Hay un camino sencillo para ser grande ante Dios. Sus resultados son maravillosos e inimaginables: "Haz importantes a los demás". Escúchalos, comparte sus ideas, sus propuestas, con tal atención e interés, como si fuera el último pensamiento que escucharás en tu vida, como si no hubiera otra persona en el mundo.
Eres importante en la medida en que haces esto con los demás.
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