lunes, 26 de junio de 2023

* CARMELA

 

Porque Carmela es tan callejolera como las mismas Callejuelas y cañáilla porque es tan de La Isla como el Puente Zuazo...

Y de ella escribo hoy en mi semanal tribuna de todos los lunes en San Fernando Información.


CARMELA


Fotografía Manuel Bouza Montilla "Cheri"

Es tan callejolera como las mismas Callejuelas, Carmela también es de la Calle Real, la Alameda General Pidal, Argüelles, San Juan de la Cruz, parque Sacramento, Benjamín López o San Bruno. En verdad podemos verla en cualquier calle, casa, tienda o lugar del barrio que lleva precisamente su nombre.

Carmela, desde que tengo uso de razón, es una mujer guapa, llena de esa lozanía tan andaluza como española, o como diría mi madre “de tronío”. Morena, de ojos profundos y acogedores, con su pelo moreno lleno de tirabuzones, es de las de que cuando hablas apenas se le escucha, pero sabes que tus palabras quedan marcadas a fuego en su corazón

En verdad Carmela es cañaílla y por tanto la quieren en cada rincón de nuestra bendita Isla de León. Cuando la conoces y te encuentras con sus ojos te puedo garantizar que habrás vivido en persona eso que llaman amor a primera vista. Ella encandila con todo su ser y haces que te sientas bien, cómodo, en casa, te ofrece sus brazos de Madre y en ellos encuentras paz, sosiego, y felicidad. Lo puedo decir por propia experiencia pues, con su sola mirada, con su virginal sonrisa, hace que tu corazón rebose de alegría. Ella es consoladora de los afligidos que caminan por senderos y valles de lágrimas, es salud para toda clase de enfermos, Paz para los moribundos, refugio de pecadores, acoge los más inconfesables secretos de aquellos que necesitan decirlo y no encuentran a nadie que los quieran escuchar. Ella todo lo guarda en su corazón, da todo lo que tiene sin pedir nada a cambio, entrega su Amor a manos llenas.

Para Carmela todos los de La Isla somos sus hijos por tanto nos considera iguales ya vivamos en Gallineras, Camposoto, Constitución, Ardila, Real, Plaza del Rey, San Juan Bosco, Comedias, San Francisco, Rosario, Ancha, Colón, San Rafael, Santo Cristo, pasando por la Pastora, Castillo San Romualdo, la Magdalena, Glorieta, San Carlos, La Casería, Bazán, la Carraca, e incluso los que residimos allende el Puente Zuazo.

José se llamaba su marido y era artesano de la madera. Un hombre bueno, paciente, inteligente, amable y con una Fe inquebrantable. José tiene el corazón partido entre los isleños barrios del Parque y la Iglesia Mayor.

El hijo de Carmela es explosivamente atractivo con un don de gentes que le hace llegar a todos. Ocurrente, simpático, amigos de sus amigos a los que considera hermanos. Pero también serio, fiel, asumiendo sus responsabilidades y obligaciones y aunque pueda pedir que de él se aparte el cáliz de la humillación, martirio, sufrimiento, e incluso la muerte al final acepta y lo bebe por bien de los demás.

Lo que son las cosas, al hijo de Carmela que siendo relativamente joven le llaman “El Viejo” y no porque desde chiquito ha atesorado una madurez impropia a su edad sino porque ha sido y es capaz de cargar con su cruz con la serenidad que otorgan los años. Hay días que tiene el rostro de un viejo, demacrado, cansado, sufrido, y otros está exultante y lleno de vida. Carmela y Jesús se desviven por todos por igual sin importar raza, sexo, e incluso religión porque para ellos todos somos iguales.

En estos días nuestra Carmela está visitando todas las iglesias de San Fernando y lo hace acompañada por miles de personas que la quieren a rabiar. Ella sabe que La Isla es carmelitana y marinera, que cada Pentecostés se hace Rocío, que cada agosto se hace Pastora de las Almas, en septiembre, cuando España fue una Isla, Mercedes y en Semana Santa…

Estrella, Lágrimas y Penas, Amargura, Trinidad y Salud, Caridad, Buen Fin, y Gracia y Esperanza, Mayor Dolor, Amor, y Dolores, Piedad, Angustias, Paz, y Esperanza...

Y Dolores, por siempre Lola, Desamparados, Mayor Dolor, Soledad, Rosario y por siempre Victoria. Mercedes en la Merced y Rosario en el Rosario.

