lunes, 31 de julio de 2017

INTERESANTE ENTREVISTA A FRANCISCO GONZÁLEZ, GUARDIÁN DEL CONVENTO DE SAN FRANCISCO EN CÁDIZ


El guardián de San Francisco, Francisco González, en el claustro del convento.
P.M. Durio
San Francisco se ha mostrado este fin de semana al público en general como posiblemente nunca antes se había hecho. Su iglesia, su claustro y algunas dependencias conventuales se han abierto a las visitas con el objetivo de recaudar fondos -ante la ausencia de colaboración de las administraciones en estos últimos años- con los que poder intervenir el claustro franciscano. El guardián de esta casa, Francisco González, explica los pormenores de la iniciativa desarrollada y la situación actual de San Francisco y de la propia orden religiosa, así como los planes de futuro, reafirmando que la presencia franciscana en la ciudad está asegurada.
-En el fin de semana se han desarrollado dos noches blancas para recaudar fondos para la restauración del claustro, ¿Qué necesita el claustro y por qué esta iniciativa?
-Más que restaurar, porque el claustro no está en una situación para restaurar, yo hablaría de adecentamiento en función de los informes que han elaborado dos arquitectos que trabajan con nosotros. El patio no puede permanecer tantos años sin pintar, y aprovechando esto vamos a recuperar los colores primitivos y los adornos que tenía el claustro, que era de un tono más blanco roto con los arcos y columnas de color teja. Y vamos a intervenir también en el artesonado, que sí me preocupa más porque es muy valioso y está sin cuidar. Para todo eso se han hecho estas noches blancas.
-Este tipo de iniciativas se organizan porque las administraciones no están colaborando en nada relacionado con este mantenimiento y cuidado del Patrimonio, en los últimos años.
-Yo llevo poco tiempo aquí, pero sí tengo la experiencia de otros sitios, y en Extremadura sí colaboraban bastante desde la Junta, tanto en la época del señor Ibarra como ahora con Fernández Vara, que por cierto es íntimo amigo mío de estudios. Pero aquí no tengo constancia ni nadie me ha asesorado cuando he estado preguntando por subvenciones y ayudas. La verdad es que no ayudan. Aunque no sé cómo es la situación con la diócesis y sus templos, no sé qué relaciones puede haber ahí. Pero lo que sí es cierto es que en los conventos y monasterios las ayudas no aparecen.
-La intervención que se anuncia será en el claustro. ¿Pero cómo está la iglesia y el convento en general?
-La comunidad vive en el claustro, en la parte superior, y esa parte donde están nuestras dependencias están en unas condiciones muy óptimas porque se han hecho las actuaciones oportunas en los últimos años. Luego entramos en otro capítulo, que son las techumbres externas del edificio en general y de la iglesia en particular, que me preocupa bastante pese a que procuramos un mantenimiento periódico; la cúpula principal de la iglesia tiene el daño que le está provocando el paso del tiempo y la cantidad de palomas que anidan y que son muy perjudiciales para el edificio. En la parte exterior también entraría la fachada del edificio, que por el tiempo, el clima o los eventos que se celebran en la plaza tenemos que intervenirla y lo queremos hacer el año que viene. Y después vendrían las obras interiores, donde destacaría una que ya hemos iniciado, que es la nueva instalación eléctrica en toda la iglesia; ya hemos conseguido una nueva iluminación del altar mayor, el presbiterio y el crucero y ahora deberá seguir con la doble cúpula.
La iglesia en sí no está en una situación decadente, ni mucho menos. Necesita sobre todo pintura y la intervención en algunas capillas. Pero está en buen estado, a nivel general.
-Eso es una buena noticia.
-Así es. De hecho una de las actuaciones más urgentes ahora es el órgano de la iglesia, que es una obra monumental del siglo XVIII, una maravilla, pero que está teniendo muchas dificultades a la hora de funcionar y necesita ser arreglado cuanto antes. Para ello hemos pedido ya varios presupuestos para empezar a gestionar esta actuación, que se va a hacer por fases en función de las prioridades que los expertos vean.
-¿Y cómo se paga todo esto? ¿De dónde sale el dinero para todas estas actuaciones que necesita San Francisco?
-La primera vía de financiación es la propia comunidad, que aporta lo que puede. La segunda es la colaboración de las hermandades de la casa, que lo tienen muy asumido y es muy necesaria; de hecho la colaboración que aporten este año se va a destinar a esa intervención en el claustro. Estas serían las dos fuentes directas, luego hay un tercer frente, que es una fundación que tenemos en la provincia franciscana y que destina todo lo que recauda a intervenciones puntuales que hagan falta en algún convento, como ha ocurrido por ejemplo ahora con nuestra iglesia de San Francisco de Jerez para arreglar la cúpula. Y después se planteará a muchos organismos, administraciones, entidades bancarias... para buscar ayudas. Además de iniciativas como las de este fin de semana, que sirven para completar los fondos necesarios para este tipo de intervenciones.
