viernes, 24 de mayo de 2019

EVANGELIO DEL DÍA Y MEDITACIÓN

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Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15,22-31

En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo.
Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»
Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la Iglesia y entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, se alegraron mucho.

Salmo

Sal 56, 8-9. 10-12 R. Te daré gracias ante los pueblos, Señor.

Mi corazón está firme,
Dios mío, mi corazón está firme.
Voy a cantar v a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora. R

Te daré gracias ante los pueblos,
Señor; tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad,
que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad,
que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

Reflexión del Evangelio de hoy

Al servicio de la Iglesia y de los hermanos

Estamos de pleno en el tiempo Pascual. La lectura de los hechos de los apóstoles nos enseña cómo fue la vida de las comunidades cristianas nacientes. En este pasaje vemos cómo se les encarga a Judas y a Silas llevar un mensaje a Antioquía, se les encomienda un servicio.
Este pasaje nos lleva a reflexionar sobre cómo deben ser los servicios en la Iglesia, cuál ha de ser nuestra actitud ante ellos.
Primero, lo vemos muy claro, saber que este servicio tiene que ir precedido por la acción del Espíritu Santo. Solo con nuestras fuerzas, nuestro entendimiento y nuestra inteligencia no es suficiente. El Espíritu Santo es el que tiene que obrar en nosotros el don que en cada momento necesitamos para actuar. ¿Nos ponemos en manos del Espíritu Santo cada vez que tenemos que servir a la comunidad, catequesis, charlas, homilías…?
En este pasaje también se nos dice que eligieron a dos hermanos de la comunidad. Serían elegidos porque tendrían unas características concretas… Cuando nos piden y somos elegidos para algún servicio… ¿estamos disponibles? Aunque no nos sintamos capaces ¿nos ponemos en manos de Dios y confiamos en que Él nos ha elegido?
Hoy la Iglesia nos invita con este pasaje a orar por los servidores del Reino: el Papa, los obispos, los sacerdotes, los catequistas… Pongamos nuestra vida al servicio de la Iglesia, y en manos del Espíritu Santo, y digamos como el salmista: “mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme”.

Amaos los unos a los otros

“Este es mi mandamiento: que os améis, los unos a los otros, como yo os he amado”. La Pascua podríamos definirla como el tiempo del amor.
Después de celebrar el triduo pascual donde hemos contemplado el verdadero amor sin medida, sin egoísmos, puro y transparente, hoy se proclama este evangelio, y Jesús nos invita a amar, pero no de cualquier forma, amar como Él nos amó. Y nos dice que el verdadero amor es el que da la vida por sus amigos.
Él nos llama amigos, no siervos, y nos dice que somos sus elegidos y destinados por Él para dar fruto. ¡Casi nada! “Elegidos para dar fruto, ser amigos y hacer lo que Él nos dice”.
De nuevo la elección, el servicio. Elegidos por Él, al servicio de la Iglesia, dando fruto por medio del amor. Pero concluye el evangelio asegurándonos que Él mismo es intermediario ante Dios Padre, que Él mismo es garante nuestro ante el Padre, y que, por tanto, nos ayudará en nuestro camino de amor a los demás.
Con todos estos recursos es muy difícil fallar, pero hace falta que cumplamos su voluntad: “amarnos unos a otros”.
¿Amamos o nos amamos? ¿Cómo me pide Dios en este momento de mi historia que sirva a los demás amándoles?
Propongámonos para hoy celebrar en nuestras comunidades, familias… el amor, con un gesto que recuerde que éste sólo puede proceder de Dios, y que a Él debemos pedirlo.
 Dña. Rosa María García O.P. y D. José Llópez O.P.
Dña. Rosa María García O.P. y D. José Llópez O.P.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.



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