas, los sacerdotes que están cerca de los enfermos porque ellos son los médicos del alma, los periodistas que cuentan lo que a esta España enferma le pasa y los Vigilantes de Seguridad que ya su trabajo no es invisible para nada así como todos los que ponen su granito de arena para que esta pandemia cese su  matanza, a los vecinos que aguardan metidos en sus casas con altibajos donde unos días están tristes y otros llenos de Esperanza. Ser penitente de los que por este estado de alarma están perdiendo todo pues las puertas de sus empresas cerraran, de los siempre perjudicados autónomos que a duras penas mantienen erguidas las espaldas.

Déjame ser penitente de la Iglesia por siempre arrastrada, perseguida por los que quieren destruirla, insultada por quienes dicen es su casa, los que son capaces de insultar y menospreciar a los que pensamos que las no deben estar cerradas, los de medallas y honores pero a la mínima de cambio la critican con saña y persiguen a los sacerdotes a los que de todo llaman porque se constituyen en el gran sanedrín de esta sociedad putrefacta.

Déjame ser penitente y perder la mirada en los ojos de los ancianos, los que han dado más que sus vidas, los que a España adelante sacaran y ahora mueren en los hospitales más solos que la una pues este virus parece hecho para matar a quienes parecen una carga así como los enfermos crónicos pues en este desdichado mundo la economía es lo que manda.

Por poco dinero te vendieron Jesús, solo treinta monedas de plata. Qué poco vale la vida para los que no la consideran sagrada, los que defiende el aborto y también la eutanasia, donde el anciano no cuenta ni a los que la enfermedad ataca, todos son prescindibles en un mundo vil e interesado, alejado del misterio de lo divino y entregado a las ganancias donde la vida de todos nosotros no vale absolutamente nada…

Lunes Santo: Hoy tenía que haber sido tan diferente, hoy tendría que ser el Lunes de Oro de nuestra particular Semana Santa, las calles llenas de gentío, los olores de la primavera que se mezclan con incienso y roscos, las lágrimas de los más mayores que ya no pueden a su hermandad acompañarla…

Lunes Santo extraño que vivimos de recuerdos metiditos en nuestras casas mientras conmemoramos por televisión nuestra particular Semana Santa.

Jesús Rodríguez Arias

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