lunes, 25 de marzo de 2024

* NUESTRO PADRE JESÚS

 



Escuchar la marcha procesional "Nuestro Padre Jesús" es para mí llenarme de momentos y recuerdos vividos en la Semana Santa de San Fernando.

En mi tradicional tribuna del Lunes Santo os lo cuento.

Jesús Rodríguez Arias



NUESTRO PADRE JESÚS

El epígrafe del tradicional artículo que cada Lunes Santo escribo para San Fernando Información no os niego que me evoca a la infancia, a las Callejuelas, al calor del hogar familiar, a ese olor envolvente del incienso que duraba toda la Cuaresma y Semana Santa, al trajín de preparar las túnicas de Medinaceli, Vera+Cruz y Nazareno, hermandades en las que salía mi hermano Juan José, la de Afligidos que en mis años de mocedad se intercalaba con Caridad y Misericordia. Después con el transcurrir del tiempo solo quedó la blanca con rojo capirote de Los Estudiantes.

Sí, porque en mi casa se vivía y de qué manera todo cuanto conforma un apostolado tan único como es el cofrade. Mi abuelo Antonio y mi padre Juan José fueron del Nazareno hasta la hora de expirar. Félix, mi abuelo materno, de Vera+Cruz. Mi hermano siguió con la herencia familiar y yo, que siempre he ido por libre, pues me enamoré de Afligidos. Más tarde lo sería de Caridad, Medinaceli, Expiración, Prendimiento, Misericordia y Resurrección. En algunas permanezco, de las cuales me siento orgulloso, y en otras no, por los avatares de la propia vida.

Este año me ha costado coger el paso a la cuaresma, cofradieramente hablando, ya que he tenido que resituarme tras volver de Cantabria donde he permanecido cuatro meses escribiendo lo que será inminentemente mi nuevo libro. Las labores de corrección y las conversaciones con el editor han hecho que se me haya pasado el tiempo de forma muy veloz.

Fue en la tarde del sábado anterior al Domingo de Pasión cuando escuché sosegadamente los sones de la esta obra maestra de la música procesional que compusiera Emilio Cebrián Ruiz en 1935. Cerré los ojos y mis recuerdos se retrotrajeron a La Isla de mi infancia y primera juventud. A mi casa del Carmen que en estas fechas olía a incienso, se preparaban las torrijas de siempre, ya fueran de leche o vino, con su buena ración de miel por encima. Entre los hermanos elegíamos cuando estrenar ya que según mandaba la tradición era el Domingo de Ramos o el Jueves Santo. Nuestros estrenos se alternaban cada año con zapatos de Calzados Carmelín o algún pantalón, camisa o chaquetón de Tejidos Aparicio. Estos, en la adusta economía familiar, tenían que durar todo el año e incluso más. Recuerdo que el Viernes Santo se compraban las famosas alpisteras de La Mallorquina.

En casa la Semana Santa sea vivía con Pasión y Fe. En estas fechas tan señaladas los recuerdos se hacen visibles con nitidez como mis tías Magdalena, Tata, así como a mi madre cosiendo viejos y remendados capirotes de la Hermandad del Santo Entierro en el salón de nuestra casa. Luego, el Viernes Santo, los veíamos cuando el cortejo salía por las puertas de la Iglesia Conventual del Carmen. Antes el capitán general de la Zona Marítima del Estrecho, que residía en Capitanía, había llegado al templo con honores de ordenanza.

Solo dos hermandades con sus Titulares hacían llorar de emoción a mi madre María del Carmen: Vera+Cruz y Nazareno. La historia de la Familia visualizadas tanto en el barrio del Cristo Viejo como en la Plaza de la Iglesia atestada de gente que esperaba inaugurar una nueva madrugada nazarena.

Me emociono con la Semana Santa de mi bendita Isla, con su particular idiosincrasia, con los buenos hermanos que me enseñaron a ser un cristiano y un cofrade coherente con la Fe y la Santa Madre Iglesia.

Ahora en la madurez de la vida también disfruto mucho con mi querida Redención Salesiana de Jerez de la Frontera por su buen hacer y por conseguir cada día ser Hermandad con hache mayúscula. También de la sevillana Esperanza Macarena, de la Cofradía de la Sagrada Pasión de Cristo en Valladolid, así como de la Hermandad de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores de Villaluenga del Rosario o de la Vera+Cruz de Cádiz.

A estas alturas de la vida solo sé que soy cofrade desde antes de nacer y orgulloso de este privilegio.

