Tres y algo de la tarde en nuestra Atalaya de Villaluenga del Rosario, chimenea encendida y dando ese envolvente calor que tanto apetece en invierno y más cuando el día está lluvioso, frío y metido en nubes...
Tres y algo de la tarde donde desde el mediodía me he dedicado a un placer algo abandonado por la escritura como es simplemente leer...
Tres y algo de la tarde con Hetepheres frente a mí que también está leyendo y Enriqueta y Fernanda, nuestras perritas, se afanan utilizando sus "armas" en subirse a mi regazo...
Tres y algo de la tarde de un domingo precioso y hogareño...
La primera que lo hace, hay que ayudarla un poco, es Enriqueta que se acomoda de la mejor manera posible, después es Fernanda la que insiste en no perder también su sitio, es ayudada por Hetepheres que la coge con tan solo una mano para subirla a mi regazo. De algo sirve que sea corpulento y mida 1.93 cm...
Pienso seguir leyendo aunque la misión se va tornando en imposible pues mientras Enriqueta duerme plácidamente no es así Fernanda que mueve constantemente la cabeza y con sus grandes orejotas no me deja ver...
En esa estamos cuando Hetepheres con una amplia sonrisa dirige el móvil hacia nosotros y empieza a fotografiar un momento, un instante, que vale más que todo el oro molido...
Son los momentos que forman nuestros momentos, son los momentos que en verdad son parte de nuestras vidas...
Aparentamos ser lo que a lo mejor somos o queremos ser, necesitamos que nos tengan el sitio reservado, la oportuna fotografía en los medios, ser distinguido aunque no merezcamos distinción alguna, ansiamos atrios donde exponer nuestra "sabiduría", micrófonos para dejar nuestra impronta, ser centro de una atención que atiende a quien sirve, a los que les gustan ser servidos...
Y nos olvidamos que la Pureza de lo Auténtico existe, nos olvidamos que está más alejada de ese vacuo protagonismo, nos olvidamos que la encontramos con las personas sencillas, humildes, que prefieren mil veces lo que es de verdad que tanto artificio como nos rodea...
Ya a mis 49 cumplidos, con los dolores añadidos, con la experiencia consabida, con la madurez abriéndome cada día la ventana de mi vida soy de los que prefiero vivir lo auténtico de una buena tertulia entre buenos amigos, soy de los que prefiero alejarme de todo foco de atención que desvía la misma a lo que no interesa, soy de los que prefiero vivir mi Fe entre la gente sencillla, soy de los que prefiero contar a vivir del cuento, soy de los que prefiero no tener tanto poder que solo sirve para endeudarte más y más, soy de los que prefiero perderme en mi Atalaya de un pequeño pueblo como es Villaluenga del Rosario el cual cada día me da detalles de su inmensa Grandeza, soy de los que prefiero vivir con los que en verdad quiero y me quieren, soy de los que a eso de las tres y algo de la tarde de un lluvioso, frío, y nuboso domingo lee apaciblemente frente a la cálida chimenea mientras Enriqueta y Fernanda buscan en mí su acomodo...
¿Se puede pedir más?
Jesús Rodríguez Arias

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