La cofradía presentó anoche la restauración integral de esta joya del siglo XIX
PABLO-MANUEL DURIO / CÁDIZ | ACTUALIZADO 30.03.2012 - 09:14
Ya está de nuevo en Santa Cruz. Pero poco tiene que ver con su aspecto de hace unos meses. La urna procesional de Santo Entierro se presentó anoche a los devotos, cofrades y público en general completamente restaurada, después de los trabajos que se han llevado a cabo en los talleres sevillanos de Villarreal y que ha financiado (90.000 euros) la empresa pública de aparcamientos de la ciudad, Emasa.
Los propios maestros orfebres (Francisco Villarreal y Francisco Mateos) que han coordinado esta recuperación del esplendor de la plata de esta joya realizada en el siglo XIX -que necesitó de trece años de trabajo para culminarse- estuvieron presentes en el acto. Y realizaron un resumen sobre los cambios más notables que presenta la urna con respecto a antes de su intervención.
Entre otros aspectos, conviene destacar que se ha recuperado el chaflán de terciopelo con 116 estrellas de plata que se han realizado nuevas y que vendría a ser el faldón del paso -al que la hermandad quiere añadir en breve unas nuevas caídas, también conforme a la imagen que presentaba el paso en la calle en el siglo XIX, para lo que ya ha pedido presupuesto a los talleres de bordados de Santa Bárbara, en Sevilla-. Se ha recuperado la canastilla del paso, donde antes era visible la madera entre medallón y medallón. El medallón de debajo de la urna se ha hecho desmontable, para una mejor limpieza y conservación por parte de la hermandad. Se han repuesto las piezas de plata que faltaban por toda la urna. Se han enderezado los faroles y se han repuesto las piezas que faltaban.
Al margen de todo esto, se han llevado a cabo otras actuaciones igualmente importantes para esta pieza de joyería que diseñara Manuel Ramírez en 1852. Por un lado, se ha sustituido la estructura de madera del féretro; y en este sentido, Francisco Villarreal indicó anoche que estaba "podrida" y que "se hubiera caído en cualquier momento". Por otro lado, se han repuesto los cristales tanto de la urna como de los cuatro faroles de las esquinas del paso (teniendo en cuenta que en los últimos años la urna venía procesionando con metacrilato y otros elementos similares por lo costoso de reponer estos cristales curvados y de tan grandes dimensiones).
El resto de la intervención se ha centrado en la reposición de las rosetas de plata perdida, la sustitución de bisagras, la eliminación de tornillos y otros elementos de hierro que se han ido colocando con el paso del tiempo y que de alguna manera estaban dañando la estructura de la urna.
Los orfebres de Villarreal, que ya en 1977 intervinieron el paso del Cristo yacente, aunque para unos trabajos mucho menores que esta intervención integral, aseguraron ayer que ha sido "todo un lujo poder intervenir una pieza de este calibre", según Villarreal. "Es una pieza magnífica y supone un orgullo para cualquier orfebre haberla tocado", añadió Mateos.
El fiscal de la cofradía de Santo Entierro, José María Rodríguez, informó también que siguiendo la recomendación de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se ha eliminado la luz eléctrica que hasta ahora llevaba el Cristo yacente.
Todo este conjunto de actuaciones ya tienen un resultado visible en la iglesia de Santa Cruz, donde desde ayer puede contemplarse el nuevo estado de la urna. Seis meses de trabajo y once hombres dedicado a su recuperación han sido necesarios para que esta pieza de plata recupere su esplendor de cara a este Sábado Santo tan especial (por aquello de la procesión magna). De ahí la satisfacción que ayer mostraban los cofrades de Santo Entierro y las continuas palabras de agradecimiento que tuvieron tanto para Emasa como para su presidente, José Blas Fernández, y el Ayuntamiento de Cádiz al completo.
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