La Virgen del Carmen es la que verdaderamente manda en el corazón de nuestra querida Isla y en estos días se está demostrando.

Para este cañaílla errante siempre serás Carmela, callejolera y cañaílla, de alegres tirabuzones, la que es guapa y bonita. La Madre que tanto quiso mi madre…

Jesús Rodríguez Arias


lunes, 19 de junio de 2023

* CHISMOSOS

Haberlos, haylos y además seguro que a conoces a unos cuantos a los que pones cara, nombre y apellidos.

El chismorreo y la envidia, que van cogidas de la mano, son dos males endémicos de nuestra sociedad.

En este caluroso lunes he querido escribir desde un punto de vista irónica de los chismosos.

Jesús Rodríguez Arias


CHISMOSOS

Dícese de los que tienen la lengua prestada, de los que siempre hablan de oídas, que promueven las medias verdades que al fin y al cabo se convierten en enormes mentiras.

Los puedes encontrar en comunidades de vecinos, barrios, pueblos, ciudades, asociaciones, particulares e incluso entre amigos y familiares. En todo lugar donde haya un chismoso se enaltece los errores que ven en el otro y se minimiza las virtudes haciendo que lo que debería ser la normal convivencia se convierta en un campo de minas donde las víctimas siempre son los demás.

Los chismosos suelen estar muy atentos a lo que pase a su alrededor y no porque se preocupen del resto, en el sentido humanista, sino porque lo que ven y observan, sea cierto o no, se convierte en tema de conversación entre sus cercanos.

El chismorreo aparte de la envidia es uno de los males que tenemos en nuestra sociedad pues a casi todos les gusta darle a la sin hueso poniendo a parir a aquellos que no están delante para defenderse de los hechos que les imputan aquellos cobardes que tergiversan o agrandan de forma negativa el motivo de sus circunloquios. Los dados a este emputecido arte deben tener cuidado ya que si se muerden pueden envenenarse de la mala baba que atesoran.

El chismoso critica sin ambages a los demás, aunque tanto él, ella, como su parentela quedan excluidos y por lo tanto se convierten en intocables. Si algún familiar no es de su agrado es peor tratado que incluso el más feroz de sus “enemigos”.

El chismoso no entiende de raza sexo, género, si es binario o lo contrario, religión, e incluso profesión. Los hay en todos los sitios y lugares donde uno se pueda imaginar y son bestialmente peligrosos porque sus envenenadas lenguas pueden proferir cualquier cosa que denigre destrozando el honor, el prestigio, y la respetabilidad, de aquellos a los que tienen ojeriza obsesión.

En el trabajo podrían encuadrarse dentro de la categoría de pelotas que, por agradar a sus superiores, por conseguir inmerecidos ascensos, por ser bien mirado por la jefatura, son capaces de hacer y decir lo que sea de sus compañeros a los que deja siempre en mal lugar. Haberlos, haylos y todos conocemos algunos.

En el terreno de la política es más generalizado pues para estar en la pomada hay que ejerce el chismorreo como parte del argumentario. Todos no entran en este círculo y por eso mismo pasan desapercibidos.

En la Iglesia también existen y están dentro de lo que conocemos como beatos, personas que critican a diestro y siniestro mientras se dan sonoros golpes de pecho. Son aquellos que son capaces de vender hasta lo más sagrado por auparse en su putrefacta gloria. Ya lo dice el refranero popular: “En casa del beato no te dejes el jato”. Los beatos también beatas, tanto monta como monta tanto, son aquellas personas que se creen estar por encima de los demás feligreses ya que tienen un hondo sentido de pertenencia no tanto de la institución sino del espacio físico del templo. Gracias a estos muchos no entran ni participan ya que lo primero que se encuentran son la beatitud agria de sus caretos que cuestionan, con una autoridad que no tienen ni les ha sido conferida, a todos los que no pertenezcan a su “círculo”.

Que en España gustan los chismes solo hay que encender la televisión o echar un vistazo en las redes sociales donde anidan quiénes los crean y divulgan, aunque no todos somos chismosos y nos gusta darle a palique criticando a los demás. Muchos somos los que nos dedicamos a vivir nuestra vida, los que intentamos por todos los medios no meternos en la de los demás, ofreciendo respeto a la libertad individual como sacrosanta norma de convivencia y conducta.

