domingo, 17 de diciembre de 2017

* ESPERANZA SIEMPRE ESPERANZA




Hace unas horas se apagaron los micrófonos, se silenció la voz y enmudeció la palabra...

Hace tan solo unas horas estaba Pregonando a la Esperanza.

Hoy mi semanal tribuna en Información San Fernando dentro del apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile también se hace Esperanza...

Hoy, en el silencio, en la paz, en las emociones apenas contenidas, solo puedo dar las GRACIAS.

Simplemente eso...

Jesús Rodríguez Arias 

ESPERANZA SIEMPRE ESPERANZA




Unas horas, tan solo unas horas, han pasado desde que se apagara el micrófono, se silenciara la voz, se cerraran las tapas porque el Pregón ya se pregonó y aunque el silencio lo inunde todo seguimos envuelto en la Esperanza.

Tanto tiempo pensando en un momento que hoy ya forma parte del pasado. ¡Hay que ver lo que es la vida! Todo llega, todo pasa y seguimos caminando hacia adelante.

Desde que el 23 de septiembre recibiera la llamada de mi querido David Gutiérrez, a la sazón Hermano Mayor de la Cofradía del Silencio de San Fernando, en la que me anunciaba que su Junta de Gobierno había tenido a bien nombrarme Pregonero de la Esperanza os puedo asegurar que no ha pasado un día, un solo instante, que no haya estado inmerso en ella. Horas y horas preparando, escribiendo, degustando, todo lo que ayer noche se vivió en la Iglesia Vaticana y Castrense de San Francisco de Asís.

Un Pregón que se ha fundamentado en cinco grandes pilares como es la Fe, el Amor, el Perdón, la Caridad y la Esperanza que son los que en verdad sostienen mi vida y por lo que me levanto cada mañana ansioso de ver ese nuevo amanecer que Dios con inmensa gratitud nos regala.

Una exaltación que es Esperanza viva en María, nuestra Madre y Señora.

Un texto “cosido” a mano en mi Atalaya de Villaluenga del Rosario que es el lugar, el sitio, que Dios me ha regalado en esta etapa de madurez de la vida donde todo se percibe distinto, todo se afronta desde otro grado de responsabilidad, de servicio, de entrega pues valoramos más lo que tenemos y menos lo que somos.

Sí, Villaluenga me ha insuflado el ánimo pues desde que abro los ojos hasta que los cierro a las tantas de la noche perciba el aroma, el frescor, la calidez y ese verde tan propio de las montañas que para mí es el color de la eterna Esperanza.

Deciros que pregonar la Esperanza ha supuesto un inconmensurable privilegio que me ha ayudado y mucho en un año muy duro y difícil en mi vida donde los padecimientos se han incrementado y mi corazón ha sufrido ese tipo de desgarro que dura toda una eternidad como es la muerte de mi madre unida a la de Tata que se ha marchado hace tan solo unos días. Han sido unos meses muy intensos en sentimientos, en emociones, en rememorar tantos y tantos recuerdos, en ver de dónde vengo, quién soy y donde estoy desde el cariño y la inmensa gratitud a nuestro celestial Padre que es también Señor de la Esperanza.

Bien sabéis que lo bueno me gusta compartirlo y lo malo me lo “como” yo solo. Esta ocasión hubiera sido algo triste si no la comparto con quienes quiero y admiro por eso me acompañan en esta preciosa encomienda Manuel Bouza Montilla, mi presentador, mi buen hermano Pepe Moreno Fraile así como David Gutiérrez, quienes también han puesto sobre el papel lo que para ellos es la Esperanza y bajo unas tapas con diseño exclusivo para tan excelsa ocasión las hemos dejado a los pies de la Santísima Virgen.

Porque todos tenemos nuestra Esperanza que para cada uno es personal y ciertamente intransferible, cada uno la ve, la siente, la vive de forma distinta y con diferentes matices de color. Esperanza que nos une a creyentes y no pues en todos nace, permanece y nos hace seguir hacia adelante.

Esa clase de Esperanza es la que ayer he intentado transmitir:  Esperanza hecha Fe, Amor, Perdón, Caridad y siempre Esperanza.

Si lo he conseguido o no eso solo lo sabe María que es por siempre Madre y Señora de la Esperanza.

Jesús Rodríguez Arias

Fotos: Stilita Mosteiro y Pepe Moreno Fraile

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