-Algunos sacerdotes dicen que estar al frente de una iglesia con tanto valor y tanta historia, como por ejemplo es San Francisco, es un problema continuo porque siempre hay algo que hacer en el edificio. ¿Es este su caso?
-Quizá sea exagerado decir que a veces se va el sueño por estas preocupaciones, pero sí es una preocupación constante cuando ves que tienes podríamos llamar una 'mole' como esta y ves un día que hay una zona que se ha quedado sin luz, un retablo que ves que hace falta restaurarlo, o aquella capilla que necesitaría una intervención... Todo esto yo creo que también es fruto del descuido de muchos años, del que no estamos exentos el clero; hemos descuidado el patrimonio cultural, religioso y artístico que tenemos. Otras veces entran ciertas modernuras en algunos religiosos y sacerdotes, que también hay que decirlo. Y también hay que señalar que es muy difícil hacer cualquier actuación por costosa y por esa falta de ayuda de las administraciones de la que hablábamos antes.
-Ahora que se ha abierto el convento a la ciudadanía este fin de semana, ¿se puede plantear la compatibilidad de la vida religiosa de un convento con cierta apertura a la actividad cultural o incluso turística?
-Lo de estas noches se ha hecho porque la comunidad así lo aprobó en capítulo conventual. Conviene apuntar que el visitante en estas dos noches ha pasado por unas dependencias que realmente no son las habituales de la comunidad, así que no se ha molestado a la vida conventual. Pero sí, yo creo que la iglesia merece ser visitada durante el día por el público que viene a la ciudad, y de hecho estamos trabajando en un proyecto de futuro para la instalación de audioguías, para que pueda ser conocida con detalle. En esa visita se incluiría también el patio y la escalera principal con una de las galerías del convento, para completar el itinerario artístico. Ya estamos preparando ese proyecto para que lo estudiemos, porque lo tengo en mi programa de gobierno, podríamos denominarlo, como guardián del templo.
-¿Cuál es la salud de los franciscanos actualmente?
-La orden ahora mismo está en la situación preocupante en la que se encuentra la Iglesia Católica en Europa y en particular en España. Aunque yo hago la lectura de que esto es un tiempo de purificación del Espíritu Santo a la Iglesia; porque creo que tenemos muchos añadidos y muchas historias que han ido emergiendo en la Iglesia en los últimos tiempos y que no son precisamente el mejor exponente de la fe, la esperanza y la caridad evangélica.
Dicho esto, la orden franciscana a nivel mundial está dando pasos reales hacia la unificación de los menores, los conventuales y los capuchinos, que son las tres ramas que existen en la orden franciscana; el Papa, además, está muy implicado en eso en primera persona. En este camino, por ejemplo, el centro de estudios de los menores en Roma se va a convertir ya en la universidad de menores, conventuales y capuchinos; todos estudiarán allí. Además, en América y África se están haciendo misiones que están compartidas por esas tres ramas; y en Italia también se están creando comunidades de tres o cuatro personas donde también comparten convento las tres ramas, porque a lo mejor hay un menor y un capuchino dispuestos a hacerse cargo de una casa para evitar así su cierre. Esta realidad que ya se está dando y la reducción de las comunidades a tres o cuatro conventuales permitirá mantener la presencia franciscana en un futuro.
-¿Eso significa que la continuidad de los franciscanos en Cádiz está asegurada, teniendo en cuenta que en los últimos años son varias las órdenes que se han marchado de la ciudad?
-Cuando los franciscanos unificamos las provincias en España, en el año 2015, se estableció un criterio que era mantener la presencia en aquellas capitales de provincia donde estuviéramos. Eso asegura que seguiremos en Cádiz. Aquí quedamos ahora mismo cinco religiosos, porque a uno lo hemos tenido que trasladar recientemente a la Enfermería de Chipiona. Y hay que tener en cuenta que además desde aquí atendemos el convento de Jerez, que es otra de las prácticas que se están haciendo ahora, mantener la actividad de una casa a pesar de que no resida allí la comunidad. Este es el futuro inmediato que nos queda: dejar la iglesia al culto, seguir con la parroquia o la actividad que sea pero con la comunidad viviendo en otro sitio y atendiéndolo desde allí, como nosotros con Jerez.

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