lunes, 5 de octubre de 2020

*HÉROES ANÓNIMOS

 



¿Para ti quiénes son héroes? ¿Los que salen en los comics, los que salen en las portadas de los periódicos o quienes realizan actos heroicos que sirven de referencia para los demás?

Hay superhéroes, héroes y también héroes anónimos y precisamente de estos últimos va mi semanal tribuna de todos los lunes.

Jesús Rodríguez Arias





HÉROES ANÓNIMOS

Haberlos haylos y son más de los que nos podemos imaginar. No voy a hablar de los eternos superhéroes con los que crecimos, no voy a hablar de esos héroes reconocidos con nombres y apellidos, nos voy a hablar de gestas que cambiaron la historia de la humanidad.

Los héroes que hoy protagonizan mi semanal tribuna de todos los lunes tienen nombres y apellidos, son personas que sienten y que viven en nuestra cotidianidad. ¿Y por qué héroes? Porque asumen y encaran la vida no desde la resignación sino desde la Esperanza.

Estos héroes anónimos nos los encontramos todos los días en la calle pues son personas normales aunque ellos no se consideren héroes porque lo que hacen o lo que sufren lo ven desde esa normalidad en la que se ha convertido su vida.

Algunos por sus profesiones, y más en tiempos de pandemia, se han convertido en héroes para nuestra sociedad: Sanitarios, miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Fuerzas Armadas, quienes trabajan en Farmacias, profesores, maestros, empleados públicos, trabajadores de supermercados o tiendas, funerarios, sacerdotes… Sí, esos héroes anónimos que en tiempos del confinamiento todos los días les dábamos las gracias a las ocho de cada tarde.

Por supuesto las víctimas del Covid, sobre todo los que han fallecido en la más triste soledad, también entran dentro del apartado de héroes pero estos para la fría estadística no tienen nombres ni apellidos.

Pero también son héroes anónimos esos que sufren los terribles estertores de una enfermedad como el cáncer, parkinson, alzhéimer, depresión, crohn, colon irritable, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, artritis, epilepsia, diabetes, esclerosis múltiple, lupus, esquizofrenia, síndrome de rett, Epoc, ELA y todas aquellas enfermedades que no se ven hasta que dan la cara.

Héroes anónimos los que padecen la enfermedad y superhéroes sus cuidadores que suelen miembros de sus familias. Como enfermo, sin ningún tipo de heroicidad por mi parte, puedo decir que el sabor más amargo de una enfermedad crónica se lo lleva la pareja, los padres, hijos y demás íntimos allegados que ven con impotencia como ese ser querido deja de ser él para convertirse en otra persona muy distinta a esa que conocieron cuando estaban sanos.

Los enfermos de cualquiera de estas enfermedades o de otras que existen y que no he podido nombrar porque me faltaría espacio son verdaderos héroes anónimos pues soportan en sus cuerpos de carne y hueso el dolor, la falta de fuerzas, el miedo ante ese umbral desconocido que se abre ante sus miradas. Algunos la asumen con rabia otros con desesperanza y todos con miedo pues quién diga lo contrario miente. Algunos depositan esa rabia en aquellos que no tienen culpa de nada y otros, la mayoría, la asumen no con frustrada resignación sino con esa clase de valor que nace de dentro para fuera para plantarle cara a los síntomas de su patología. En estos casos es muy importante la Fe porque en ella encontramos ese asidero llamado Esperanza.

Es muy duro verte consumido y lleno de dolores cuando te diagnostican un cáncer, es muy duro también su tratamiento, es muy duro ver como ese ser querido no se acuerda ni de sí mismo por culpa del alzhéimer, es muy duro enfrentarse al dolor continuo cada día limitando tu vida a causa de la fibromialgia, es muy duro ver como esa persona tan llena de alegría está sumida en el negro pozo de la depresión, es muy duro el comprobar como aquél que se comía el mundo necesita de oxígeno para respirar y es muy duro saber como ese querido amigo tan lleno de fuerzas y vitalidad ahora está sentado en una silla de ruedas, perdiendo fuerzas por cada día que pasa y asumiendo su día a día con la inquebrantable ilusión de que encuentren algún tratamiento eficaz contra la ELA…

Son verdaderos héroes anónimos que padecen la enfermedad viniéndose abajo y levantándose después, son esa clase de personas llenas de esa clase de paciencia y Esperanza que da la misma enfermedad y que ofrecen a diario verdaderos testimonios de como vivir la vida que les ha tocado.

Los verdaderos héroes no están en los comics ni en las portadas de los periódicos sino en la intimidad de sus casas…

Jesús Rodríguez Arias

 

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