• 
  

   

  

  

  AUTOR DE 'IGLESIA Y REVOLUCIÓN EN CUBA'

  Ignacio Uría: 'Es posible que el Papa se haya reunido con disidentes en la isla'

  30 MAR 2012 | SANTIAGO MATA

  En todo caso, “le han transmitido sus inquietudes”, afirma este experto. “La Iglesia tendrá más protagonismo en la transición cubana que en la española”. 

  ● Las cinco muestras de apoyo del Papa a los disidentes cubanos



• Doctor en Historia contemporánea de América, Ignacio Uría Rodríguez se dice “cubano nacido en Gijón” (en 1971). En 2011 publicó Iglesia y revolución en Cuba, (Encuentro). En su opinión, la Iglesia es la única institución social que queda en Cuba tras medio siglo de falta de libertad. Uría comprende que el Papa se haya reunido con Fidel Castro y no con la disidencia: “Ni siquiera los representantes de democracias como Brasil o España se han reunido con la disidencia. Que viera a Fidel se explica porque sigue siendo el verdadero referente político, y si manifiesta interés por ver al Papa tiene facilidad para encontrarse con él”.
  
  
  Según este experto, los disidentes “han podido transmitir al Papa sus preocupaciones y su visión de los derechos humanos en Cuba. La excusa que ha dado el portavoz vaticano, Lombardi, al decir que no hubo reunión por falta de tiempo, es inconsistente. Pero a medio plazo hay elementos que hacen aconsejable, aunque fuera con dolor de corazón por parte del Papa, que no se vieran”.
  
  
  
  
  Mirando al futuro
  
  
  La razón de fondo es facilitar la transición desde un régimen que “no tiene recambio”, en opinión de Uría, para quien “la primera conclusión tras el viaje es que la Iglesia aumentará su presencia pública y su papel mediador en una hipotética transición; algo en lo que coinciden opositores como Guillermo Fariñas, Oswaldo Payá y Dagoberto Valdés. Su protagonismo será mayor que en la transición española”.
  
  
  
  
  “La dictadura –asegura Uría– necesita a la Iglesia mucho más que la Iglesia a la dictadura. Lo primero lo demuestra el empeño de Fidel por ver al Papa y fotografiarse con él; y lo segundo que uno de los mensajes más claros de Benedicto XVI ha sido que, para avanzar, Cuba no puede seguir atascada en el marxismo, que es una doctrina política superada e ineficaz. En la transición al mañana los cubanos van a contar siempre con la ayuda de la Iglesia católica, que es el único espacio de libertad –pequeño– que ahora está abierto en la isla”.
  
  
  
  
  Uría resume la actitud del régimen ante la visita papal en “control absoluto de la población y nerviosismo, manifiesta en especial con la orden de que todo el mundo asistiera a las misas del Pontífice y con que se acallara la voz de los opositores, que fueron detenidos por intentar asistir a la Eucaristía, con el agravante de que habían sido expresamente invitados por los obispos y estaban en las listas”.
  
  
  
  
  En definitiva, para Uría, “los disidentes estaban ausentes, pero han tenido protagonismo a pesar de esa ausencia pública. El que no tengamos noticia de ello no quiere decir que el encuentro del Papa con la disidencia no se haya producido. Benedicto XVI en todo caso ha hecho la política de la caridad, al pedir justicia, diálogo y libertades fundamentales para todos”