Este mes de noviembre te hace pensar en la muerte, asumes que el día menos pensado llegará el día en el que me muera.
Jesús Rodríguez Arias
EL DÍA QUE ME MUERA
Sólo espero que nadie por mí sienta ira, que nadie sienta pena…
El día que me muera tan solo seré un recuerdo que se irá disipando según pase el tiempo. Solo me llevaré una invisible mochila que contenga el Amor que he dado y también el que haya podido recibir. Desnudo nací y de tal guisa partiré hacia ese camino infinito que me llevará a las puertas del cielo. Será Dios, si así lo merezco, quien me haga entrar en el paraíso o seguiré penando eternamente hasta conseguir purgar mi alma de tantos desafueros.
El día que me muera no quiero tristeza, lágrimas ni flores, solo os pido vuestras oraciones y que una vez depositado en el camposanto que sea, preferiblemente en uno de esos que hay perdidos y con una cruz sin nombre, se vayan los que siempre he querido, los que han estado a mi vera en los momentos de alegría y también de tristezas a celebrarlo por todo lo alto con una comida buena, brindando por mi alma que ya se ha liberado del sufrido cuerpo y recorre errante la distancia de lugar que el Padre ha preparado como morada eterna.
Aquí quedará el testimonio de una vida cuyo recuerdo también morirá con el tiempo, lo que tras muchos años he escrito, los libros que he firmado en alguna biblioteca, alguna vieja foto que un día fue de color pero que la muerte ha teñido de sepia. La vida es muy bonita si se sabe vivir de forma plena, intentando no pisar a nadie, no abusando de la confianza de los amigos, así como de cualquiera, el daño que esto produce siempre queda. La valentía, el honor, así como la coherencia que tan importantes fueron en el reino de los vivos también se diluirán el día en el que me muera.
El ciclo de la vida comienza en la concepción que da luz al nacimiento, después creces, te desarrollas, maduras, envejeces y al final mueres. La muerte es consustancial a la vida y por eso pienso que no hay que temerla. Decía un querido amigo y hermano del alma mientras charlábamos en días pasados que “la vida con FE es mucho más fácil”. Es verdad porque cuando vienen mal dadas si te falta este asidero es mucho más complicado salir hacia adelante porque todo se vuelve gris, porque, aunque se busque no se encuentra ninguna rendija que nos lleve a la Esperanza.
El camino de Fe no es fácil pues a lo largo del trayecto te encuentras con empinados repechos llenos de baches, afloran las lógicas dudas, y de pronto te sientes tan solo, abandonado y perdido. Pero no hay que llegar a hundirse porque a los que así se encuentran, pienso que todos en un momento oportuno hemos recorrido de tal guisa trozos de nuestro propio camino existencial, saldrá a nuestro encuentro Jesús, que es manso y humilde de corazón, mientras nos abre los brazos de par en par y nos conmina a ir hacia Él todos los que estamos cansados y agobiados de este terrenal mundo.
El pasado pasó y ahora nos invitan a vivir el presente que el futuro ya llegará. Vive y sé feliz. Piensa en ti mismo no en los demás, tú eres el centro de todo, el prójimo no entra en este concepto. Cada día veo más claro que lo que quieren imponer en este nuestro mundo es el “yoísmo” que hace referencia a las personas que, de alguna manera, se creen el centro del universo y piensan que sus propias opiniones o intereses son más importantes que los de los demás.
Vivir solamente el aquí y ahora nos limita mucho. No olvidemos que somos habitantes de este mundo y ciudadanos del cielo. Pensar de otro modo es sesgar cualquier resquicio a la Esperanza.
Además, el presente siempre sabe a despedida…
Por eso el día que yo me muera no quiero tristeza, lágrimas ni flores, solo yacer en un viejo y olvidado cementerio con una cruz sin nombre. Que nadie por mí sienta ira, tampoco pena. Vuestras oraciones serán las que ayuden a mi errante y cañaílla alma a encontrar por fin descanso y también consuelo.
Jesús Rodríguez Arias