Los que vivimos cada día con intensidad espiritual, física e intelectual no tenemos tiempo para perdernos en esas tediosas zarandajas del “me dijo, me dijo”. Eso no quiere decir que los chismosos no hablen de nosotros incluso nos criticarán con más inquina que a los demás ya que no hay mayor desprecio que no hacer afecto.

En fin, ellos mismos…

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 12 de junio de 2023

* LA VIDA SIGUE IGUAL

 

Porque al final, cuando amanece y abres la ventana compruebas que la vida sigue igual...

Jesús Rodríguez Arias


LA VIDA SIGUE IGUAL



“Unos que nacen otros morirán/ Unos que ríen otros llorarán/ Aguas sin cauce ríos sin mar/Penas y glorias guerras y paz”.

“Pocos amigos que son de verdad/ Cuanto te halagan si triunfando estás/ Y si fracasas bien comprenderás/ Los buenos quedan los demás se van”.

Esta mítica canción de Julio Iglesias que fue el primer sencillo del mítico cantante en el año 1969 expone de manera fácil y rotunda la realidad de la vida porque si nos ponemos a pensar pase lo que pase, con más o menos cambios, la vida sigue igual.

En diciembre del año en el que se estrenó esta canción fue cuando nací por lo cual puedo decir que la misma me ha acompañado toda la vida. He conocido, aunque no tenga ningún recuerdo el final del franquismo, he vivido, de eso tengo escenas grabadas, la modélica Transición Española, y los primeros años de la ilusionante democracia donde todos los partidos, con sus ideas, iban de la mano para conseguir que la normalidad volviera a España. He conocido a todos los presidentes que han gobernado España desde entonces: Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez.

He presenciado como España ha ido cambiando durante estas décadas y no a mejor. La globalización ha hecho mella en nuestra nación haciendo que se esté cuestionando e incluso perdiendo nuestra natural idiosincrasia. Nuestras tradiciones, nuestras creencias, nuestra inmensa gastronomía, nuestra cultura e incluso nuestra historia, intentan revisarlas, eliminando aquellas partes que no gustan según el interés de cada cual. En las grandes ciudades se puede pensar que es más fácil esta manipulación, aunque la piedra de toque de los que apuestan por la globalidad con todas sus consecuencias está en los pueblos.

En los pueblos esta opción es más complicada pues los lugareños defienden a capa y espada sus tradiciones, devociones, cultura, raíces e historia, pasando la misma de padre a hijos, de generación en generación. No olvidemos que la riqueza de nuestra nación en todos los ámbitos que antes he descrito se encuentra depositada en nuestros pueblos. Ellos, como en Fuenteovejuna, extraordinaria obra teatral de Lope de Vega, se erigen en defensores de lo que es España ante la globalización y la mundanidad a las que nos quieren someter desde hace ya mucho tiempo.

Los países cambian, la gente también, pero lo que es la vida, nuestro particular día a día en verdad sigue igual. Hemos superado una pandemia como fue la del Coronavirus, hemos estado encerrado en casa durante tres meses, hemos tenido miedo a la enfermedad y la muerte, hemos sido víctimas de los estertores de un virus maligno ya que millones lo han padecido sufriendo sus secuelas, decenas de miles han muerto, muchos de ellos familiares y amigos nuestros. Creíamos que habíamos cambiado, pensábamos que habíamos ganado en valores, que nos habíamos humanizado un poco más. El tiempo ha demostrado que no es así, que pocos son los que piensan en los demás, que casi todos seguimos pensando en nosotros mismos. Ya casi nadie se acuerda del COVID, solamente lo hacen quienes lo han padecido.

Personalmente he de reconocer que el transitar de la vida me ha ido cambiando y ahora soy feliz dedicándome a escribir y  pensar, cosa que se ha convertido en un ejercicio de riesgo, y como decía anoche Hetepheres me he convertido en un anacoreta que vive en su mundo, que tiene los amigos que tiene, verdaderos hermanos del alma, muchos conocidos, que me sostengo en los pilares de la Fe, en el Honor, en la Esperanza y la Caridad, en intentar se mejor persona cada día aunque muchas veces no lo consiga, en ser fiel a Dios y a Hetepheres por encima de todo mientras lo demás se lo dejo a los demás. La vida en sí es mucho más sencilla de lo que nosotros creemos o pensamos.

