El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha repartido a los directores médicos y directores de salud de los hospitales y distritos de Atención Primaria un informe favorable a la distribución sin receta de la Píldora del Día Después (PDD), elaborado por la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE), filial de la mayor organización abortista del mundo, la norteamericana International Planned Parenthood Federation (IPPF).
El informe de 37 páginas, firmado por Isabel Serrano Fuster, presidenta de la FPFE, es categórico desde su portada, en la que afirma: “La anticoncepción de urgencia evita interrupciones voluntarias del embarazo. Es nuestra responsabilidad tomar decisiones conformes a nuestros principios éticos”. De esta forma, se trata supuestamente de contrarrestar el efecto que puedan tener los informes que la ministra de Sanidad, Ana Mato, ha pedido acerca de la conveniencia o no de mantener la venta sin receta de la PDD, instaurada en septiembre de 2009 por la entonces ministra Trinidad Jiménez. A pesar de que esta llamada “anticoncepción de urgencia” tiene mayor carga hormonal que cualquier anticonceptivo, los “ordinarios” se venden generalmente con receta y la PDD sin ella.
Sin datos científicos
Lo que se da por sentado desde el comienzo del informe –la inocuidad de la PDD– se reafirma en las conclusiones, sin aportar datos científicos. Serrano Fuster afirma que, tras 11 años de venta autorizada y dos y medio de venta sin receta, en las píldoras hormonales con Levonorgestrel, que según estima se han usado en cinco millones de casos, “sólo se ha documentado un reducido número de efectos adversos similares a los de cualquier práctica clínica, dándose el caso de que ninguno de ellos se produjo en adolescentes”.
En las informaciones al público sobre Levonorgestrel, por ejemplo las de Medicinenet.com, se especifican claramente sus posibles efectos secundarios: náuseas, vómitos, dolor de estómago, desmayos, sensibilidad en las mamas, cansancio y debilidad, dolor de cabeza, cambios menstruales y diarrea. Además, esas mismas informaciones aclaran que su efecto es evitar la ovulación, o la fertilización del óvulo ya desprendido, o la implantación del embrión en la pared del útero; es decir, que si hay previa fecundación, es abortivo.
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