lunes, 27 de marzo de 2023

* VOLVER

 

El día después del Domingo de Pasión es el que he escogido para escribir este artículo tan intimista, tan lleno de sentimientos por La Isla por parte de un cañaílla errante.

Quedan muy pocos días para una nueva Semana Santa pero no os olvidéis de vivir las bondades de cada día...

Jesús Rodríguez Arias

VOLVER



Con la frente marchita/ las nieves del tiempo platearon mi sien/ Sentir/ que es un soplo la vida/ Que veinte años no es nada/ que febril la mirada, Errante en las sombras, te busca y te nombra/ Vivir/ con el alma aferrada/ a un dulce recuerdo que lloro otra vez.

Decía el tango que compusiera Carlos Gardel y el poeta Alfredo Le Pera y que tanto gusta a los que erramos por el mundo y fijamos residencia allá donde se pierden los sueños y se encuentra nuestros horizontes.

Volver a La Isla es unir sentimientos y recuerdos de personas, lugares, momentos vividos y hasta soñados en esa lejanía física en la que muchos nos encontramos.

Como cañaílla y callejolero que soy prefiero embriagarme con el perfume que destila el lugar de donde soy originario y hacerlo poquito a poco, gota a gota, pues es perfume caro, de los de tarro pequeño, que cuando se abre el aroma a sapina, sal, y naranjos en flor lo inunda todo. Olor a barrio sencillo, humilde y marinero como las callejuelas, olor a gran ciudad aun sin perder la esencia de las bondades de un pueblo, olor a historias que hizo grande la historia de España.

Aroma de los roscos de la Pastelería la Victoria o los dulces de La Mallorquina. Aroma a salinas y marineros con barquitas en la mar como Gallineras y La Casería. Aroma a colonia bien arreglado mientras se pasea por la calle Real, Rosario, Colón, San Rafael o Ancha. Sí, La Isla es en sí un caro y precioso perfume para los que la vivimos en la distancia.

Desde que me fuera a final de febrero del fatídico año dos mil veinte no he vuelto a pasear por sus calles y plazas, ni visitado sus Iglesias, ni echado una charla, será por eso por lo que atiendo a la llamada de queridos amigos que me ofrecen una excusa para volver a la que es mi casa. La de mi niñez y juventud, de la que salí para casarme, vivir en Jerez e instalarme en La Atalaya de Villaluenga del Rosario donde desde hace trece años es hogar y morada, la que no olvido ni olvidaré por muy lejos que me encontrara porque la distancia no es tal porque llevo a La Isla en mi callejolera alma, así ha sido y será mientras me quede un hálito de vida y Esperanza.

El martes volví a San Fernando gracias a la invitación de mi querido amigo Santiago Muñoz Romero para participar en su programa “La Isla de par en par” que se emite tanto en Radio La Isla como en 7 TV San Fernando que son medios del Grupo de Publicaciones del Sur. La excusa: Hablar de mi libro “Corazón Verde” del que algún escribiré porque ahora no procede. Y allí en el Polígono de Fadricas, mientras nos dimos un fuerte y profundo abrazo, el tiempo se detuvo como si estos años no hubieran pasado.

En esa media hora que duró la entrevista a modo de buena tertulia se tocó el motivo principal como es la publicación de Corazón Verde, así como de otras cosas pues eso es lo que pasa cuando amigos de tantos años se juntan al calor de una buena conversación.

En Semana Santa seguro que me escapo algún día para degustar y disfrutar de señalados momentos llenos de vivencias y recuerdos que es lo que nos va quedando a los que inexorablemente vamos cumpliendo años. No quiero pensarlo, pero sé que el Lunes Santo los latidos del corazón latirán más fuerte cuando vea pasar el cuidado y majestuoso cortejo procesional de mi Hermandad de Afligidos.

Sé que San Fernando ha cambiado su fisonomía en los últimos años. Algunos no son de mí agrado, aunque para gustos colores pues soy consciente que para bien o para mal La Isla de mi niñez, juventud y primer tramo de madurez ya solo existe en mis recuerdos.

He vuelto y volveré a La Isla siempre que haya una circunstancia especial pues como a los buenos perfumes hay que disfrutarla gota a gota.

Volver aun teniendo la frente marchita y las nieves del tiempo hayan plateado mi sien.

Jesús Rodríguez Arias

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