Porque al final, cuando amanece y abres la ventana compruebas lo siguiente:

“Siempre hay por quién vivir por quién amar/ Siempre hay por qué vivir porqué luchar/ Al final las obras quedan las gentes se van/otras que vienen las continuarán/ La vida sigue igual”.

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 5 de junio de 2023

* ÉL

 

Comparto con vosotros mi artículo de hoy lunes en San Fernando Información.

Jesús Rodríguez Arias


ÉL

Hace todas las cosas y aunque nosotros creamos lo contrario siempre es para nuestro bien. Él está siempre junto a nosotros, incluso cuando lo abandonamos para recorrer otros caminos, para transitar por senderos desconocidos.

Es el Amigo que nunca falla, el que está solicito cada vez que lo buscamos, el que nos abraza cuando nuestra alma se siente sola, perdida y abandonada. Él es misericordia, caridad y Esperanza. Es amable y jovial que nos atrapa por entero, que perdona, redime, auxilia, y cura a quienes lo buscamos sin descanso para sentirnos sanados.

Es quién nos acompaña por las veredas del desprecio que nos condenan al ostracismo, que intentan anular nuestra voluntad, que quieren hacernos sentir leprosos sin serlo.

Lo encontraremos en los ojos de un niño, en la mirada llena de sabiduría de un anciano, en las lágrimas de una madre, en el testimonio de los jóvenes que luchan por no sucumbir a las ofertas de perdición con las que los quieren comprar los que manejan los hilos del mundo. En los ojos de quién espera en la fila de un comedor social o un albergue, en los que los atienden sin pedir nada a cambio, el que se halla vencido en la cama de un hospital o en el sillón de su casa, en los médicos, enfermeros y demás sanitarios que los cuidan, curan y están hasta el último momento. En los agricultores, ganaderos, pastores y marinos que contemplan su propio horizonte allá donde el sol se pierde en la montaña, donde la mar, siempre inabarcable, parece que termina.

A los que, teniendo el don de las Artes mediante la escritura, pintura, música, imagen, son conscientes que sin Él la inspiración no aparecería.

Sí, se puede encontrar en la mirada de policías, guardias civiles, militares, que están permanentemente sirviéndonos para garantizar algo tan natural como es la ley, orden, el sentirnos seguros.

A Él lo puedes encontrar en la madre embarazada que aun teniendo mil problemas decide tener a su hijo ofreciéndole por siempre su vida entera. En la mirada perdida del enfermo de cáncer luchando contra este mal en largas sesiones de quimioterapia, en los ojos apagados de aquél transeúnte que duerme en cualquier plaza, soportal o en las puertas de los bancos.

En los ojos de los parados que no encuentran trabajo, de esos que no llegan ni a mitad de mes y luchan lo indecible para salir adelante, en las de los trabajadores que hacen bien su labor, en la de aquellos que se dedican al ámbito de la política para servir a los demás y no a ellos mismos.

De los poderosos que manejan grandes cantidades de dinero y que ostentan sus cargos y responsabilidades desde el prisma de servir al prójimo y no para enriquecer la cartera mientras pierden el alma.

En la mirada bondadosa del Papa y obispos, de tantos sacerdotes que se dejan la piel por salvar almas, por aquellos laicos comprometidos con su Fe que sacan tiempo de donde no lo hay para servir a Dios y a la Iglesia en la manera y forma que esta quiere ser servida.

Lo puedes encontrar en ti, en mí, en tantos otros, si nuestra vida la ofrecemos cada día, con sus alegrías y pesares, para que Él haga según su voluntad.

Él ha sido capaz de vivir y morir por nosotros, por nuestra salvación, por señalarnos el camino que debe recorrer nuestra propia Fe.

Esta semana está dedicada a Él con actos varios en la ciudad de San Fernando terminando el domingo con la celebración de su solemnidad mientras una vez más irá al encuentro de aquellos que lo esperan en la calle o se han perdido por los vericuetos de la vida. Él es de todos y para todos, será por eso por lo que siempre se hace el encontradizo.

Él cuando lo escuchas y haces lo que dice su palabra anida en tu alma una clase de paz y tranquilidad que nada de este mundo te puede ofrecer ni garantizar.

A Él lo encontraremos en la solemnidad de grandes ciudades y en la humildad llena sencillez de los pueblos.

Porque Él tiene nombre y se llama Jesús.

Jesús Rodríguez Arias