El Papa Francisco presidirá en la Basílica de San Pedro una hora de adoración ante el Santísimo para pedir por la Iglesia y por los que más sufren. Católicos de todo el mundo se han sumado a la iniciativa y adorarán al Señor de forma simultánea. El arzobispo Rino Fisichella ha calificado el evento de histórico y clave para el Año de la fe
Noticia digital (31-V-2013)
El próximo domingo 2 de junio católicos de todo el mundo realizarán una hora de adoración eucarística en unión con el Papa, que estará adorando al Santísimo en la Basílica de San Pedro. El acto tendrá lugar de 17:00 a 18:00, bajo el lema Un solo señor, una sola fe.
Este evento, «clave en el Año de la fe», según lo califica el Vaticano, «tendrá lugar por primera vez en la historia de la Iglesia», por lo que lo «podemos calificar de histórico», explicó, durante la presentación en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.
«Las catedrales del mundo se sincronizarán con la hora de Roma y estarán, durante una hora, en comunión con el Papa en la adoración eucarística. La adhesión a esta iniciativa ha sido masiva y ha ido más allá de las catedrales, involucrando a las conferencias episcopales, parroquias, congregaciones religiosas, sobre todo los monasterios de clausura y las asociaciones», aseguró Fisichella. Diócesis de todo el mundo, desde las Islas Cook a Reikiavik, pasando por Chile, Burkina Faso, Taiwan, Iraq, Bangladesh, Estados Unidos o Filipinas, se unirán en adoración y rezarán por las dos peticiones propuestas por el Papa Francisco:
1) Por la Iglesia, extendida en todo el mundo y hoy, en señal de unidad recogida en la adoración de la Santísima Eucaristía. Que el Señor la haga cada vez más obediente a la escucha de su Palabra para presentarse ante el mundo siempre más hermosa, sin mancha, ni arruga, sino santa e inmaculada. Que a través de su fiel anuncio, la Palabra que salva resuene aún como portadora de misericordia y haga que el amor se redoble para dar un sentido pleno al dolor y al sufrimiento, devolviendo alegría y serenidad.
2) Por aquellos que en los diversos lugares del mundo viven el sufrimiento de nuevas esclavitudes y son víctimas de la guerra, de la trata de personas, del narcotráfico y del trabajo esclavo; por los niños y las mujeres que padecen todas las formas de la violencia.¡Que su grito silencioso de ayuda encuentre a la Iglesia vigilante para que, teniendo la mirada puesta en Cristo crucificado, no se olvide de tantos hermanos y hermanas dejados a merced de la violencia! Por todos aquellos que, además, se encuentran en la precariedad económica, sobre todo los desempleados, los ancianos, los inmigrantes, los que carecen de hogar, los presos y cuantos experimentan la marginación. ¡Que la oración de la Iglesia y su cercanía activa les dé consuelo y ayuda en la esperanza y fuerza y audacia en la defensa de la dignidad de la persona!
José Calderero
@jcalderero
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