Os deseo una buena Semana Santa. Nosotros nos volveremos a reencontrar el lunes 8 de abril en plena Pascua de Resurrección.

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 18 de marzo de 2024

* EL NIÑO DE LA CALLE COMEDIAS

 

Indefectiblemente en esa Isla de siempre que siempre tengo en la memoria y también en el corazón. 

Hoy os hablo del niño de la calle Comedias al cual seguro conocéis.

Yo además de conocerlo, lo quiero y admiro.

Va por ti.

Jesús Rodríguez Arias



EL NIÑO DE LA CALLE COMEDIAS

Cercano ya a los setenta abriles sabe que el guion de la vida no lo escribe uno, sino que eso es cosa de Dios. Esta no ha sido fácil pues desde chiquitito tuvo que bregar con estrecheces que hizo que tuviera que trabajar desde temprana edad. Su madre, su abuelo, su padre y después sus hermanos lo eran todo.

Como buen niño de la calle Comedias sabía lo que era vivir las entretelas de sus callejuelas donde todos en sí eran una gran familia, todos se conocían, todos estaban para todo. De siempre en La Isla de nuestra infancia existió una gran rivalidad con los niños del Carmen. Barrios limítrofes donde en sus respectivas fronteras alguna vez que otra había verdaderas batallas campales y más de un chino pelúo pasó ronzándole la testuz

Ingresó pronto en la Armada, allí desarrolló su vida entre un destino y otro, entre una ciudad y otra. Siempre fue de la confianza de sus superiores y querido por los que fueron sus subordinados. Eso se demuestra hoy en el cercano y respetuoso trato que le dispensan en la Marina.

Se echó novia joven y se casó con la mujer de su vida, junto a ella creó una familia y en la dorada existencia que hoy en día vive disfruta con sus nietos, nueras e incluso con un hijo del alma.

A él con mil batallas a las espaldas, algunas ganadas, otras perdidas, pienso que le falló el corazón de tanto usarlo y una dolencia coronaria hizo que tuviera que retirarse de uno de sus quereres en esta vida: La Armada Española. Pero que no se enfundara el noble uniforme no quería decir que se apartara de la vida porque en verdad fue todo lo contrario ya que se entregó aún más.

Echa un cable en todo cuanto le piden, es un indispensable colaborador de su parroquia, hombre de Fe, creyente, que sabe que la vida se entiende mejor cuando es el Señor quién guía sus pasos. Sabe, porque lo siente todos los días en su buen corazón, que no hay nada como dejarse llevar de la Mano de María Santísima por siempre Esperanza nuestra.

Su vocación de servicio hizo que en su día ingresara en política como militante activo ya que este querido amigo, buen hermano, es un liberal de los de la Constitución promulgada en Cádiz en 1812 y cuyas cortes se constituyeron en nuestra gloriosa Isla de León allá por el 24 de septiembre de 1810. Día este muy significativo para él por el carácter estrictamente personal que conlleva.

No hay que olvidar que estamos ya en la Semana de Pasión, en los días anteriores a vivir una nueva Semana Santa.

Cofrade de los de antes, de los de siempre, esos que han escrito con letras de oro lo que es la vida de las HH.CC de esta bendita tierra. Como Caridad que cada Martes Santo recorre parte de las calles de su niñez y sube Comedias que da nombre al barrió donde naciera. Y Esperanza Franciscana del Silencio que procesiona cada Jueves Santo por las calles de San Fernando cuando la noche se hace madrugada ofreciendo una señorial estampa de la Madre sufriente y dolorosa que presencia a los pies de la Cruz como su Hijo muere tras agónica Expiración.

Hombre querido, respetado y admirado por igual por ser como es, por sus ideas claras, por ser diáfano y decir las cosas a la cara y no a la espalda. Hombre de Honor en el que se puede confiar.

Hace unos meses que ha trasladado su residencia a la ilustre ciudad de Jerez de la Frontera, la cual los ha recibido con los brazos abiertos. Ya en el discurrir de estos ha encontrado algunos lugares donde se halla feliz como es la Hermandad de la Redención Salesiana o la Fundación Cultura Taurina que preside el buen amigo Rafael Valenzuela.

Un cañaílla errante que tiene a San Fernando en su corazón y pensamiento en todo momento.

En este Lunes de Pasión quería escribir de alguien que me tocara el corazón y eso he hecho.

