sábado, 25 de julio de 2015

MÁS DE MIL SANTOS, MÁRTIRES Y VÍRGENES EN UN RINCÓN DE MADRID



Reliquias del Monasterio de la Encarnación


El Monasterio de la Encarnación se prepara para la festividad litúrgica de san Pantaleón, que se conmemora el próximo 27 de julio. La capilla-relicario del Real Monasterio no solamente custodia el hueso del santo o su porción de sangre –famosa por licuarse el día de la fiesta–, sino que guarda reliquias de más de mil santos, confesores, mártires y vírgenes

El próximo 27 de julio se conmemora la festividad litúrgica de san Pantaleón en El Monasterio de la Encarnación. Las reliquias de más de mil santos, confesores, mártires y vírgenes se encuentran  en la capilla-relicario del Real Monasterio que además custodia el hueso de San Pantaleón o su porción de sangre –famosa por licuarse el día de la fiesta-. Estas reliquias son donaciones que, durante siglos, han realizado al Monasterio cardenales y arzobispos, los reyes fundadores Felipe III y Margarita de Austria y sus sucesores, así como miembros de Institutos de Vida Consagrada y otras donaciones de particulares. Existe, desde el principio, un inventario con la descripción de todas las reliquias y de las obras de arte que se muestran en las vitrinas.
El altar de la capilla donde se encuentran las reliquias está situado detrás del altar mayor de la Iglesia. Entre los relicarios hay más de 700 piezas de arte que contienen restos de mártires de la Iglesia primitiva, como santa Inés, santa Cecilia, santa Úrsula, santa Bárbara o santa Margarita. También hay santos de otras épocas, como santo Tomás de Villanueva.
En el relicario se pueden encontrar arquetas de concha, plata, marfil o ébano. Relicarios templetes de diversas formas y otros ostensorios. También se encuentra el féretro con los restos de doña Luisa de Carvajal, mujer que se distinguió por ofrecer su vida y su trabajo a favor de la unión de los anglicanos con la Iglesia católica. Y un Lignum Crucis, que se da a venerar el Viernes Santo.
Corona el altar una tabla del Nacimiento de Cristo, pintada por Bernardino Luini –discípulo de Da Vinci– en 1525, y un templete de bronce dorado y cristal de roca, de 1619, que alberga un Ecce Homo. Procede de un Cristo crucificado que había sido incendiado, quedando como con la imagen de un Ecce Homo.
El relicario puede visitarse durante todo el año –excepto los lunes–, durante la visita al Monasterio y en las horas señaladas por Patrimonio Nacional.




Carlos González

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