Comparto con vosotros mi artículo de hoy lunes en San Fernando Información.
Jesús Rodríguez Arias
ÉL
Hace todas las cosas y aunque nosotros creamos lo contrario siempre es para nuestro bien. Él está siempre junto a nosotros, incluso cuando lo abandonamos para recorrer otros caminos, para transitar por senderos desconocidos.
Es el Amigo que nunca falla, el que está solicito cada vez que lo buscamos, el que nos abraza cuando nuestra alma se siente sola, perdida y abandonada. Él es misericordia, caridad y Esperanza. Es amable y jovial que nos atrapa por entero, que perdona, redime, auxilia, y cura a quienes lo buscamos sin descanso para sentirnos sanados.
Es quién nos acompaña por las veredas del desprecio que nos condenan al ostracismo, que intentan anular nuestra voluntad, que quieren hacernos sentir leprosos sin serlo.
Lo encontraremos en los ojos de un niño, en la mirada llena de sabiduría de un anciano, en las lágrimas de una madre, en el testimonio de los jóvenes que luchan por no sucumbir a las ofertas de perdición con las que los quieren comprar los que manejan los hilos del mundo. En los ojos de quién espera en la fila de un comedor social o un albergue, en los que los atienden sin pedir nada a cambio, el que se halla vencido en la cama de un hospital o en el sillón de su casa, en los médicos, enfermeros y demás sanitarios que los cuidan, curan y están hasta el último momento. En los agricultores, ganaderos, pastores y marinos que contemplan su propio horizonte allá donde el sol se pierde en la montaña, donde la mar, siempre inabarcable, parece que termina.
A los que, teniendo el don de las Artes mediante la escritura, pintura, música, imagen, son conscientes que sin Él la inspiración no aparecería.
Sí, se puede encontrar en la mirada de policías, guardias civiles, militares, que están permanentemente sirviéndonos para garantizar algo tan natural como es la ley, orden, el sentirnos seguros.
A Él lo puedes encontrar en la madre embarazada que aun teniendo mil problemas decide tener a su hijo ofreciéndole por siempre su vida entera. En la mirada perdida del enfermo de cáncer luchando contra este mal en largas sesiones de quimioterapia, en los ojos apagados de aquél transeúnte que duerme en cualquier plaza, soportal o en las puertas de los bancos.
En los ojos de los parados que no encuentran trabajo, de esos que no llegan ni a mitad de mes y luchan lo indecible para salir adelante, en las de los trabajadores que hacen bien su labor, en la de aquellos que se dedican al ámbito de la política para servir a los demás y no a ellos mismos.
De los poderosos que manejan grandes cantidades de dinero y que ostentan sus cargos y responsabilidades desde el prisma de servir al prójimo y no para enriquecer la cartera mientras pierden el alma.
En la mirada bondadosa del Papa y obispos, de tantos sacerdotes que se dejan la piel por salvar almas, por aquellos laicos comprometidos con su Fe que sacan tiempo de donde no lo hay para servir a Dios y a la Iglesia en la manera y forma que esta quiere ser servida.
Lo puedes encontrar en ti, en mí, en tantos otros, si nuestra vida la ofrecemos cada día, con sus alegrías y pesares, para que Él haga según su voluntad.
Él ha sido capaz de vivir y morir por nosotros, por nuestra salvación, por señalarnos el camino que debe recorrer nuestra propia Fe.
Esta semana está dedicada a Él con actos varios en la ciudad de San Fernando terminando el domingo con la celebración de su solemnidad mientras una vez más irá al encuentro de aquellos que lo esperan en la calle o se han perdido por los vericuetos de la vida. Él es de todos y para todos, será por eso por lo que siempre se hace el encontradizo.
Él cuando lo escuchas y haces lo que dice su palabra anida en tu alma una clase de paz y tranquilidad que nada de este mundo te puede ofrecer ni garantizar.
A Él lo encontraremos en la solemnidad de grandes ciudades y en la humildad llena sencillez de los pueblos.
Porque Él tiene nombre y se llama Jesús.
Jesús Rodríguez Arias
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