Hoy estará entre La Isla y Jerez, la vida continúa…

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 11 de marzo de 2024

* NOCHE OSCURA

 

Pienso que todos alguna vez hemos pasado una interminable noche oscura del alma en la que deseas, como si la vida te fuera en el empeño, que aparezca cuanto antes un pequeño haz de luz que nos ayude a seguir hacia adelante.

De eso trata mi semanal tribuna de todos los  lunes en San Fernando Información.

Jesús Rodríguez Arias



NOCHE OSCURA

Cuando en ella te encuentres es muy difícil que atisbes a visualizar un diminuto haz de luz…

En esa clase de oscuridad a la que has podido llegar por algún desengaño, traición, debido a la enfermedad, carestía económica, situación de desempleo, quiebra en la Fe o las mil razones que cada uno en su fuero interno debe saber reconocer, se siente uno solo, desvalido, apagado, sin ganas de seguir hacia adelante, sin motivos suficientes incluso para seguir viviendo. Es la oscuridad más tenebrosa donde la Esperanza, que siempre ilumina, no está ni se le espera. Angustiosa la sensación de sentirte perdido y no saber siquiera que poder hacer.

Esa clase de oscuridad es la que incluso sintió Jesús, nuestro Buen Pastor, en los aciagos instantes que oró al Padre en el huerto de Getsemaní antes de verse prendido por los miembros del Sanedrín. Era tal el sufrimiento de Cristo que incluso sudó sangre en una verdadera premonición ante el martirio que iba a padecer. “Padre, si es posible, que pase de mí este Cáliz” aunque asumiendo su realidad oró diciéndole “hágase Tu Voluntad y no la mía”.

Oscuridad en Monte Calvario, cuando ya ha padecido los mayores escarnios, cuando ya se ve crucificado, a la hora de expirar grita “¿Dios mío por qué me has abandonado?”. Oscuridad en las horas que pasó muerto y sepultado antes de resucitar al tercer día. Jesús es nuestro haz de luz que debe guiar nuestros pasos en la vida y más cuando esta se encuentre en la más lúgubre oscuridad.

“Noche oscura del alma” es un poema místico de San Juan de la Cruz que se puede considerar como el punto de partida de su propia experiencia espiritual. Os recomiendo su lectura sosegada y más en el penitencial tiempo de Cuaresma. La noche oscura también se ve reflejada en “Las Moradas” de Santa Teresa de Jesús.

Pienso que todos, sin excepción, pasamos más de una etapa de “noche oscura” a lo largo de nuestra existencia vital. Noche de oscuridad que desgarra por dentro, que nos hace sentir débiles, inseguros, perdidos, abandonados… Esa sensación donde no atisbas a ver nada puede venir de la mano de la enfermedad, que nos hace seres necesitados e incluso desvalidos, por los problemas que circundan el día a día, e incluso en la dolorosa sensación de sentirte perdido pues no encuentras motivos para creer o seguir creyendo.

Mientras permaneces en la oscuridad el tiempo se detiene, aunque los días con sus horas vayan corriendo, porque la vida en si te obliga a parar. No entiendes nada, no hay explicación, argumento, palabra que te sirva. Noche oscura en la que sientes como se hiela el espíritu. Quieres seguir, necesitas imperiosamente que algún hueco se abra y deje entrar un minúsculo rayo de luz que de calor a tu alma. Estás perdido, bien que lo sabes, no encuentras el camino de vuelta a la vida, a lo que entendías como normalidad. Sientes el calor de los seres queridos, se lo agradeces, aunque en tu fuero interior seas como un témpano de hielo. Sufres, lloras, maldices, esperas a que algo ocurra, aunque ya no te queden apenas fuerzas.

Y en el momento que menos lo esperas, cuando ya te creías perdido en la ciénaga, se abre de par en par un gran ventanal que ilumina, y de qué manera, la oscuridad en la que estabas imbuido. Alcanzas a ver y entender que todo tenía su explicación, que tenía que ocurrir cuanto te ha pasado para que comprobaras con tus propios ojos lo que es una vida sin Dios.

Él, que es Amor, utiliza sus resortes para hacerse el encontradizo y bien que lo consigue. Algunas veces nuestro corazón está tan frío que cuesta más, por nuestra parte, el ansiado reencuentro, aunque en estos casos verás como va poniendo cosas en tu vida con las cuales se va haciendo tangible su Presencia.

Todos, sin excepción, hemos sufrido al menos una noche oscura del alma en la cuales hemos aprendido a sobrevivir, a ansiar que Jesús nos coja de la mano, nos lleve por camino recto y en verdes praderas nos haga descansar pues con Él ya nada tememos.

