lunes, 21 de enero de 2019

* VILLALUENGA





Qué Dios hace las cosas ni lo pongo en duda, nadie como Él para buscar los momentos más adecuados, para que el mensaje que uno ha querido transmitir a todos y cada uno de vosotros.

Solo os diré que en mi artículo publicado hoy en Información San Fernando abro mi corazón para hablar de mis ayeres así como de mi presente que tiene mucho que ver con el Pueblo donde he radicado no solo mi domicilio sino mi vida entera.

Por eso, a tan solo tres días de que se presente en FITUR la XI Feria del Queso con todo lo que eso conlleva, quiero hablaros simple y llanamente de Villaluenga...

Jesús Rodríguez Arias 


VILLALUENGA



Cuando observo cómo está el mundo que nos rodea, como todos se quieren llevar el ascua a su sardina, cuando  se erigen en voces que contiene el mensaje que debe primar sobre el resto, cuando capto que ser libre y moderado está incluso mal visto. Cuando veo  esta sociedad tan polarizada, tan histriónicamente alejada de la realidad suelo parar, cerrar los ojos y pensar en Villaluenga…

Soy cañaílla de origen, del Carmen y Callejuelas. He crecido al calor de una buena familia donde mi madre María del Carmen supo llevar a sus cuatro hijos hacia adelante tras la muerte de mi padre Juan José cuando yo tenía tan solo seis añitos. He vivido al calor de la Fe hacia la Madre del Carmelo cuyo Convento nos conocíamos como nuestra casa, me han impregnado desde la cuna lo que es ser un cristiano-cofrade sin complejos y por eso mi defensa a ultranza de un apostolado siempre único y siempre vital. Crecí rodeado de Amor en un hogar donde aprendí el valor del sacrificio, de la sencillez, de la humildad, de no creerse más que nadie, de ser siempre el mismo por mucho que tus circunstancias cambien, por más que crezcas en lo personal, en lo intelectual, en lo profesional. En ese hogar fui depositario de un código de honor que mi madre me trasladó a petición de mi padre y que llevo a la práctica todos los días como el mayor y mejor patrimonio que he podido heredar de los dos. Soy de La Isla y aunque hace ya muchos años no resido en ella no me he desvinculado ni un solo segundo de esta bicentenaria Ciudad.

Pero Dios hizo que hace unos siete años, cuando sufría severas crisis de mi enfermedad digestiva, llegara a Villaluenga del Rosario, el pueblo más pequeño y a la vez más alto de toda la Provincia de Cádiz. Yo, que por aquél entonces, era muy urbanita pensaba en disfrutar de esa tranquilidad que siempre me decía Hetepheres que allí existía, recuperar mis desgatadas fuerzas, volver a mi rutina y si te he visto no me acuerdo. Lo que no sabía es que me enamoraría a corazón abierto de este bendito lugar cobijado por siempre por el eterno Caíllo. Un Pueblo todo blanco de tejaditos uniformes, que huele a chimenea en los meses de frío como el más plácido y envolvente perfume, que está cuidado al máximo, que luce una limpieza exquisita, porque los vecinos todos a una se comprometen a mantener este lugar en perfecto estado de revista.

Sí, Villaluenga cautivó mi corazón pero no solo el lugar en sí, no solo el inmenso y privilegiado paraje natural que lo rodea, no solo por respirar aire tan puro, escuchar el silencio, contemplar prodigiosos amaneceres o recrearte con  sus únicos atardecielos o por atesorar los mejores quesos. Mi corazón quedó cautivo por sus vecinos, por su afabilidad, por llevar una vida sencilla, llena de humildad, alejada de lo suntuoso porque saben por experiencia que eso en verdad no sirve para nada. Personas que trabajan de sol a sol para que a sus familias no les falte ni gloria bendita, personas que con su ejemplo y testimonio ayudan al progreso de todo el pueblo, personas que defienden los valores, las tradiciones, las raíces, la cultura, las devociones que les son propias, que no se avergüenzan de ello. Los vecinos de Villaluenga del Rosario son personas de saludo diario, de distancias cortas, de estar siempre, de ayudar siempre, de alegrarse con las alegrías y entristecerse con las tristezas de su pueblo. Sí, os puedo decir sin temor a engaño que en Villaluenga nunca te sientes solo pues sabes que si lo necesitas el pueblo estará contigo a las duras y también a las maduras. En ellos he encontrado el sentido real de lo que es el respeto y la tolerancia ante cualquier opinión o forma de ser y pensar. 

Mi hermano y amigo Pepe Moreno Fraile siempre me refiere como un hecho acertado el que un día me pusiese el mundo por montera y alejándome del mismo me fuera a este pequeño Pueblo que me ha dado tanta tranquilidad, tanta paz, tanto sosiego, tantas alegrías y tanta felicidad… Llegado a este punto hago mío el pensamiento del mítico Orson Welles: “Un hombre no pertenece al lugar donde nace, sino donde escoge morir”…. Y yo he escogido Villaluenga por siempre del Rosario.

Jesús Rodríguez Arias



2 comentarios:

  1. Publico este comentario que me ha hecho llegar Manuel Bouza Montilla, Cheri para todos los que lo quieren de verdad y Manu Monti según Facebook.

    Cheri es un verdadero enamorado de Villaluenga del Rosario y en las veces que ha ido os puedo decir que ya ha echado raíces tal y como comprobaréis de sus palabras:

    "Lo he leído y no puedo por más que darte la razón, ese pueblo embruja y te atrapa.. es como un imán del que no puedes, por mucho que quieras, abstraerse.. y cuánta razón llevas al decir que no es sólo el pueblo (que ya de por sí te enamora), son sus gentes, son Gerardo con su eterna sonrisa, Amalia con su amabilidad, Ana con su cocina.. tantas y tantas buenas personas que sí me pongo a nombrarlas hago el padrón del pueblo, bueno, siempre hay alguien que.. amos a dejarlo ahí.. pero puedo dar testimonio de que a mí, me bastaron dos visitas para que, cuando volví, me acogieran con más respeto y cariño que en mi barrio cuando volvía de navegar.. por eso, enhorabuena hermano por tu artículo y gracias eternas por haberme descubierto un paraíso, el paraíso de lo auténtico, sobre todo a sus gentes. Un abrazo Villaluenga y hasta pronto".

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  2. Magnífica reflexion , un fuerte abrazo Jesus

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