miércoles, 27 de diciembre de 2017

LA NAVIDAD DE FATEN EN IRAK TRAS SOBREVIVIR DOS VECES AL DAESH



«Los yihadistas vinieron a nuestra casa y tuve que estar 22 horas escondida debajo de la cama para que no me encontraran», explica la joven a Alfa y Omega. Después de tres años, Faten Marwan Butrus ha podido regresar a su casa de Qaraqosh y, allí, celebrar la Navidad
Con 18 años –en 2014– Faten Marwan Butrus tuvo que salir corriendo de Nínive para huir del Daesh. Se refugió en Erbil junto a sus padres, sus tres hermanos pequeños y su abuela, que está paralizada a causa de la vejez. Un año después se desplazó hasta Kirkuk para poder continuar con sus estudios de ingeniería informática. Allí, volvió a toparse con las huestes del Daesh.
Durante su estancia en la ciudad, Faten Marwan residía en las casas que el arzobispo caldeo de la localidad tenía alquiladas para alojar a estudiantes inmigrantes que precisamente recalaron en Kirkuk huyendo del mismo horror que ahora campaba a sus anchas por el jardín.
Era 20 de octubre de 2016. Un grupo de 120 yihadistas intentaron entrar en el Ayuntamiento y la Comisaría de Policía de la ciudad. Los terroristas fueron repelidos a balazos por las fuerzas de seguridad. En su huida, irrumpieron en el convento de las monjas dominicas para escapar de la justicia. Los radicales también encontraron refugio en la casa de Faten Marwan Butrus.
«Los terroristas vinieron a nuestra casa y tuve que estar 22 horas escondida debajo de la cama para que no me encontraran», explica la joven a Alfa y Omega.
Finalmente, Faten y otras seis compañeras consiguieron huir del piso gracias a un tiroteo de distracción protagonizado por las fuerzas de emergencia del Estado. Tan solo una hora después, los terroristas accionaron sus cinturones explosivos. «Es un milagro que las sacáramos con vida», aseguró entonces el arzobispo caldeo Yousif Thomas Mirkis en una entrevista concedida a este semanario.
Navidad, de vuelta en casa
Tres años después de que Daesh irrumpiera en la llanura de Ninive, Faten Marwan Butrus volvió hace tres meses a su casa de Qaraqosh. «Fue como un milagro. Tras la liberación de la ciudad, tuvimos que esperar algo de tiempo para regresar a casa con seguridad», asegura. Al hacerlo, se encontraron con su domicilio totalmente quemado por los terroristas.
La familia de Faten ha podido reconstruir su casa gracias a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada. «No puedo describir mis sentimientos con palabras. Nuestros recuerdos de la infancia volverán, calentaremos la casa otra vez y viviremos allí pacíficamente», explica.
Una vez en casa, la familia ha vuelto a celebrar la Navidad en su parroquia. «Es increíble orar en la iglesia de mi infancia esta Navidad. Es sorprendente ver cómo Dios da vida en lugar de muerte. Vamos a comenzar una nueva vida con el nacimiento de Cristo este año».
José Calderero de Aldecoa @jcalderero
María Martínez López

No hay comentarios:

Publicar un comentario