Jesús Rodríguez Arias

 

 

lunes, 4 de marzo de 2024

* ¿HERMANOS?

 

Pienso, y más en estas fechas tan concretas, es bueno dar un pequeño toque de atención ante esta injusta situación que por no saber solucionar las cosas a tiempo generan tantos malos entendidos y tanto dolor...

De esto hablo en mi semanal tribuna de todos los lunes en San Fernando Información.

Jesús Rodríguez Arias 


¿HERMANOS?

Es verdad que hermanos, cofradieramente hablando, son los miembros de una hermandad, los que pertenecen a la misma, pagan sus cuotas, tienen sus derechos y también obligaciones. Pero mi pregunta es la siguiente y de ahí el título de este artículo. ¿Son todos los hermanos iguales?

En el concepto estatutario sí pues todos los que integran la cofradía en cuestión ostentan ese título, todos a su vez son depositarios de los privilegios que les son inherentes, así como de las obligaciones para con su hermandad.

Aparte de lo jurídicamente hablando también se puede hablar de lo personal-sentimental pues en este tipo de eclesiales instituciones el factor de los sentimientos propiamente dichos es más importante que los conceptos legales o incluso normativos.

Lo ideal es que exista armonía entre las correspondientes juntas de gobiernos para con los hermanos. Eso sería lo normal e incluso deseable, aunque exista una parte importante de miembros de la cofradía que solo se les vea el pelo en cuaresma y el día señalado en las reglas o estatutos como el de la salida penitencial o estación de penitencia.

Lo malo es cuando un hermano, que puede haber sido incluso en su día miembro de junta, difiere con una o varias decisiones de esta y del hermano mayor que en su momento estuviera. Ese hermano/a se encuentra de la noche a la mañana totalmente solo pues ni los que están de acuerdo con él son capaces de exponer los postulados que siempre han defendido. Todos hacen un muro de contención, todos se convierten en una manada de gaviotas, parafraseando esa magnífica fábula en forma de novela escrita por Richard Bach llamada “Juan Salvador Gaviota”.

Y poco a poco, entre unos, otros e incluso él mismo, se va apartando de la vida diaria de la hermandad, dejando de pertenecer por motu proprio al órgano rector, asistiendo a los cultos y poco más a pesar de la frialdad que siente cuando llega a la que ha sido su parroquia de toda la vida y se encuentra con la siempre injusta distancia que ponen sus antiguos hermanos de junta e incluso algunos colaboradores que no quieren ver peligrar su “estatus” dentro de la corporación en cuestión.

Dicen que no hay mayor desprecio que no hacer afecto y eso es lo que ha pasado y seguirá sucediendo en todos los órdenes de la vida también en las instituciones propiamente dichas, aunque cuando se tratan de las eclesiales como son las hermandades y cofradías es más doloroso si cabe pues se está atentando contra los más sagrados sentimientos.

Muchos dejan de pertenecer a la nómina de la cofradía y otros permanecen esperando que alguna vez cambie su “suerte”, entre nueva gente en los órganos de gobierno y pueda vivir desde la normalidad su vocación cofrade en la hermandad de siempre como lo fue hasta aquél aciago día que se atrevió a diferir de una decisión o un comportamiento más o menos cuestionable con su coherencia personal.

Lo malo es que en el mundo cofrade pocos cambios significativos existen en cuanto a los órganos de dirección pues más o menos casi siempre están las mismas caras y familias ya sea dentro o fuera como destacados colaboradores.

Soy de los que piensan que en los pueblos las filias y las fobias se heredan. Pues también esto pasa en nuestras hermandades y cofradías ya que si eres unos de esos hermanos alejados lo serás de por vida. Es triste decirlo, pero también una auténtica realidad.

Que estas situaciones hayan ocurrido y que hoy sucedan es lamentable pues se trata de una institución de la Iglesia Católica, y sus miembros, los que ejercen labores de dirección dentro del apostolado cofrade en cada hermandad deben ser creyentes coherentes y consecuentes con la Buena Nueva que nos dejó Jesús, cuya imagen sagrada va arriba del paso o trono procesional, donde el Amor, la Misericordia y también Perdón forman parte del ADN de todo cristiano.

Es muy difícil ser hijo pródigo cuando el padre no demuestra ningún interés en ir al encuentro de este. Resulta muy complicado, sentimentalmente hablando, ser hermano de una cofradía cuando la misma te demuestra una gélida frialdad como mayor “aprecio”.

Jesús Rodríguez Arias